Toda imagen en una exposición es una renuencia permanente. Si se le valora desde lo que resume, la imagen será siempre una aceptación de repulsiones que no aparecerán en el cuadro. Toda composición sería, por lo tanto, renuente a esclarecer la continuidad de los planos, siempre que estos, por sí mismos, hayan sido desgastes de otros planos, residuos de acontecimientos poco vívidos o poco muertos. O poco desagradables.
Renuencia, la expo de Carlos Torres Cairo, es un culto a esas escenas fatigadas que aparecerían como parte de otras escenas más estridentes. Ejemplo: una tapa de alcantarillado bien pudiera ser una extensión olvidable dentro de un “terreno” de fútbol donde varios niños se divierten. A Carlos puede que le interese lo prescindible, lo excedente, lo marginado. Carlos acaba contando su ciudad desde reverencias a los “no-lugares”.
Marc Augé los define como sitios transitorios, sin trascendencia. Sus repercusiones, básicamente, se reducen al desfile de los sujetos por esos espacios: una avenida, el banco de un parque, la tapa de alcantarillado. No reconfiguran la intimidad de ningún individuo, pero sí llegarían a funcionar como repositorios.
Esta percepción de “no-lugar” como tinglado implica que algunos de ellos puedan actuar para satisfacer ciertas anécdotas o para influir en algunas interpretaciones abreviadas. Como si fueran conceptualizables mediante metonimias: el muro del malecón sería, quizás, “la tranquilidad”, “el esparcimiento”; el hombre mirando al frente, “la espera” o “la resignación”…
Cairo confiere a su Habana ese halo de circunstancialidades que poseen los segmentos despreciados, esa negación de la ciudad como acumulación de imágenes eminentemente lucrativas (mulata, almendrón, tabaco, etc). Ahí, precisamente, deben estar las renuencias de todo artista: en esa apología deliberada sobre las semánticas de los “no-lugares”.
P.D: La expo estará abierta al público de lunes a sábados, hasta el 10 de diciembre, de 10:00 am a 6:00 pm. La dirección: Calle 24, #257, e/ 17 y 19, Plaza de la Revolución. Quienes asistan podrán disfrutar de 16 fotografías (todas aparecen en el libro La Habana nuestra de cada día, de Leonardo Padura y Carlos T. Cairo, publicado por Aurelia Ediciones) y 3 instalaciones.
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