Raúl Perojo: “Muchas faltas de respeto, más la desmotivación, influyeron en mi retiro”

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Raúl Perojo ahora es entrenador en el club Team Touche Fencing de San Diego, California. Foto cortesía del entrevistado.

¿Se han preguntado cuántos grandes atletas no pudieron ni una vez participar en Juegos Olímpicos? Aunque la cifra exacta no existe, les aseguro que el listado no es tan corto. En Cuba, por ejemplo, de ese tipo, hay no pocas historias para contar. Raúl Perojo Valdés fue uno de los desdichados, pese a que permaneció durante siete años en la élite de la esgrima cubana y que hoy se le recuerde como uno de los mejores floretistas de nuestro país.

En 1996, ya en la selección nacional absoluta, y con 22 años, se conformó con observar desde su tierra natal la cita bajo los cinco aros de Atlanta. Era imposible su asistencia, así mismo lo reconoce ante Cubalite, pues en aquel momento Elvis Gregory, Oscar García y Rolando Tucker estaban en su esplendor y a él le faltaba mucho camino por recorrer.

Cuatro años después parecía que la edición en Sidney, Australia, estaba al alcance de su mano. Ya era un atleta con una madurez deportiva probada y en su corta estancia en la selección había intervenido en varias Copas del Mundo (plata en París 1998), logró medallas en los fortísimos Villa de la Habana y en las Universiadas Mundiales (Italia 1997, plata; España 1999, oro, ambas por equipo) e igualmente se tituló en el torneo colectivo de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999.

Después de regresar de una competición en Las Tunas comenzó a sentirse mal debido a una hepatitis. No pudo acudir a la primera gira internacional, pero estaba previsto que sí fuera a la segunda. Se hallaba entre los 20 primeros del mundo. Sin embargo, ni a la segunda gira ni a la ciudad australiana asistió: no logró recuperarse completamente y así se hizo añicos lo que parecía un hecho.

En 2004, el habanero tenía 30 abriles y, a todas luces, Atenas era su última oportunidad de competir en los Juegos Olímpicos. Ya no estaban Gregory, Tucker y Oscarito y él era la cabeza del equipo cubano de florete. Un año antes le propusieron buscar la clasificación olímpica individual (era el número uno del continente), pero dijo que con el equipo o nada. Meses más tarde llegó su última chance: el Preolímpico de México, donde, si ganaba, garantizaba su cupo a la capital griega, pero decidieron no llevarlo.

No tener en su expediente una participación olímpica fue su mayor dolor mientras integró la selección cubana de florete, pero al referirse a Sidney 2000 habla en exceso, la voz se le tuerce y el dolor aumenta, porque hace dos décadas guardaba en su bolsillo la clasificación para el evento en suelo australiano. Ahora ese sufrimiento ha disminuido un poco, pues está centrado en clasificar por primera vez a una alumna suya a la magna cita multideportiva.

Desde hace más de un año vive en San Diego, California (antes residió en España, México y por último en Miami), y allí trabaja en la universidad de esa ciudad y en el club Team Touche Fencing, donde entrena a Nicole Pustilnik, de 16 años, quien se encuentra bastante cerca de asistir a los venideros Juegos Olímpicos de Tokio en representación de Israel. Ella es la número uno del ranking cadete y juvenil en Estados Unidos y la tercera de ese país en todas las categorías.

Sus funciones como entrenador le han permitido coincidir en Estados Unidos con dos de sus grandes amigos del elenco cubano: Gregory (Ohio) y Tucker (Washington), igualmente preparadores en esas urbes. Varias veces se encuentran en el año como parte de competiciones del circuito universitario y de otros niveles.

Raúl nació el 27 de mayo de 1974 en la barriada sanmiguelina de La Corea y dice que haberse criado en uno de los barrios más “calientes” de la capital le permitió llevar a la esgrima un poco de esa guapería y coraje con que creció. También reconoce que el deporte lo sacó de los malos caminos que existían como opciones.

Después de participar en el Campeonato Mundial juvenil de México 1994, que supuso su estreno fuera de Cuba, llegó al equipo nacional absoluto como sustituto de Guillermo Betancourt y siendo la única promoción de su generación. En aquella ocasión era la novena figura de la preselección de florete, por detrás de Elvis, Oscarito, Tucker, Ignacio González, Eddy Patterson y otros.

Con cuatro años en el equipo nacional de mayores, en 1998 tuviste actuaciones muy notables que ponen a esa temporada, quizás, como la mejor en tu carrera desde el plano individual.

“Ese año tuvimos una excelente preparación en Cuba y ya yo tenía toda la experiencia de las giras de 1997. Entré con el pie derecho en el Villa de la Habana, con medalla de bronce individual y oro por equipos y esos resultados me consolidaron en el equipo para los torneos internacionales. Un tiempo después quedé subtitular en la Copa del Mundo de París y perdí el oro 14-15 y en el camino hacia la final derroté al campeón mundial y subtitular olímpico en ese entonces.

“También terminé quinto y séptimo en las Copas Mundiales de La Coruña y Portugal, respectivamente. En el Mundial de Suiza me incluí entre los ocho primeros, gracias a mi victoria frente al titular olímpico coreano Kin Jon Jo, y en el torneo colectivo quedamos cuartos. Me dieron la confianza de ser uno de los dos floretistas cubanos en el concurso individual de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo, donde terminé tercero y Elvis cumplió pronósticos con su corona. En el por equipos repetimos el primer lugar y al final de la temporada estaba entre los ocho primeros del ranking mundial. Me sentía en las nubes, mi hermano”.

El Mundial de Francia 2001 tuvo la bondad de ofrecerte tu primera medalla a este nivel y un empuje motivacional después de perderte Sidney 2000.

Prácticamente no competí en el 2000, por lo que debí redoblar mis esfuerzos en la preparación al año siguiente y me dio resultados, pues conquisté dos títulos en el Villa de La Habana. Participé en las diferentes paradas de la gira internacional y en el Mundial de Francia ya era el segundo en el equipo.

“Íbamos ganando 35-29 ante Polonia, yo vine y le entregué a Elvis la pizarra más pegada. Ganando 41-40, perdimos 42-41 por el pase a la discusión del oro. Después de ese revés el equipo se vino abajo, pero salimos con todo por el bronce ante Alemania y los derrotamos cómodamente”.

Luego de esa medalla, el florete masculino cubano paulatinamente fue cediendo terreno, por diferentes cuestiones, y en el resto de ese ciclo olímpico aspirar a una presea mundial era casi una utopía.

Después de obtener esa medalla, y teniendo en cuenta las actuaciones de cada uno de nosotros en la gira realizada por Europa, llegamos a Cuba confiados en que el apoyo de las autoridades pertinentes sería como en los mejores tiempos. Sin embargo, fue peor y la desmotivación nos tocó a todos.

“Tucker se había retirado después de Sidney, Oscarito lo hizo en 2002, si mal no recuerdo, y si bien a Elvis le quedaban algunos años más en la selección, muchos conocen que se quedó (junto a Iván Trevejo) en Portugal, durante el Mundial de 2002. Igualmente, las giras internacionales comenzaron a disminuir bastante, pero la pérdida de nuestro líder Gregory en Lisboa fue un cubo de agua helada en nuestras aspiraciones en ese ciclo olímpico.

“A los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003 acudió un equipo renovado. Individualmente me ubiqué tercero y en el por equipo fuimos plata. Mis compañeros jóvenes lucieron muy bien en ese match final contra Estados Unidos, teníamos casi el oro en el cuello, pero mi rival me marcó una y otra vez y perdimos”.

El factor motivación pesó mucho en tu retiro en 2004, con 29 años.

Es verdad, mi motivación estaba por el suelo y otro ciclo olímpico para mí era demasiado. También veía muchas faltas de respeto; había ocurrido lo de no enviarme al Preolímpico de México, y yo siempre he sido alguien con luz larga y se me presentó una oportunidad de ir hacia Palma de Mallorca en 2004, gracias a unas amistades, y solicité mi liberación. Me costó mucho lograr esa liberación, pero al final me entendieron.

“Desde que llegué a Palma de Mallorca, en España, comenzó una larga travesía por ese país, luego por México y por último en Estados Unidos, la mayor parte del tiempo vinculado a este deporte que tanto amo, como entrenador”.

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3 Comentarios

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  1. Excelente entrevista a un excelente atleta y un excelente entrenador, he sido testigo de sus logros tanto como atleta, como entrenador , enhorabuena pere

  2. Sin ninguna duda, uno de los grandes deportistas que ha dado Cuba. Muchos éxitos como entrenador.

D.L.R.

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