El 12 de diciembre de 2018, nuestra revista publicó un perfil dedicado a Alfredo Rodríguez, cantante y presentador cubano que alcanzó un enorme éxito décadas atrás, sobre todo entre aquellos que peinaban canas por entonces.
Más de seis años después de aquel texto, que suscitó incluso una respuesta por parte del artista a su redactor, Alfredito, como le conocen cariñosamente todos, ha continuado desarrollando su carrera en suelo estadounidense.
Según refleja su perfil oficial en Facebook, el 15 de marzo último, Rodríguez animó la noche del restaurante Polynesio Lake de Miami, en un show para el cual se agotaron todas las entradas. Un mes antes, también había cantado en Desafinado’s durante la velada del 14 de febrero.
Actualmente alterna sus presentaciones en diferentes espacios con su trabajo como locutor de la emisora de habla hispana WRHC Cadena Azul.
El intérprete vive de forma permanente en territorio norteño desde 2014, luego de pasar varios años establecido en México. La principal causa de este cambio fue la búsqueda de cercanía geográfica con sus dos hijos: Alfredo Jr. y Daniel.
Es su primogénito, Alfredo Jr., quien más ha seguido, e incluso superado, sus pasos artísticos. Este joven pianista nacido en 1985, estudió en Cuba y, tras su llegada a Estados Unidos en 2009, se convirtió en discípulo de Quincy Jones, célebre músico que produjo varios de sus seis discos.
Entre los principales reconocimientos del junior que enorgullecen a Alfredo padre, se cuenta la nominación al Grammy, en cuya 57ma. gala de premiaciones (2015) fue candidato en la categoría de Mejor Arreglo Instrumental o A Capella, por lel tema Guantanamera.
Un “encaprichado” de la canción
Alfredo Rodríguez Molina nació un 29 de noviembre de 1950 en Maternidad de Línea y vivió los primeros años de su vida en la calle Lealtad, situada en el barrio habanero de San Leopoldo, Centro Habana.
Tras algunos traspiés, logró entrar al mundillo del espectáculo en 1968, cuando sustituyó al presentador Ariel Zamora en el programa Buenas Tardes. Allí empezaría una relación con Leonor Zamora, con quien contrajo matrimonio cuando él aún era menor de edad.
Con la notoriedad que le dio la pequeña pantalla, poco a poco la carrera musical de Alfredito fue despegando y ya para los años 80 era considerado un ídolo de masas. Tanto fue así, que entre 1983 y 1990 ganó ocho veces el Premio Girasol que otorgaban por voto popular los lectores de la ya desaparecida revista Opina.
Su discografía como solista está compuesta por álbumes como Mirándote así (1981), Buena persona (1987), Soy artista (1989), Cuerpo a cuerpo (1992), Empapado de sudor (1993), Sagitario (1994) y El ritmo del corazón (1996).
Entre sus interpretaciones más célebres se cuentan Obsesión, Que me encapricho, Sagitario, Buena persona, Con quien me quiera, Contra viento y marea, Amor y fortuna, Ansiedad, y Empapado de sudor.
Luego de que pasara su mejor época como cantante, tuvo la oportunidad de ser anfitrión en programas como Su noche con Alfredo, En familia con Alfredo y La Diferencia, en donde entrevistó a importantes figuras de la cultura nacional y, de paso, continuó ganándose el corazón de buena parte de la población adulta de la Isla.
Su último fonograma en Cuba fue Soy lo prohibido (2003), grabado en compañía del trío Los Embajadores, la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional, además de Frank Rubio (bajo), Emilio Vega (bongóes y maracas) y Alfredo Jr, su hijo mayor, como tecladista.
A partir de 2006 se estableció en tierra de los aztecas con su segunda esposa, Mayra Salicio, y allí vivió durante más de un lustro, antes de irse a Estados Unidos.
En 2010 actuó en el teatro Manuel Artime y en el cabaret The Place, dos plazas importantes de la llamada Ciudad Mágica que eventualmente se convertiría en su hogar.
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