Yo pensé que era Nintendo aquello que yo estaba viendo,
en la pantalla de mi Panda la gente estaba muriendo.
Vi un indigente llorando y un presidente mintiendo,
la guerra comenzando, vi par de bombas cayendo,
continentes protestando, policías reprimiendo,
la bolsa tambaleando y el petróleo va subiendo.
Hace más de década y media, allá por 2004, los versos de antes se difundieron en radios y pantallas cubanas como una suerte de mantra que se repitió hasta el hartazgo. Todos eran parte de la canción Di que no, firmada por el grupo Hoyo Colorao, en la cual se criticaba de forma cruda y directa asuntos como la guerra, el racismo, la banalidad, la apología de la violencia en los medios, la desigualdad social, la corrupción política, entre otros temas que golpeaban (y golpean aún) al mundo actual.
La enorme popularidad alcanzada por esa banda gracias al impacto mediático de aquella composición, que en principio algunas instituciones se negaron a promocionar (vaya usted a saber por qué), los llevó a ser conocidos incluso a nivel internacional, algo que difícilmente imaginaron sus integrantes cuando pusieron sobre un papel esa letra llena de verdades como puños.
Quizás, entre todos, el mayor sorprendido fuera Karoll William Pérez Zambrano, líder de ese proyecto, que duró algunos años más y “pegó” en 2006 otro temazo como Johnny la mula, también repleto de mordacidad y “filosas” rimas.
Karoll William, con raíces parcialmente jamaiquinas y graduado de la Academia de San Alejandro en 1996, había sido, desde siempre, un “chamaco” que disfrutaba de experimentar. Su novedosa tesis de graduación, en donde mezcló plástica y tecnología, resultó como consecuencia de su vínculo con los Joven Club, en donde se inició en el mundo del diseño y la animación.
Sin embargo, más allá de la pintura y otras variantes de las artes visuales, el joven tenía un asunto pendiente con la música. Según declaró en una oportunidad, todo había comenzado en la Casa de la Cultura de Alquízar, en donde el profe Germán Gómez le enseñó cómo tocar la guitarra. Luego, los prejuicios parentales le alejaron de continuar estudiando ese instrumento en un nivel superior, pero nada pudieron hacer para desprenderle de aquel “bichito”.
Casi al final del siglo pasado, en Bauta, se juntó con un socio de la infancia, Yordi Hechevarría, y fundaron su primer grupo.
“Siempre que nos preguntaban por el nombre de nuestro dúo decíamos Doble nueve, ya que los vecinos nos peleaban tanto por no dejarlos dormir, que éramos como la ficha de dominó que nadie quiere tener. Así, como en un juego, salieron unos cuantos temas que de pronto las personas tarareaban”, contó en una entrevista, años más tarde.
Entre canción y canción, Pérez Zambrano coló unas cuantas colaboraciones en forma de caricatura en publicaciones humorísticas como Dedeté y Palante, así como también en el desaparecido periódico local El Habanero.
Hoyo Colorao, nombre con el que se conoció originalmente a Bauta, fue una idea que nació, en parte, gracias a Humberto Escuela y su ¿discoteca móvil? Ahí metieron la edición y producción por computadora, sumaron varios colegas que vivían en ese propio municipio y terminaron creando, a la altura del 2000, lo que William describiera como “democracia musical”. Después vino el fruto que los trascendería a todos.
“En nuestro barrio viven muy buenos músicos, así que tuvimos siempre mucha colaboración en cuanto a arreglos, instrumentaciones. Así vino al mundo Di que no, un tema que no imaginamos alcanzaría la popularidad que tiene y que hizo que nos planteáramos nuestro experimento más en serio y conformáramos lo que es hoy Hoyo Colorao”, expresó en su momento.
Lo de los videoclips fue algo que venía siendo una inquietud. Siempre tuvo presente que quería hacerlos, en paralelo a la música, aunque no siempre lograra llevarlos a la práctica con la regularidad, ni con todos los temas que él quisiera.
“Hay otras canciones con las que uno se siente en deuda. Eso me pasó, por ejemplo, con Di que no, un tema que siempre me complació, pero que luego de un año de grabada sentía que no había cumplido su cometido en los medios radiales. Así que pensé que quizás un clip podría darle algo más de atractivo y de esa forma hacer que el mensaje llegara a más personas. Por suerte así sucedió y nos dio la felicidad del aplauso de la gente”, confesó una vez.
Un par de años después de llegar a la cima del éxito con aquel hit, llegó otro que los colocaría de vuelta en el centro de atención. Este nuevo tema, como casi todos los que sacaba Hoyo Colorao, reflejó cómo aprovechaban la realidad para señalar lo que no les gustaba de la sociedad, tal y como relató a la web Rebelión.
“Así pasó con Johnny la mula, que se escribió inmediatamente después de encontrarnos en una cafetería con uno de esos personajes que a menudo aparecen con sus dientes de oro, acento importado y pocas neuronas diciendo que son esto y lo otro, y que “Tom is a boy, Mary is a girl”.
En medio de ese segundo gran momento, firmaron con la casa discográfica Pläne, que les editó el álbum Todo se sabe, con 13 canciones, entre las que se incluían, además de los mencionados hits, otros como Mamasuegra, Todo Llega, La tisa II, Déjame vivir y Andrés el cuentero.
Su reconexión con la plástica obtuvo un reconocimiento en 2008, cuando ganó, junto a su colega Juan Quintanilla Álvarez, el concurso Monumento al Che, organizado en la ciudad gallega de Oleiros, en España. El proyecto Guerrillero Heroico, desarrollado por ambos creadores, se realizó con acero y piedra y se inspiró en le célebre foto que tomara Alberto Korda del líder argentino-cubano en 1960.
Al año siguiente, Karoll William, en esa vez con la banda, viajó de nuevo a Galicia para tocar en la Festa de Auga que se realizó en Vilagarcía de Arousa, localidad del municipio de Pontevedra. De acuerdo con el reporte de Europa Press, allí compartió escenario con el pianista Chinín, compatriota suyo.
En 2012, Karoll fue el director del video El Fotingo de Caridad, de Pedrito Calvo y La Nueva Justicia, y un año después volvió a coincidir con este cantante y junto con los muchachos de Hoyo Colorao, hicieron el tema El Clásico Nacional, dedicado exclusivamente a la Serie Nacional de Béisbol, el más grande espectáculo deportivo de nuestro archipiélago.
Otros de los videos musicales que han contado con la animación, edición y dirección de este artemiseño son Sola, adaptación de un sencillo del cantautor William Vivanco, que publicó en 2015, así como Conejito Majadero (Teresita Fernández, 2007). Si desean verlos todos, pueden visitar su canal en Youtube.
Hoyo Colorao continuó unos años más y luego Karoll William se marchó a vivir a Miami.
Del otro lado del estrecho de la Florida, este polifacético artista ha seguido trabajando la realización audiovisual en producciones como la serie animada Hay que joderse, protagonizada por Alexander Otaola y Chocolate MC, además de videoclips como ¿Dónde esté el billete?, de Aymée Nuviola.
Si hacemos una búsqueda en sus perfiles en Facebook e Instagram, observamos varios de sus intereses: la pintura, el diseño, la realización de pósters y anuncios promocionales…
Entre sus obras recientes destaca, por citar una de las más atractivas, el tríptico Iború, Iboya, Ibosheshé, pieza de acrílico sobre lienzo que refleja una de las principales leyendas del folklore afrocubano. No obstante, en sus páginas en redes sociales hay un amplísimo catálogo que muestra excelentes ejemplos de su talento y capacidad para la expresión artística.
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