Carlos Miguel Sierra no está entre los peloteros cubanos más mediáticos, pero tampoco es un desconocido. Después de jugar en la Serie Nacional y marchar de Cuba, se ha desempeñado en algunas ligas extranjeras, en la mayoría con buenas actuaciones. Intervino en cinco niveles de Ligas Menores con los Astros de Houston (AA fue su tope), en tres temporadas del circuito invernal puertorriqueño con equipos diferentes y en 2019 registró una magnífica campaña con los Sioux City Explorers, del torneo independiente estadounidense American Association.
También en enero de 2020 reforzó en los playoffs a los Cañeros de Los Mochis, en la Liga Mexicana del Pacífico, y en el curso 2021-2022 fue uno de los pitchers extranjeros de Vaqueros de Montería, perteneciente al béisbol profesional colombiano.
El espirituano igualmente es conocido por representar a España en varios certámenes internacionales, pero lo que quizás muchos no saben es que en la primera liga que participó, tras salir de la isla, fue en la División de Honor de ese país.
Ocurrió en la contienda de 2015, defendiendo la causa de los Marlins de Tenerife, uno de los planteles más fuertes de la nación. Al finalizar el campeonato, Carlos se ganó la condición de incluirse entre los dos mejores lanzadores del torneo, gracias a 11 victorias, dos reveses, efectividad de 1,47, un rescate, 37 boletos y 89 ponches en 92 entradas.
Siete años después regresó al circuito europeo con el mismo conjunto. El jugador de 27 años se apuntó cuatro aperturas, con balance de 2-0, promedio de carreras limpias de 1,42, le batearon .174 y en 19 entradas regaló cuatro transferencias y 27 ponches.
Su tercera salida, la del 9 de abril ante Béisbol Navarra, terminó con un excelente desempeño del yayabero que perteneció a los Gallos durante tres Series Nacionales. En el Campo Municipal El Soto, en calidad de visitador, Marlins de Tenerife le propinó un Súper KO de 17-0 a la novena local, pero lo más significativo fue que Sierra no permitió imparable alguno, tampoco dio boleto ni pelotazo y sus compañeros le jugaron sin error a la defensa.
En cinco capítulos no le llegó ningún hombre a primera base. Se apuntó cuatro outs por la vía del ponche y empleó 54 envíos (41 strikes y 13 bolas).
Si bien para que un juego sea considerado perfecto debe durar, como mínimo, nueve innings (y obviamente no se puede embasar ni un corredor, por cualquier vía, de uno de los elencos), Carlos Sierra salió airoso en un desafío en el que trabajó perfecto los cinco episodios y ese mérito enorme no se lo quita nadie, aunque la División de Honor no tenga el nivel de otras de renombre.
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