La versión original de Penny Dreadful, transmitida por Showtime entre 2014 y 2016, nació de los cuentos de miedo que se vendían a un penique en las calles del Londres victoriano. Brumosa, sórdida, gótica, sensual y magnética, el producto creado por John Logan (007: Skyfall, The Aviator) nos mantuvo enganchados a la pantalla durante tres temporadas durante las cuales vimos cobrar vida (por enésima vez) a monstruos eternos como Frankenstein, Drácula, Dorian Gray o el hombre-lobo.
Cuatro años después de la insólita cancelación de la serie entonces protagonizada, entre otros, por Eva Green (007: Casino Royale), Josh Hartnett (Pearl Harbor), Timothy Dalton (007: License To Kill) y Harry Treadaway (Star Trek: Picard), el show ha revivido, y lo ha hecho mudándose a muchas millas y años de distancia.
Penny Dreadful: City of Angels es el relato con el que Logan ha conseguido reactivar esta suerte de universo fantástico, aterrizando la historia en la ciudad de Los Ángeles en plena víspera de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, el lúgubre ambiente de las Islas Británicas ha sido cambiado por el ardiente sol de California. En consecuencia, las criaturas que antes vimos esconderse en la niebla del Támesis viven ahora a plena luz del día.
El enfrentamiento entre el bien y el mal, leitmotiv constante de Penny Dreadful, viene a presentarse esta vez entre dos panteones de distinta índole: de un lado tenemos a Magda (Natalie Dormer; Game of Thrones), un demonio tentador que ha venido a sacar lo peor de la humanidad que habita esta urbe; y en el otro extremo tenemos a La Santa Muerte, poderoso personaje del sincretismo mexicano, entendida como un ángel más enviado por Dios para impartir justicia en la Tierra.
Vista la cara más mística del asunto, su faceta más mundana se mete en los terrenos del policíaco regular, aunque incluye bastantes matices que permiten dar profundidad a lo que se cuenta.
El detective Tiago Vega (Daniel Zovatto; The Deleted) es el primer chicano en la historia del departamento angelino, trabajo para el cual es emparejado nada menos que con Lewis Michener (Nathan Lane; The Birdcage), un carismático judío. La nueva pareja debuta con un caso bastante inquietante: los cuatro integrantes de una familia son encontrados muertos en el lecho de un río seco, todos con el corazón arrancado y las caras pintadas al estilo del Día de los Muertos.
A partir de esa trama fundamental, el guion comienza lo que podríamos llamar un “viaje de la oca”, bastante movido por la historia que rodeó los años de la pre-guerra. El camino de la investigación llevará a los protagonistas a María (Adriana Barraza; Babel), madre de Tiago y ferviente devota de la Santa Muerte, y también a Molly Finnister (Kerry Bishé; Scrubs), predicadora racial que terminará convertida en el interés amoroso del joven policía.
Mientras, tendremos una línea argumental que seguirá a los hermanos de Vega: Raúl y Mateo. El primero se unirá al sindicato y otro a una pandilla, pero ambos lo harán con la intención de formar parte de la resistencia que se opone a la brutalidad y el racismo policial que impera en la ciudad.
Además de los arcos que incluyen directamente a los personajes principales, hay constantes referencias en otra subtramas a la decadencia moral de Los Ángeles, un lugar en donde científicos nazis colaboran con funcionarios estatales para promover de una forma y otra el fascismo de este lado del Atlántico.
Después de ver los cuatro primeros episodios, de los diez que nos prometió Showtime, podemos decir que, al igual que su predecesora, esta secuela espiritual tiende a la dispersión en la manera de contar. Sucede entonces que, entre tantas historias secundarias que van apareciendo, el misterio inicial (el susodicho asesinato múltiple) va quedando relegado constantemente, haciendo que muchos empecemos ya a preguntamos si será resuelto en algún punto de la serie.
No obstante, y siguiendo la línea que caracterizó el producto original, el elenco de actores soporta y supera las digresiones, llevándonos de la mano por un recorrido con base fantástica, pero tan realista como pudiéramos haber imaginado. Si Lane y Barraza destacan por encima de la media, es Natalie Dormer el pilar más sólido de todos. La actriz, a quien ya disfrutamos como Ana Bolena en The Tudors, aquí vuelve por todo lo alto con Magda y sus otras tres caras: la cálida asistente Alex, la casi caricaturesca emigrada alemana Elsa, y Rio, deslumbrante líder de una banda de chicanos.
Si bien es cierto que al conocer de su lanzamiento muchos pensamos que esta producción corría el riesgo de ser incluida en lista de secuelas desastrosas, lo cierto es que Penny Dreadful: City of Angels escapó de la maldición gracias a la habilidad de su creador para tomar los mismos elementos que hicieron exitosa la primera versión, y sumarle, además, un matiz bastante más terrenal a un relato que originalmente va de demonios y ángeles que se abocan al Apocalipsis.
A falta de unos pocos episodios para la conclusión de esta tanda, sentimos la necesidad de recomendarte este spin-off. No importa si llegas a abrumarte por las distintas costuras con que se ha dado forma al libreto. Disfrutarás de una serie capaz de encantarte también por otros motivos. Al final, puede ser que no entiendas del todo qué tiene de especial, pero igualmente no podrás evitar finalizar la temporada completa.
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