La semana pasada, durante la transmisión televisiva de uno de los partidos entre los equipos de Holguín e Industriales, el colega Guillermo Rodríguez comentó que tuvo una rápida conversación con el pelotero holguinero Maikel Cáceres. Una de las cosas que le dijo fue que si su conjunto clasificaba a la segunda fase —algo que ya es imposible—, él no estaría, pues se encontraba muy desmotivado con el béisbol cubano, después de no haber sido elegido para representar a la selección nacional en alguno de los principales eventos internacionales de este año.
Para hablar con total justeza, ni siquiera lo incorporaron al elenco que participó por tercera ocasión en el circuito canadiense y luego se midió contra un elenco universitario de Estados Unidos, entre junio e inicios de julio. No se trataba de un jugador mediocre sino de uno de los mejores peloteros de la Serie Nacional 58, a la que retornó por sus fueros, bateando .380, con 23 dobles, 14 jonrones y 53 impulsadas, antes de partir hacia la Liga de Béisbol Profesional de Nicaragua, autorizado por la Federación Cubana.
Desde el primer momento que escuché la decisión de Cáceres, sentí la obligación de escribir algunas líneas en su defensa. Mas esperé unos días, pues Cuba tenía que entregar su preselección con vistas al II Torneo Premier 12 y la presencia del atleta del municipio de Báguanos podía ser una opción razonable. Divulgado ayer el listado de 37 figuras, entre los ausentes estaba él. Otra gota gélida más para su paciencia.
Si se comparan sus números de la presente contienda con los de la anterior, es cierto que no los supera. Sin embargo, el polivalente pelotero está envuelto, por enésima vez, en otra muy buena temporada. Entiéndase que su average de .343 lo coloca entre los primeros 25 del campeonato —líder en su equipo—; es segundo en tubeyes (13); noveno en imparables (46); duodécimo en impulsadas y sostiene un excelente porcentaje de embasado de .424, además de apenas nueve ponches en 134 veces al bate (aproximadamente uno cada 15 oportunidades).
Con 36 años, Cáceres ha sido durante todo el campeonato uno de los dos mejores bateadores de un conjunto falto de lozanía. Ha asumido puestos importantes en la alineación, encabeza varios apartados ofensivos en los Cachorros y es capaz de jugar en los jardines y en casi todas las posiciones del cuadro, virtud primordial en el béisbol moderno.
El béisbol nuestro está cansado de tocar fondo y seguir cuesta abajo. Deseoso de cambios radicales que no llegan. Involucrado en mil y un ensayos infructíferos. Cada vez le quedan menos de sus mejores talentos. Cambia frecuentemente el director de su selección nacional, síntoma nefasto. Posee una inserción lenta e inapropiada a veces de sus atletas en ligas foráneas. La aplicación de la tecnología y la ciencia va con pies de plomo, por decirlo en un tono musical. Entre otras grietas que abren más el abanico del sufrimiento.
En medio de ese desconcierto, si también nos quedamos sin los peloteros más experimentados y que están bateando por encima de la media del torneo, entonces iremos de cabeza a la guillotina. Por eso, perder a Maikel Cáceres —si en definitiva mantiene su palabra de no jugar la segunda fase, pues puede ser solicitado como refuerzo— sería un duro golpe para Holguín, pero también para el equipo Cuba, que tan esquivo le ha sido y al que mucho aportaría como primer o segundo bate, con su versatilidad, tacto, velocidad en las bases o desplazamientos defensivos.
Esta no es la primera vez que el bateador de 10 Series Nacionales y promedio de por vida de .316 se siente con la motivación baja. En 2015, tras una buena campaña e ignorado en todas las selecciones nacionales de ese año, se apuntó por primera vez en una aventura profesional que a la postre buenos dividendos le reportó.
Primero se probó en la liga de más nivel de Venezuela, luego en el campeonato rentado de Nicaragua -jugaría también en 2017 y 2018- y por último en el circuito profesional más importante de Italia, en el que fue campeón con el club Rimini hace par de años. En cada una de esas experiencias sus actuaciones fueron bien destacadas madero en ristre, más que todo, aunque con el guante lució calidad en diferentes posiciones.
No es descartable que el holguinero se incorpore a su cuarto año consecutivo en la liga nica, donde ha estado siempre con los Indios del Boer, uno de los equipos legendarios de ese país, junto a otros cubanos.
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