Muchas cosas, seguramente, pasaron y atormentaron la cabeza de Roel Santos desde febrero hasta junio, allá en su tierra de Niquero, en Granma. En el segundo mes del año, la directiva del club Olmecas de Tabasco reveló que el jardinero de la selección nacional sería uno de sus fichajes estrellas con vistas a la Liga Mexicana de verano. Era esta una adquisición muy significativa por lo que representa un jugador con las características de Santos, quien cubre amplia zona en las praderas, posee excelente guante y es un gran efectivo para cualquier equipo que aspire a empezar el juego embasando a su primer hombre.
Para Roel, la experiencia de jugar por primera vez en uno de los circuitos más importantes de la pelota profesional azteca, sería un capítulo de mucho interés en su currículo. Él, un tipo privilegiado en materia de insertarse en ligas rentadas, estuvo en 2016 en Canadá, al año siguiente en Japón y a finales de 2018 en Colombia, siempre jugando en los circuitos de más nivel de esos países. Tanto en territorio norteamericano como con los Caimanes de Barranquilla, dejó estadísticas muy complacientes. Y en Colombia fue campeón.
Sin embargo, probar su calidad en una pelota tan picante, histórica y de gran factura como la mexicana, donde cada temporada intervienen no pocos ex peloteros de Grandes Ligas, sin dudas representaría para el granmense la oportunidad de comprobar cuán efectivo y útil sería su sistema de juego, bastante similar al asiático, en un campeonato con predominio de una ofensiva basada en batazos de fuerza y con un pitcheo superior al que enfrentó en Colombia y Canadá.
Roel se estaba tomando muy en serio su debut en ese evento. Cubalite, en enero, lo entrevistó brevemente sobre su ausencia a la Serie Latinoamericana, cuando por lógica debía estar al clasificar su equipo como campeón de la liga cafetera. Santos dijo que quería dedicarle un tiempo a su familia y, sobre todo, prepararse para lo que venía, “que es muy importante”, por eso su nombre nunca estuvo en la plantilla. Aunque le insistimos, no quiso ofrecer más detalles, pero dejó entrever que se trataba de un contrato.
Pasaron los días y pasarían los meses. Marzo llegó y se acabó, y ni Roel Santos ni el espirituano Frederich Cepeda se encontraban en México, donde debían estar desde los primeros días de ese mes con el mismo club. En aquel entonces, pensar en una demora más prolongada era una idea bien razonable, a tenor con el acostumbrado inmovilismo de las autoridades beisboleras de Cuba, pero la esperanza es lo último que se pierde —como estoy escuchando desde niño—, de ahí a que junté esperanza y optimismo con el afán de que las firmas se mantuvieran.
Mientras Roel y Cepeda permanecían en Cuba, con las manos atadas, sin poder hacer absolutamente nada en un asunto que les compete directamente a la Federación Cubana y al club interesado, los Olmecas de Tabasco realizaron cada uno de sus juegos de pretemporada.
Siguió pasando el tiempo, el inicio de la temporada era cuestión de días y ni por asomo se hablaba en Cuba de una noticia que situara a Santos, deseoso por debutar, y a Cepeda, deseoso por repetir en el béisbol azteca, en México. Es más, a falta de dos jornadas para el comienzo del torneo, el conjunto de Tabasco divulgó el roster inicial y en los 34 nombres aparecían dos cubanos: Dariel Carbonel, de Camagüey, y Ronnier Mustelier, de Santiago de Cuba.
Aunque Roel y Frederich, obviamente quedaron fuera de la plantilla inicial, un comunicado de la entidad sembraba mucha confianza para cuando se incorporaran ellos al plantel, aunque eso era una total incertidumbre. La calidad probada de los dos invitaba a los responsables del club a mantener sus acuerdos, pues ambos estaban previstos como regulares desde el choque inaugural.
El circuito de verano comenzó, los Olmecas se fueron hundiendo poco a poco en la tabla de la Zona Sur y la ausencia de los antillanos, tema que estuvo bien caliente en su momento, sufrió un congelamiento tal, que ya muchos ni contaban con que Cepeda y Roel jugaran este año en la actual liga mexicana. Eso ocurre, en parte, cuando el mutis golpea y la falta de información termina, como menos, arropándonos de olvido.
Fue así que Cepeda, cansado parece de una dilación sin límites, dio como causa perdida su contrato esta temporada en México y enfiló su veteranía de 39 años a un propósito más noble: estar con la selección nacional de su país en la preparación rumbo a Lima 2019. El espirituano, que ayer conectó su primer jonrón en la gira del team Cuba por la Liga CanAm, no se incorporará con los Olmecas en lo que resta de contienda, según informó a Cubalite una fuente cercana al club.
Roel, en cambio, sí se sintió abrumado por la burocracia y la incompetencia de ciertos entes, tragó una y otra vez la desazón, como alguien que no acepta que su brazo pierda el pulso, hasta que ayer un tweet de la Federación Cubana de béisbol devino píldora para una migraña de hace meses de Santos. Antes de que su cabeza estallara en medio de tamaña incertidumbre, se confirmó que el granmense firmaría con los Olmecas de Tabasco en La Habana, algo que se hizo realidad en la tarde en la Ciudad Deportiva.
Si su arribo a México se fijó para principios de marzo, ahora el jardinero central y primer bate de 31 años debe estar este jueves en Villahermosa, Tabasco, según dijo el periodista mexicano Rodrigo Alcázar a nuestra revista. Dos meses y medio después, alea iacta est.
Lo cierto es que el antillano será titular en una novena que ahora mismo descansa en el penúltimo puesto de su Zona, con 21 triunfos y 39 fracasos, distante del puntero Guerreros de Oaxaca. Roel comenzará sus andanzas por el béisbol mexicano en la segunda vuelta del circuito y con ¡¡¡60 juegos de retraso!!! No hace falta escribir más, la moraleja se lee sola y la Federación Cubana sigue alimentando una fama que poco le conviene.
0 Comentarios