Retrospectiva: «La vida sigue igual», un fenómeno sin precedentes en Cuba

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Imagen: Cubalite.

No sé qué dirán las estadísticas del ICAIC, pero me atrevería a afirmar que La vida sigue igual ha sido uno de los filmes más taquilleros exhibidos en Cuba. Aun cuando han pasado más de 45 años de su exitoso paso por la pantalla grande –¿fue en el 1971 o el 1972?-, no se han borrado de mi mente detalles de este “fenómeno social” que viví en múltiples ocasiones dentro de la sala oscura del cine Avellaneda en Consolación del Sur -sí, sí, el mismo al que se le atribuye el abandono de una concretera en su interior después de que concluyeron labores de renovación- o desde el balcón de mi casa, de donde podía ver con perplejidad el comienzo de cada nueva cola desde la entrada del cine en la calle 62 y avenida 51, doblando la esquina de 62 y 49 y llegando hasta la bodega que marcaba la entrada del barrio La Carambola en 49 y 60.

Me imagino que esta movilización popular siguió a las ya iniciadas en la Habana y otras capitales de provincias, pues, en realidad, Julio Iglesias no era tan conocido entonces. Sus canciones comenzaron a inundar la radio casi simultáneamente con la exhibición del filme. Diría que tampoco era muy conocido en España. Recuerdo que año y pico después de haber visto el filme, en el verano del 1973, un grupo de niños cubanos y españoles nos encontramos en un campamento de verano en el Mar Negro y nosotros con gran entusiasmo les decíamos a nuestros amiguitos peninsulares que en Cuba conocíamos a Julio Iglesias y ellos, extrañados o indiferentes, nos preguntaban “¿Pablo Iglesias?”.

Conocido o no su intérprete principal, este filme anunciado como “musical” traía buenos ingredientes adicionales. Al lesionarse el portero principal del Real Madrid, Julio recibe su esperada gran oportunidad para entrar en juego (drama deportivo) y se inicia como cantante en un club nocturno (musical). Entusiasmado por su porvenir en el terreno, más que en el escenario, Iglesias conduce a altas velocidades y tiene un accidente. Quique (ingrediente de comedia) logra que uno de los mejores cirujanos ortopédicos de España opere a su amigo (realismo cubano). Julio pasa un buen tiempo en un resort costero donde compone algunas canciones y conoce a Luisa, telefonista del hotel, quien le ayuda física y emocionalmente y llega a ocupar el espacio que deja Maria José (drama sentimental).

En el filme, Julio muestra humanidad ante los más vulnerables y deja de reunirse con productores musicales para visitar a Chimo, un niño discapacitado que también ama el fútbol (toque melodramático y muy políticamente correcto en estos tiempos). Finalmente, Julio se alza con el primer premio del Festival Internacional de la Canción de Benidorm, Alicante (biopic musical) y dedica su interpretación de La vida sigue igual a Chimo mientras contempla vacía la silla reservada a Luisa.

Con tal pedigrí cinematográfico y seguramente alertas ante lo ya acontecido en otras localidades, Leo, Fifo, Santa, Avelino –el staff del Avellandeda- y algunos voluntarios se dedicaron a organizar una agradable experiencia audiovisual para todos los consolareños. Las tandas dejaron de ser corridas –manera en que se llamaba a la proyección non-stop; así se evitaba que se quedara gente dentro del cine y no dejaran entrar a los que estaban afuera. A las habituales de las 6:00 y las 8:00 pm se le sumó una tanda a las 4:00, más otra a las 2:00 los sábados y domingos.

Para evitar molotes o desórdenes, una vez que se llenaba el cine y comenzaba una tanda, se distribuían tarjetas o pre-tickets que garantizaban la compra de las papeletas para la próxima tanda. Hubo días, sin embargo, en que tuvieron que distribuir tarjetas codificadas –gracias a la ayuda de los cuñitos con los que hacían los textos de las coronas en la funeraria; sí, sí, esa misma, la que está frente a la Casa de la Cultura- con dos tandas de antelación y así uno sabía de antemano si valía la pena seguir esperando en la cola. Todo esto sin la menor intervención de la policía local.

Y se preguntarán los lectores “¿cuál era la población de Consolación del Sur en aquellos años?” -y Pueblo Nuevo recién comenzaba. “¿Por qué tantas tandas y tantos días?”. Pues sencillamente porque veíamos la película no solo una o dos veces. Recuerdo que en mi escuela primaria competíamos por ver quién había ido más al cine y los números podían llegar a 9, 10 y 11. Era como haber comprado un disco con canciones favoritas para oírlo hasta la “ralladura”. Era como tener a Julio Iglesias como cantante residente, no en Las Vegas, sino en el cine local, con tres y cuatro actuaciones en el día. Después de haber visto la película una o dos veces, lejos de seguir la trama que ya nos sabíamos, lo que hacíamos era un gran coro, cada cual cantando en su propio tono y ritmo.

Así, no solo en la radio, sino en los matutinos escolares, los festivales infantiles, mientras cocinábamos, lavábamos en la batea o planchábamos, seguimos entonando, por mucho tiempo después, Yo canto (a la vida) (tema de presentación), Hace unos años (canción a una niña que está en el bar donde Julio ensaya), Tenía una guitarra (tema compuesto durante su recuperación del accidente), Chiquilla (canción dedicada a la telefonista del hotel), En un barrio que hay en la ciudad (apoyo musical a la escena con Chimo) y La vida sigue igual (canción tema).

Por alguna razón no explicada aún, Julio Iglesias “cayó en desgracia” y durante un buen tiempo solo se le escuchó “a riesgo” en algunas fiestas de quince hasta que videoclips y programas especiales –entrevistas- volvieron a mostrarse en TV.  Me imagino que de rescatarse alguna copia de alguna bóveda cinematográfica, el filme no solo atraería a cincuentones nostálgicos, sino a una nueva generación de fans al Real Madrid o de Enrique Iglesias. Lo que pasó en los 70, sin embargo, será irrepetible y parte de nuestras historias.

Nota del editor: ¡Tenemos nueva sección los miércoles! Retrospectiva no está pensada necesaria y únicamente como una invitación a unos cuantos tembas para montar en la máquina del tiempo… acompáñenos en estas aventuras a mitad de semana y lo descubrirá por usted mism@.

Te dejamos con fragmentos de la banda sonora:

 

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