La historia del estelar músico cubano nominado al Grammy, heredero de una centenaria familia sonera

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Kiki Valera. Foto tomada de YouTube.

Entre las grandes estrellas que protagonizaron los Grammy 2025, pudiéramos hablar de Beyoncé, Kendrick Lamar, Doechii o Chapelle Roan, pero en el proceso estaríamos casi seguramente pasando por alto la presencia entre los nominados de esta 67ma. gala de premiación, de un cubano proveniente de una de las estirpes más largas de soneros.

Kiki Valera, quien desde hace años tiene su cuartel general en Seattle, ciudad del estado de Washington, nació en Santiago de Cuba en 1966 y el pasado 2 de febrero fue uno de los aspirantes al prestigioso gramófono dorado en la categoría de Mejor Álbum Latino Tropical, por su disco Vacilón Santiaguero, producido por Circle 9 Music.

En la velada que tuvo como sede la Crypto.com Arena de Los Ángeles, el oriundo de la tierra caliente compitió con estrellas como Marc Anthony (Muevense), Juan Luis Guerra 4.40 (Radio Güira), Sheila E. (Bailar) y la dupla de Tonny y Mimi Succar, a la postre ganadores gracias a su trabajo en Alma, Corazón y Salsa (Live at Gran Teatro Nacional).

Vacilón Santiaguero, grabado junto a su orquesta, Son Cubano, fue el segundo álbum firmado por Valera en suelo estadounidense, luego de que en 2019 lanzara Vivencias En Clave Cubana (Origin Records, 2019).

“Este proyecto surgió de la idea de grabar una serie de conciertos en vivo, pero la pandemia nos hizo cambiar de estrategia. Decidimos contactar a algunos amigos y colegas y lo grabamos remotamente”, dijo Valera a Diario de las Américas en diciembre último.

El fonograma, publicado el 24 de marzo del año pasado, fue producido por Valera (arreglos, grabación, mezcla y masterización) junto a su esposa, Naomi Bierman. Entre los talentos que participaron en él, se cuentan los cantantes Carlos Cascante, Joshuah de Jesús, Raquel Zozaya y Francisco “Coco” Freeman (voces), además de Pedro Vargas (congas, bongós y coros) y Steve Guasch (coros).

Aparecen también en los créditos varios artistas invitados como Alexis Baró, Michael Rodríguez, Jonathan Powell¸ Pete Nater, Dennis Hernandez, Brian Lynch, Thomas Marriott, Leon Q. Allen y Steve Mostovoy.

“Este disco contiene temas de diferentes autores más o menos conocidos, incluido mi padre, los cuales reflejan ese ambiente relajado y ‘vacilonesco’ de Santiago de Cuba. Entonces el primer tema se llama Este Vacilón, que es un tema que habla de la manera que tenemos nosotros de llevar la vida a pesar de los momentos difíciles”, explicó Kiki en una entrevista ofrecida en junio de 2024.

Entre la docena de títulos que lo conforman, destacan también Sobre una Tumba una Rumba, Mari-Juana, El Ají de Cocina, El Cuarto de Tula, Dos Gardenias y La Guajira.

Heredero de un linaje centenario

Enrique “Kiki” Valera, aprendió a tocar el tres desde los seis años, luego de que su padre, Félix Valera Miranda, le regalara aquel instrumento y se convirtiera en su primer maestro.

“Imagínate, yo, como todo chico, estaba esperando algo diferente, como una bicicleta. Y mi papá me regala este tres cubano y me enseñó las primeras notas. A partir de ahí esa ha sido mi vida: hacer música. Además, vengo de una familia que desde siempre tuvo una gran tradición en ese sentido”, relató en una oportunidad.

Su precoz carrera profesional inició a los 15 años, justo después de salir del conservatorio Esteban Salas de su ciudad. Por entonces se unió a la agrupación conocida como la Familia Valera Miranda, en cuyas filas compartiría escenarios de todo tipo junto a sus padres y hermanos. De esta forma Kiki ayudó a mantener vivo el legado de este legendario linaje artístico, cuyos orígenes se sitúan alrededor del siglo XIX en la zona de la Sierra Maestra.

El disco debut de los Valera Miranda, titulado Antología Integral del Son, salió al mercado en 1982 y fue uno de los que ayudó a revitalizar el interés internacional por las sonoridades tradicionales de la Isla.

Posteriormente grabarían, entre otros, los álbumes Music from Oriente de Cuba – The Son (1994), El Son y su sabor desde Santiago de Cuba (1996), Caña Quema (1997), Cuba (1997), A Cutiño (1998), Son Así (2006), De Santiago yo no me voy (2013) y Vida Parrandera (2018).

A pesar de haber viajado por incontables escenarios y festivales de Canadá, Inglaterra, Francia, España, Bélgica, Dinamarca, Noruega, Alemania, Italia, Países Bajos, México, Colombia, Venezuela, Perú, Marruecos, Bulgaria y Rusia, este hombre se mantiene muy cerca del lugar desde el que despegó

“Me gustaría que el público joven pueda apreciar nuevamente sus raíces y pueda sentirse identificado con el lugar de donde vinieron, ya sea a través de la música o de cualquier otra manifestación artística autóctona de Cuba. Quisiera ser capaz de atraer de nuevo a ese público que siento que se está perdiendo en la ‘jungla’ mediática y está siendo bombardeado por otras influencias musicales, que no digo que sean malas, pero creo que sí los alejan de sus raíces”, expresó en 2024, cuando le preguntaron por su mayor sueño aún por cumplir.

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