Pablo Rafael Garí empezó tarde en el humor. En su juventud estudió magisterio en Camagüey y allí se hizo profesor de Español-Literatura, aunque ejerció durante aproximadamente doce meses. Fue a los 34 años cuando se sumó a los fundadores del grupo La leña del humor, en su natal Santa Clara. El estilo de los integrantes de aquella unión buscaba acercarse al de sus predecesores matanceros de La seña del humor, una suerte de versión cubana de Les Luthiers.
Eventualmente, este hombre al que todos conocen desde siempre como El Pible, se convirtió en el primer villaclareño en sumarse a La seña… y llegó a publicar su primer libro: El cartero en llama dos veces (Ediciones Capiro, 1994).
Sobre su apodo, hace algunos años contó que lo llaman así desde que tiene uso de razón, pero que aparentemente surgió cuando era pequeño. Según él, se lo puso un ingeniero agrónomo vecino suyo, quien, al verlo flaco y cabezón, lo comparó con una especie de hongo, cuyo nombre sonaba más o menos como la palabra «pible».
Pablo ha dicho que siempre le gustó leer, sobre todo textos de risa. «Yo iba a la librería y buscaba la parte de atrás del libro. Si ponía la palabra humor lo compraba. A ritmo de un libro por día conocí a grandes como el español Enrique Jardiel Poncela, el maestro de muchos humoristas de su época, así como Álvaro de la Iglesia».
«Nunca pensé que iba a hacer humor delante de la gente porque soy un poco tímido, lo que pasa es que el Pible, que es un invento, porque soy todo lo contrario a él, me sirve de coraza para desencartonarme y decir las cosas. En la vida real me da mucha vergüenza ir a un lugar y hacer gestiones. De hecho, cada vez que tengo que enfrentarme a un público, da igual si son diez o 100 personas, me da pánico», confesó en 2017.
A la altura del 95 ya era un autor publicado y escribía también asiduamente para varias publicaciones periódicas. Ese mismo año ganó el Premio Nacional de Literatura Humorística con su volumen El Conde de Manuscritos y también por esa época pasó a ser parte del equipo de guionistas de Sabadazo, popular programa televisivo conducido por Carlos Otero.
En los 90, se fue a vivir a Chile y allí, luego de tocar muchas puertas y agotar casi toda su paciencia, pudo publicar otro libro: Graffitis. Luego llegó Cosa de rayados (Dolmen Ediciones, 1998), cuyo éxito llamó la atención de la conocida editorial Grijalbo, con la cual llegaron a la venta volúmenes como 100% Graffitis (1999), Puros graffitis… ¡Palabra de humor! Grafitis para niños y jóvenes (Grijalbo, 1999), Graffitis cooperativos y pasajes píblicos (Grijalbo, 2001), de los cuales se vendieron alrededor de 250 mil copias, según expuso el autor en su web oficial.
Sus obras tuvieron tan buena recepción que le permitieron estar más de 30 semanas entre los autores más vendidos de ese país. Gracias a ello, hizo varios tours por espacios de la geografía chilena y participó en la Feria Internacional del Libro de Santiago y en par de ediciones de la Feria Internacional del Libro Infantil.
En la nación sudamericana también hizo televisión y radio. Colaboró con el popular programa Viva el lunes, de Canal 13, y también estuvo vinculado a las cadenas Televisión Nacional de Chile y Chilevisión, e igualmente a la emisora Radio Cooperativa, donde fue una voz asidua durante buen tiempo.
«Que me digan que hago humor es un elogio, y que me digan que es inteligente es un segundo elogio. Yo creo que todo humor tiene que ser inteligente y hay que tener información para hacerlo. Un amigo dice que un humorista es un cómico que no hace gracia, lo cual me parece una frase muy filosófica e inteligente. A mí me endilgaron el epíteto de humorista inteligente no sé por qué», ha comentado.
En 2002 se marchó a los Estados Unidos y al año siguiente empezó en el show de Fernando Hidalgo. Durante su primera aparición en ese espacio, logró hacer una rutina, de esas que se ganan la carcajada del público. «La gente empezó a reírse y pensé que se estaban burlando de mí, que no entendían, pero sí, entendieron y a partir de ahí comencé a ir frecuentemente al programa hasta que me contrataron y me convertí en el azote de Fernando”, relató.
Par de años después pasó a Seguro Que Yes como el crítico del show, y sostuvo habitualmente contrapunteos con el anfitrión Alexis Valdés, con quien colaboró también en Esta Noche Tu Night y El Show de Alexis Valdés.
«Del primero que me burlo es de mí y también digo barbaridades de mi familia. Siguiendo por ahí, hay una frase que dice que la felicidad no da rating; por eso cuando voy a un programa y el conductor está elogiando al invitado, entonces trato de jugar a decir algo diferente para que la gente no cambie de canal después de ver que todo el mundo dice lo mismo», explicó al referirse al chucho al que somete a muchos famosos en pantalla.
«Trato de hacer que la gente se ría, pero sin burlarme ni ser ofensivo. El límite puede ser muy pequeño debido a la susceptibilidad de la persona. Al final lo que hago es una suerte de controversia con la gente, buscando jugar y mantener a los espectadores al tanto de nuestros careos, que son totalmente preparados», añadió sobre este tema.
En Miami, donde vive y trabaja desde el año 2002, El Pible ha publicado varios libros más, entre los que se incluyen Si me pides el consejo te lo doy (2004), Sentencias Píblicas (2011) y Breverdades (2020). Por otro lado, en estas dos décadas ha realizado incontables presentaciones en teatros y otros espacios escénicos.
Además de sus colaboraciones con Alexis Valdés en diferentes espacios y cadenas, se le vio con regularidad en la sección Jueves de látigo, del programa TN3, presentado por Carlos Otero en el canal America TeVé. Asimismo, en la emisora radial WWFE La Poderosa tuvo durante años el programa Entre Call y Call junto a su esposa, la escritora y pintora Emma Ardiles.
Actualmente sigue viviendo en la urbe floridana con su familia, que incluye a su hija Anaysi y a un número indeterminado de gatos que cohabitan en el hogar. En su web oficial, anuncia su disposición para stand up comedy, animación de eventos y desarrollo de guiones. En ese propio sitio tiene a la venta sus libros humorísticos, de literatura infantil, además de pinturas realizadas por Emma.
Sobre su forma tan personal de crear humor, declaró para el sitio Humor Sapiens: «no podría explicar el proceso que ocurre en mi cabeza. Como no podría explicarlo María Antonieta después de su pequeño percance con la guillotina. Lo hago como un ejercicio de lenguaje. Quizás el hecho de haber estudiado para convertirme al profesorado de español y dedicarme, por supuesto, a otra cosa, me ha servido bastante. A veces se me ocurre un juego de palabras, busco el origen semántico, y resulta que viéndolo de esa forma la gracia se convierte en obviedad. Pero no se lo digo a nadie para que no pierda el ministerio (perdón, quise decir el misterio). Dicen que ejercitar la memoria es bueno para combatir el Alzheimer. A lo mejor ejercitar el lenguaje hace bien para mantenerse activo en la práctica del sexo oral. En fin, siempre he dicho que provengo de una familia tan pobre que mis padres me decían que Los Reyes Malos no me iban a traer juguetes por haberme portado bien y así fue como empecé, desde muy niño, a jugar con las palabras. Y en eso sigo pobre y con alma de niño”.
👉Si quieres recibir en tu WhatsApp los artículos que publicamos habitualmente sobre temas cubanos o la actualidad de personalidades dentro y fuera del país, únete a nuestro grupo:
0 Comentarios