Siete días atrás, alrededor de la 1:20 de la madrugada, el joven granmense Orlando Lago Vega, asentado en la capital desde octavo grado, fue vilmente asesinado mientras dormía, en cumplimiento del Servicio Militar en la unidad del Centro Penitenciario de Valle Grande, ubicado en la periferia del municipio habanero de La Lisa. Un compañero suyo le disparó un tiro a bocajarro con un fusil soviético AKM, que le “atravesó hígado, pulmones, corazón y se le alojó en el hombro izquierdo”, según declaró su padre a Cibercuba.
En una parte del material, su progenitor describió a Orlandito, de 18 años y 1.94 metros, como un muchacho cuya pasión fundamental era el béisbol. Aseguró que estaba en planes para jugar con Artemisa y conformó un conjunto cubano para menores de 23, que enfrentó en 2019 a un elenco estadounidense durante un tope amistoso en la Isla.
Para conocer más sobre el desaparecido lanzador derecho, quien cumpliría 19 años el 29 de agosto, Cubalite conversó con tres entrenadores que en diferentes momentos trabajaron con él: José Luis Bos (con excelentes resultados como manager de Centro Habana en Series Provinciales, director en Ligas de Desarrollo y uno de los preparadores más capaces que hoy tiene el béisbol capitalino); Wilmar Álvarez (entrenador de pitcheo de Artemisa en las últimas Series Nacionales) y Jhoyce Su (otrora jugador de Series Nacionales con elencos habaneros, de Isla de la Juventud y Artemisa).
Bos recuerda que lo conoció en la Ciudad Deportiva, un día que llegó con su papá y con Roberto Antonio Ortega, quien lo presentó como un lanzador que venía de Granma y tenía buena velocidad. Cuando lo vio lanzar, afirma José Luis, la bola le caminaba sobre las 86 millas a sus 16 años. Luego lo llevó a integrar el equipo de Centro Habana por primera vez en la 57 Serie Provincial de béisbol, por lo que debutó bastante joven y con algunos errores técnicos, que se le pulieron paulatinamente.
En su segundo año con el elenco dirigido por Bos, estuvo en la preselección de La Habana para integrar el conjunto juvenil, pero el hecho de no estar matriculado en la EIDE influyó en que quedara fuera. El año anterior fue su tercera temporada en defensa de Centro Habana y, cuando José Luis se fue a trabajar para Artemisa con el difunto Dany Valdespino, como uno de los miembros del cuerpo técnico de los Cazadores, se llevó a Orlandito para que participara en el concentrado de un equipo con buen pitcheo, donde él destacó por su recta, disciplina y gran tamaño.
“Este año, me atrevo a decir, que estaba tocando las puertas del Sub 23. Había desarrollado sus hombros y su fortaleza física, el Servicio Militar influyó en esas capacidades. Él estaba listo para entrar al Sub 23 y sinceramente creo que no demoraría en llegar a la Serie Nacional. También tenía su matrícula en la Universidad de Artemisa para cursar la Licenciatura en Cultura Física”, afirma.
Apunta el estratega que Lago Vega era una persona excepcional, terminó el preuniversitario con notas buenas y venía de una familia muy trabajadora, con un padre ejemplar. “Tenía que cumplir con ellos, por eso caminé desde Centro Habana hasta la funeraria Mauline (Arroyo Naranjo) para estar en su velorio. No había de otra. La persona que hizo eso ha matado a un talento, a un niño con tremendas condiciones. Nos toca compartir el dolor de su familia”.
Por su parte, Wilmar Álvarez lo recuerda como un joven espigado, con buenas condiciones atléticas y muy disciplinado, “lo demostró el poco tiempo que trabajó con nosotros de cara a la Serie 59, aproximadamente cinco o seis semanas. Tenía buenas perspectivas, era un lanzador de curva, recta y cambio de velocidad principalmente. Ese muchacho, con un poco más de madurez deportiva podía debutar en la Serie, no tengo dudas, y recuerdo que realizó buenos relevos en la preselección en 2019. Este año lo íbamos a tener más cerca, estaba matriculado en la Universidad de aquí”.
Mientras que Jhoyce Su, manager de Centro Habana en la Serie Provincial pasada, nos dijo que Lago aportó tres victorias (con un revés) a la causa de su equipo, sabía utilizar el rompimiento y en un futuro cercano podía lanzar en el torneo beisbolero número uno de Cuba.
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