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La propuesta dramática de la televisión cubana, Sábados de gloria, ha generado tanto expectativa como debate entre los televidentes. A poco más de un mes de su estreno, la producción nacional navega, como casi todas, entre aguas turbulentas, dividiendo opiniones y levantando más de una ceja en los hogares cubanos, pero con la dicha de mantenerse en el centro de un intenso debate público en redes sociales.
La trama: ¿innovación o más de lo mismo?
La serie, que explora temas como la amistad y los desafíos de la mediana edad, ha sido promocionada como una propuesta «diferente». Sin embargo, varias críticas cuestionan si realmente rompe con los clichés tradicionales de la telenovela cubana o simplemente los reinventa superficialmente.
¿Un retroceso en la dramaturgia cubana?
Lo que prometía ser una renovadora propuesta sobre la amistad femenina y los desafíos de la mediana edad, se ha convertido en un ejemplo más de las contradicciones que enfrenta la dramaturgia nacional.
A pesar de contar, al menos hasta ahora, con una realización técnica aceptable, de acuerdo a nuestra opinión adolece de profundidad en cuanto al guion. La historia de tres amigas inseparables desde la infancia, que si bien resuena con bastante autenticidad, se diluye en diálogos con poca sustancia en ocasiones y a veces se le saca poco partido, narrativamente hablando, a las situaciones que estas protagonizan.
Actuaciones: un punto polémico
El elenco cuenta con rostros conocidos, pero ello no ha evitado que las interpretaciones sean objeto de debate. Algunos críticos señalan la sobreactuación en escenas clave, mientras otros defienden el estilo «costumbrista» que caracteriza a nuestras producciones nacionales.
Producción y guion: un proceso controversial
El guionista Jorge Luis Sánchez enfrentó diversos desafíos durante la producción. Como se ha conocido a partir de entrevistas, el proceso se tornó «tormentoso y desafiante», especialmente cuando el número de capítulos tuvo que ser reducido, lo cual ha generado debate sobre la calidad versus la cantidad en las producciones nacionales. Ese cambio en la cifra de episodios podría provocar un ritmo irregular dentro de la historia contada y que diferentes personajes no lleguen a mostrar todo su potencial.
¿Un paso adelante o dos hacia atrás?
Si bien es cierto que la producción técnica muestra avances respecto a telenovelas anteriores, surge la pregunta: ¿Estamos sacrificando autenticidad por estética? La televisión cubana se encuentra en una encrucijada entre complacer al público y mantener ciertos estándares institucionales.
¿Impacto real o costumbre?
«Sábados de Gloria» ha logrado algo que varias producciones recientes han conseguido: mantenerse como tema de conversación constante. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es esa atención resultado de su calidad o simplemente de la costumbre tradicional de hablar sobre la telenovela cubana de turno? ¿Se sigue viendo la novela por hábito o por verdadero interés en la trama?
Otra pregunta incómoda que quizás nadie quiere hacerse en la dirección de la TV cubana: ¿hasta cuándo seguiremos conformándonos con producciones que priorizan el cumplimiento de un cronograma por encima de la calidad del contenido? Nuestra televisión necesita una renovación urgente en sus procesos creativos si pretende competir en un mundo donde las audiencias tienen acceso a productos internacionales de alta calidad.
Mientras producciones turcas, coreanas y latinoamericanas cautivan al público con presupuestos millonarios, efectos especiales y narrativas arriesgadas, la dramaturgia nacional lucha por mantener su relevancia con recursos limitados y maneras de contar que no han evolucionado al ritmo de las expectativas del espectador moderno.
El público cubano, cada vez más expuesto a esos estándares foráneos, exige una calidad que la industria local encuentra difícil de alcanzar debido a restricciones presupuestarias, tecnológicas y, en ocasiones, creativas. Este desafío se magnifica cuando consideramos que el tiempo promedio de atención del espectador, sobre todo de los jóvenes, se ha reducido drásticamente, influenciado por el consumo de contenido más dinámico y visualmente atractivo proveniente del exterior, lo cual deja a las producciones nacionales en la disyuntiva de renovarse o arriesgarse a perder definitivamente su conexión con las nuevas generaciones de televidentes.
¿Qué opinas tú? ¿Es Sábados de Gloria un paso adelante para la televisión cubana o simplemente otra producción que genera más ruido que sustancia? Déjanos tus comentarios.
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