Cuando empiece a hablar el doctor Durán habré hecho tres entrevistas por teléfono y habré transcrito una. El trabajo se me acumula. No me alcanza el tiempo. Estoy en la laptop desde las cinco de la mañana hasta las 11 y pico, veo el amanecer en la ventana, bebo café, me fumo dos cigarros y vuelvo a la laptop hasta que almuerzo sobre las tres, luego vuelvo a la máquina, veo cómo oscurece en la ventana hasta que me duermo. No termino nunca. Hice mi lista de cosas pendientes. La colgué en la pared frente a la laptop y tacho lo que acabo. El lío es que cuando tacho una tarea ya agregué tres y que ninguna dice, por ejemplo, terminar reportaje, sino hablar con fulano y con mengano, llamar al otro, escribirle a zutano, esperar que ciclano me responda, esperar por ti, que me dejaste en visto, acaba de responder, coño de tu madre, a ver si acabo el capítulo. A este paso el primer reportaje sale en octubre y de aquí a allá se me habrá puesto viejo. Ayer fui al parque wifi y estaba lleno de gente como siempre: un hombre de 40 videollamando con el nasobuco, dos acaramelados en un móvil con nasobuco, un calor espantoso. La ETK me advertía que había alguien robando cuentas. Salí, esperé un poco. Seguía robando. Contraseña nueva. Seguía robando. Miré a todas partes buscando un sospechoso. Nada raro. Tal vez estaba subido en un árbol o en un balcón, con risita malévola, coño de su madre. Me conecté así mismo. Busqué pronto lo que necesitaba y salí de allí. No puedo concentrarme con nasobuco: me ahoga, me agita, me achicharra, me pone insoportable. Saliendo del parque llegó un policía y sacó a todo el mundo. No se puede estar en los parques, dijo, que hay pandemia, dijo. Pensé en volver y denunciar que había un cabrón robando cuentas. Igual daba con él y lo detenía. Seguí caminando. Regresé a la laptop, descargué todo lo que bajé en la wifi y al trabajo. No responden ciclano ni mengano ni esperancejo, no termino nunca. Oscureció y amaneció y de nuevo, mírame aquí, frente a la lista llena, con tres entrevistas y una transcripción menos. Nueve de la mañana. Cuando empiece a hablar el doctor Durán también habré terminado este Ejercicio Casero. Y habré tachado algo de la lista, gracias a dios.
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