Si bien en Cuba no tenemos contenedores distintos, clasificados por colores, para el reciclaje de diferentes desechos, siempre hemos mantenido la costumbre del aprovechamiento. Con esta premisa, y armados con un molino y una extrusora como maquinaria, en la mayoría de los casos reparadas y adaptadas pues cumplían otras funciones, varios innovadores cubanos emprendieron la tarea de hacer objetos utilizando plástico reciclado, cuya terminación imita a la madera.
Estos productos, que pudieran verse como una alternativa ante la escasez de materias primas, no son segundas opciones, sino soluciones. Al comparar la ecomadera con la versión tradicional las ventajas saltan: impermeabilidad, facilidades para la limpieza, reutilización, larga duración, empleo en exteriores y ambientes salinos.
Aunque los primeros artículos que se hicieron como sustitutos de la madera original surgieron en la década del 60 del pasado siglo en Estados Unidos, no fue hasta hace algunos años que su producción y uso se hicieron extensivos en Cuba. Veamos algunos ejemplos de empresas que reciclan y transforman desechos plásticos en increíbles objetos. Todas están conscientes de la importancia de desarrollar alternativas para disminuir el uso de la madera tradicional.
Atres CNA
Desde su fundación en 2014, esta cooperativa no agropecuaria, con sede en la provincia de Matanzas, desarrolla productos de ecomadera con plásticos recuperados del medio ambiente (son facilitados por la Empresa de Recuperación de Materias Primas y otras iniciativas ambientales de saneamiento). Debido a la expansión y aceptación de su oferta, han abierto sucursales en territorios de La Habana, Mayabeque, Pinar del Río y Cienfuegos. Con una vida útil de hasta 50 años, Atres crea y comercializa cestos para basura, mesas con sombrilla, tumbonas, pérgolas, cercas de diferentes tamaños, portones, estructuras de fachada, escaleras, plataformas, estantes, mesas, sillas y otros muebles.
Ecomadera Cubana
Como iniciativa surgió en 2014, en Sancti Spíritus, pero en 2015 lograron moldear y materializar su propósito. Han acaparado la atención nacional e internacional, pues firmaron un primer contrato de exportación para sus productos, entre los que se incluyen pasarelas, puentes y enchapes de paredes.
En el balneario de Varadero pueden apreciarse algunas de sus obras, aunque tienen un alcance nacional. El proceso de producción comienza con la recolección y selección del tipo de plástico que, posteriormente, cobra vida en forma de vigas y otros elementos estructurales. El volumen de su producción anual del 2020 se equipara con dejar de talar diez mil árboles, según reseñó Prensa Latina.
Plásticos Bahamonde
Desde Las Tunas, y creado por un geólogo, este proyecto, surgido hace alrededor de un año, se basa en la mezcla de desechos, algunos naturales (serrín, paja de arroz) y plásticos (frascos de medicamentos, pomos de refresco, vasitos de yogurt). El resultado de lo anterior es una masa que se moldea y adquiere distintas formas. Las piezas producidas por este emprendimiento son de diferentes formatos y bien pueden servir como parte de otras (marcos, puertas, ventanas) o estructuras como muebles, tarimas, bancos. Establecer alianzas ha sido una estrategia aplicada por este grupo, ya sea con universidades, otros cuentapropistas, entidades estatales, potenciales clientes o proveedores.
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