En nuestro afán por rememorar audiovisuales y actores que pasaron o pasan por nuestras pantallas, recordamos la teleserie Flores con Patricia. Esta obra, estrenada en 2009, tuvo como protagonista a una joven que fascinó a muchos con su actuación.
Desde Cubalite contactamos con Deborah Mesa, quien no ha dejado de ser esa niña encantadora, solo que ahora está más cerca de cumplir sus sueños.
“Cuando tenía cuatro años, mi mamá nos llevó a mi hermana y a mí a un cumpleaños, y Rigoberto Rufín, el actor que interpretaba al payaso de la fiesta, le sugirió que llevara a mi hermana a sus clases para que empezara en la compañía Cascabel. Cuando ella se decidió, fue conmigo también porque yo era muy pequeña y no tenía con quién dejarme. Una vez allí, Rigo me preguntó si yo quería formar parte de la compañía y desde ese entonces me enamoré del teatro.
“Crecí rodeada por la magia de ese medio. Estuve en la compañía desde los cuatro hasta los diez años. Según mi mamá, a veces pedía leche antes de salir al escenario y, al parecer, me creía una diva, porque decía que si no tomaba mi leche no salía. Menos mal que crecí y los aires de diva no siguieron conmigo”, dice con toda sencillez.
Después de Cascabel pasó al Grupo Olga Alonso, bajo la dirección del maestro Humberto Rodríguez, donde “aprendí y crecí muchísimo. Ahí di mi primer beso, haciendo el papel de Julieta. Fue un día muy cómico porque estaba más preocupada por el beso que por mis textos, pero al final todo salió bien. En lo adelante las cosas fueron fluyendo. Estando ahí hice las pruebas para la Escuela Nacional de Arte y fui aprobada”.
Deborah Mesa también llegó muy joven a las pantallas. “Mientras estaba en Cascabel se hizo el casting para la serie Infantil Los Pequeñines, en 2005, dirigida por Jean Michel Fernández y Roly Peña. Ese fue mi debut, interpretando a Juanita”.
Luego fue a probarse para un rol en Mucho Ruido, donde buscaban adolescentes de secundaria, y aunque Deborah tenía doce años y estaba en séptimo grado, “no me veía acorde a la edad de los demás actores, pero al productor le gustó mi trabajo y me dijo que, aunque no podían ponerme en esta, fuera a otra que se estaba produciendo, en la que necesitaban una niña de nueve o diez años”.
Así llegó a Flores con Patricia: “conocí a José Víctor Herrera y Belkis Quintero. Ellos me dieron el libreto para que lo memorizara, luego regresé, hice el casting y me gané el papel”.
Hace más de una década de esto, pero Deborah dice que lo recuerda todo como si fuera ahora. “Fue una etapa muy especial para mí, pues, además de estar rodeada de personas maravillosas a las que quiero mucho, crecí y aprendí de un elenco de actores muy talentosos, que luego se convirtieron en muy buenos amigos. A algunos tengo el privilegio, incluso, de llamarles familia por el lazo tan grande que se creó.
“Recuerdo que nos fuimos al campismo Las Caletas, justo al lado de Los Cocos, donde se rodaba Mucho Ruido, y en varias ocasiones los dos elencos nos juntábamos en las recreaciones y se pasaba muy bien. Es una etapa que jamás olvidaré porque me hizo enamorarme todavía más de esta profesión”.
“Luego de la serie, seguí en el grupo Olga Alonso hasta hacer las pruebas de la ENA. Allí estuve hasta principios de segundo año, pues mis padres ya se encontraban en proceso de salir del país y yo, al ser menor de edad, no podía quedarme”.
Lo siguiente se resume en esfuerzo, sacrificio, dedicación…
“Una vez en Miami empecé High School en las mañanas y tenía teatro por las tardes”. Su vínculo con la actuación no se perdió, a pesar de los cambios en su vida.
“Mi mamá se puso en contacto con Jean Michel Fernández, mi director en Los pequeñines, quien ya llevaba tiempo en Florida y nos recomendó a Teatro Prometeo con Vivian Ruiz. Ahí volví a retomar mi mundo. Como siempre, mis padres, sin pensarlo dos veces, hicieron todo lo posible para que yo pudiese tomar mis clases de actuación. En Prometeo estuve un año completo agarrando conocimientos de cámara y luego empecé en el Conservatorio, donde completé dos años más”.
… y volvió a las tablas. “Al graduarme me fui a vivir a Virginia, donde me comprometí. Luego volví a Miami y participé en la obra En una noche de pirata cualquiera se tapa un ojo, escrita por mi mejor amigo.
En 2018, Deborah se convirtió en madre. “Tuve a mi nena hermosa, Emma (el nombre viene de mi amor por la serie Friends; así se llama la hija de Rachel y Ross)”.
“A mi esposo, al estar en el ejército, lo ubicaron en Guam. Allá estuvimos tres años y nació Noah. Entonces, hizo todo lo posible por que lo enviaran a California para que yo pudiera seguir con mi profesión, y así se dio. Ahora llevo aquí tres meses. En abril apliqué para The American Academy of Dramatic Arts y recién en junio me dieron la noticia de que aprobé, pues ahora ¡a cumplir sueños!”.
De esa institución han salido alumnos famosos como Grace Kelly, Anne Hathaway, Adrien Brody, Danny DeVito, entre otros. Será un enorme paso en la formación de esta joven.
En su vida profesional, “mi próximo plan siempre va a ser seguir creciendo y haciendo todo lo que sea necesario para alcanzar mis metas. Primero toca descubrir qué se siente al recibir clases de actuación en inglés y que regresen esos nervios de tener que entregar una tarea al día siguiente sin haberla empezado.
“De eso se trata: de arriesgarse y creer que sí se puede”, cierra la entrevista con una frase que resume su trayectoria. Pronto esperamos ver mucho más de esta actriz con un futuro exitoso.
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