De amores y esperanzas, popularmente conocido como “el programa de los abogados”, llegó a nuestras pantallas en 2017. ¿Novela? ¿Serie? Clasificarla es complejo, lo que sí es cierto es que nos regaló una obra distinta a las que estábamos acostumbrados. Su trama se centra en algunos problemas cotidianos de nuestra realidad, pero enfocados a partir de un bufete de juristas. En 2018 nos llegó una segunda entrega y en este 2020 disfrutamos de la tercera.
Su éxito radica, nos atrevemos a afirmar, en lo que la distingue de producciones anteriores. Por una parte, son pocos los audiovisuales cubanos (más allá de los policiacos y ConCiencia) que se centran en mostrar la vida profesional de un sector específico: esta vez los abogados nos han cautivado. Por otro lado, el formato episódico, donde se logra concentrar todo el diseño dramático para presentar una historia con cierre en el mismo capítulo, atrae, y en esta oportunidad, las tramas están muy bien logradas.
De la primera a la segunda no hubo grandes cambios: continuó el mismo elenco, aunque con nuevas incorporaciones; pero esta tercera nos ha traído sorpresas:
- Los cambios:
Reconócelo: a ti también te impactó la primera escena de esta tercera temporada, cuando estaban Irela Bravo, Coralita Veloz y Yerlín Pérez, y a esta última le dijeron el nombre de Elsa. Era evidente que interpretaba el papel que antes ocupaba Edith Massola, pero el cambio nos tomó por sorpresa.
Otro de los intercambios sin previo aviso nos llegó en el segundo capítulo, cuando otra actriz encarnaba a Loreta, la hija de Nancy (Irela Bravo). Antes, este rol lo desempeñaba Yessica Borroto, y ahora llega a nuestras pantallas la joven Sarahí Vargas.
Las variaciones del elenco en las series con varias temporadas son comunes, pero, generalmente, se les dan salidas más o menos sutiles a los personajes; la sustitución de uno por otro fue más chocante aún porque no colocaron ninguna información al respecto.
- La temática:
Los litigios se han centrado -hasta el momento- en tópicos ya recurrentes como la patria potestad de menores y la propiedad de viviendas.
- Se amplían las historias paralelas que coexisten con las ya habituales (Denys Ramos –Pavel– y la relación con su madre y su novia; Jorge Enrique Caballero –Ernesto– y los vínculos con la familia de su esposa) y ahora tenemos a Lili (Mónica Digat), recomenzando su vida en Cuba; Nancy con pretendiente y Ana (Coralita Veloz) como viuda.
- Irela Bravo, Coralita Veloz y Corina Mestre son las grandes actrices que se mantienen en sus roles desde la primera emisión y llevan el peso de los capítulos. A este elenco se suman primerísimas figuras como Luis Alberto García y Tahimí Alvariño, quien da vida a una invidente maltratada, y cuya interpretación, según nos dijo, le quitó el sueño.
Una constante: la música de Silvio Rodríguez y la presentación con imágenes de La Habana y su emblemático malecón (las temporadas dos y tres comparten la misma introducción).
Solo hemos disfrutado de cinco capítulos, de los 13 que componen esta temporada. Aunque queda mucho por ver, esperamos que las restantes sorpresas –si es que las hay– lleguen para bien.
No me gusta en Amores y esperanza la violencia que presenta, que aunque no deja dentener razon, se podia matizar porque no es facil verlo en todos los capitulos.
Por lo demas me gusta.
Comprendo los cambios. Pasò mucho tiempo de una temporada a otra.