Este es el párrafo inicial de un viejo scouting report sobre Danys Báez: “su recta de cuatro costuras genera una gran cantidad de roletazos comparada con la recta de cuatro costuras de otros lanzadores derechos, genera menos swings fallidos comparado con otros pitchers que lanzan rectas de cuatro costuras”.
Hasta el momento, era esa una versión primitiva sobre lo que podría llegar a significar uno de los principales envíos del pinareño, si es que las rectas inferiores a las 95 mph tenían, para los scouts de aquella época, alguna trascendencia más allá de la combinación entre una y otra.
Después, quien escribió el informe, añadió: “su recta de cuatro costuras tiene la acción natural de una sinker”. Ese envío que cae, similar al splitter, hará de Báez un lanzador adaptable a cualquier situación del juego. Un lanzador adaptable es, digamos, lo que los entrenadores de pitcheo estadounidense podrían llamar a pleasant guy.
(Es importante agregar aquí que la 4-seam de Báez no era una sinker. Sinker es lo que tiraba Chen-Ming Wang, en varias ocasiones en tres y dos, antes de la operación en el hombro).
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Danys se marchó del hotel en Winnipeg, antes de la final de los Panamericanos, en el verano de 1999. Su madre lo supo luego. A veces, es lo típico. Báez después dirá, a través de un intérprete en una entrevista, que no puede hablar mucho sobre esa fuga, que las leyes le prohíben conversar sobre ello.
Después, un sitio publicará que estuvo escondido en baños de hoteles. Aquello duró diez días.
Desde Canadá tomó un vuelo hacia Costa Rica, lugar donde establecería su residencia. El agente Joe Cubas lo arregló todo.
Báez vivió allí desde agosto hasta diciembre. Se estrenó en un showcase en San José. Fueron a verlo, se dice, ojeadores de Yankees, Atlanta, Tampa Bay y Cleveland. Firmó con los Indios en noviembre: 14,5 millones por cuatro temporadas. AP reseñaba: “un pitcher derecho de 22 años que se proyecta como un abridor”. John Hart, manager general del equipo de Ohio, dirá que la necesidad del conjunto de encontrar lanzadores de calidad, los llevó a ofrecerle al cubano ese “rico contrato”, que incluía una opción para tenerlo en la nómina hasta la temporada de 2004.
Palabras de Joe Cubas: Báez escogió a los Indios porque le presentaron una opción de lanzar pronto en Las Mayores y, además, eran contendientes al título dentro de la Americana.
Un dato importante: en los últimos tres partidos de la Serie Divisional del año anterior frente a Boston, los pitchers de “La Tribu” habían permitido 44 carreras.
En diciembre llegó Danys a Cleveland. Era el trigésimo noveno prospecto en la lista de Baseball America y el segundo en los Indios. El primero, C.C. Sabathia.
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En el 2000 lanzó en Ligas Menores. Primero en A Avanzada y luego en AA. No cumplió como se esperaba. Al final de aquel año, Baseball America lo colocó en el 88 en su lista de prospectos.
Debutó en Las Mayores en 2001, el 13 de mayo frente a los Devil Rays. Entró en la parte alta de la séptima. Cleveland ganaba 7-0. Dominó a Russ Johnson en fly. A John Flaherty lo retiró fácilmente y al último bateador, Feliz Martínez, lo ponchó sin tirarle. En el octavo dio dos boletos al iniciar el inning y el manager lo sustituyó. Una semana después lo enviaron a AAA. Regresó al roster de MLB a los pocos días. Fue primordial en la segunda mitad de aquella campaña. Se estableció como acomodador. Tuvo 39 salidas en ese rol en la última parte del 2001.
En esa temporada no inició partido alguno. Lanzó cincuenta y un tercio. Ponchó a 52. Permitió 14 limpias. Acomodó. Cerró. Perdió tres. Ganó cinco.
Al año siguiente entró en la rotación de abridores. No le fue bien. Le conectaron casi un hit por inning. Después cambiaron su rol y salvó seis partidos. Echó a perder dos oportunidades de salvamento. A partir de ese entonces, no volverían a anunciarlo nunca más como abridor.
Al parecer, los envíos de Báez se volvían demasiado predecibles en cortos espacios de tiempo. Volvió, entonces, a ponerse de moda el concepto de setup o acomodador. No inicia ni finaliza: mantiene. Báez vendrá en esas situaciones hasta que deciden colocarlo como cerrador. En su tercera y última campaña con los Indios salvará 25 partidos y desperdiciará 10 ocasiones. Ese año ganó dos y perdió nueve. El 20 de diciembre de 2003 se convertirá en agente libre.
Años después, comentará: “los Indios estaban en un proceso de reconstrucción y querían salir de los grandes contratos que tenían. Hicieron cosas con las que no estuve feliz, pero entiendo que eran decisiones de negocios”.
El 6 de enero de 2004 firmará con Tampa Bay. Aquí vendrá lo mejor:
-Primera temporada (2004): 30 salvados de 33 posibles (90,9%). Llegó a salvar 18 consecutivos, uno por debajo del récord de la franquicia, en aquel entonces en poder de Roberto Hernández. Fue el segundo en la historia de los Devil Rays en llegar a 30 salvados en un año.
-Segunda temporada (2005): Estuvo a punto de salir del equipo. Pudo llegar a los Mets junto con el torpedero Julio Lugo. No se concretó. Salvó, luego, 41 de 49 posibles (83,7%). Salvó más del 60% de los triunfos de Tampa Bay (67 victorias). Apareció en el roster de la Americana en el Juego de las Estrellas. Hasta aquella fecha, según aparece en Drays Bays, solo seis pitchers desde 1969 –año en que se oficializó como estadística el juego salvado- habían sido protagonistas en más del 60% de las victorias de su equipo. Báez era el sexto.
-Resumen: En tres temporadas, si juntamos estas dos con la última en Cleveland, Báez se convirtió en uno de los mejores relevistas de mitad de la década pasada.
A inicios de 2006 es canjeado a los Dodgers. Ocupará durante un breve tiempo el rol de cerrador ante la lesión del estelar Eric Gagne. Perdió las cuatro oportunidades de salvamento que tuvo. A mediados de ese año, llegará a Atlanta y volverá a convertirse en acomodador. Casi un mes antes de que finalizase el 2006, firmó por tres temporadas con los Orioles y fue operado de la Tommy John en 2007. Perdió todo el 2008.
Regresó en 2009 con la esperanza de convertirse en abridor en la rotación de Baltimore. «Tengo un año y medio fuera de la pelota y sé que voy a necesitar hacer muchos ajustes y creo que los puedo hacer como abridor. En ese rol me puedo dar el lujo de incurrir en más errores, propios de este proceso de recuperación”, dijo a El Nuevo Herald. No abrió ningún encuentro. No salvó.
Después llegó a los Phillies. Fue liberado en agosto de 2011. Anunció su retiro en febrero de 2012, después de que no se concretara ninguna opción de regresar a la Gran Carpa.
En sus últimas cinco temporadas solo llegó a doce salvados.
Ganó más de 43 millones de dólares en diez años. Salvó casi tres de cada cuatro partidos (114 en total) en los que tenía esa oportunidad (no pudo mantener la ventaja en 40 choques).
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El día en que anunció su retiro, dijo a una publicación: “Sí, me retiro y no lo hago con tristeza”.
Lo siguiente ocurrió en una de las primeras ocasiones en que perdió una ventaja:
Terry Mulholand, abridor de aquel encuentro, dijo a la prensa sobre el trabajo de Danys: “a veces, la mejor cura para eso es un recuerdo a corto plazo, o ningún recuerdo”. Contaría Mulholand que, después, Báez le pediría disculpas dos veces. A pleasant guy: una nomenclatura que empezaba en los escondites de los hoteles y terminaba con súplicas obsesivas. En el medio de ambas: una recta de cuatro costuras con el efecto de una sinker violenta.
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