Cubano que triunfó en Grandes Ligas ahora lucha por su vida en medio del peligro (aquí detalles)

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Captura de pantalla de una publicación en Instagram de Yunel Escobar.

Un edificio con moho negro tóxico, fugas de agua y riesgo de colapso estructural se ha convertido en el nuevo campo de batalla de Yunel Escobar. El expelotero cubano, que brilló durante 11 temporadas en las Grandes Ligas, ahora enfrenta un desafío que podría ser más peligroso que cualquier lanzamiento de un pitcher rival: las condiciones de su residencia en The Ivy Condominium, en el área de Brickell, Miami-Dade.

La historia, que Escobar ha decidido hacer pública a través de Instagram, revela una realidad alarmante que va más allá del caso individual. La Sección de Estructuras Inseguras de la Ciudad de Miami ha certificado oficialmente que el edificio presenta condiciones que ponen en riesgo la vida y la salud de sus habitantes, una situación que el otrora deportista ha estado enfrentando durante casi cuatro años.

«¿Dejarías que tu madre durmiera bajo un techo lleno de moho negro?», cuestiona Escobar en uno de sus posts, transformando su lucha personal en un llamado a la conciencia colectiva. El ex jugador de cuadro, que llegó a Estados Unidos en 2004 tras una arriesgada travesía en balsa, nunca imaginó que una de sus batallas más difíciles la encontraría fuera de los diamantes.

La ironía no escapa a nadie: el pelotero que mantuvo un promedio de bateo de .282 y conectó 90 jonrones en la MLB, ahora no puede conectar con la justicia. Su propio abogado abandonó el caso alegando que Escobar era «demasiado difícil» de representar, a lo que el antiguo atleta respondió con característica franqueza: «¡Por supuesto que soy difícil! Me niego a aceptar migajas de quienes no han vivido mi dolor».

El timing de esta denuncia es crucial. La Asociación de Condominios y sus representantes legales intentarán desestimar su caso el próximo 6 de mayo, en lo que Escobar describe como parte de un sistema «empapado de corrupción», donde algunos abogados «roban a las víctimas, estafan al gobierno y se enriquecen a costa del sufrimiento ajeno».

Esta no es la primera vez que el habanero enfrenta adversidades lejos del terreno de juego. En 2021, protagonizó una huelga de hambre por problemas legales relacionados con su salón de realidad virtual para béisbol en Miami. Sin embargo, la situación actual trasciende lo personal: sus denuncias están respaldadas por informes médicos, resultados de laboratorio y evidencia fotográfica que documenta las condiciones insalubres del edificio.

«No seré silenciado. No seré vendido. La verdad no está en venta», declara quien fuera uno de los bateadores más consistentes de la armada cubana en el actual siglo. Su mensaje resuena con particular fuerza en una ciudad donde los problemas estructurales en edificios han cobrado vidas en el pasado reciente.

La situación de Escobar refleja una problemática más amplia en el sur de la Florida, donde la especulación inmobiliaria y la negligencia en el mantenimiento de edificios han generado situaciones de riesgo para miles de residentes. «Si no me escuchan hablar, me escucharán gritar», advierte «el Gambao», como también es conocido, transformando su plataforma de ex deportista profesional en un megáfono para la justicia social.

Para quien supo defender los colores de equipos como Atlanta Braves, Toronto Blue Jays y Los Angeles Angels, esta nueva batalla representa quizás el juego más importante de su vida. Y esta vez, no solo juega por él mismo, sino por todos aquellos que enfrentan situaciones similares en silencio.

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