Hay pocos sinsentidos mayores en un torneo de fútbol que el partido por el tercer lugar. O se es campeón o se perdió la final. Nada más. Pero como la Copa América es tan surrealista como Latinoamérica, allá vamos con un Colombia – Perú para nada necesario. Es difícil hablar de un favorito: en fase de grupos, Perú le había sacado tres puntos de oro para clasificarse a la siguiente ronda; Colombia no había mejorado mucho en los últimos partidos. Solo la magia de Luis Díaz le había permitido anotarle a Argentina. La expectativa de gol era baja. Un 0-0 con definición en penales era el resultado más probable.
Las dos selecciones buscaron el gol; un partido soporífero en el que, de pronto, aparecía una ocasión de gol o una atajada de mérito. Chispazos por aquí o por allá. Poco más. A punto de llegar al descanso, Perú logra armar un contrataque. Cuevas lleva el balón. Lapadula pica y arrastra a su marcador. Yotún recibe solo en el borde del área, penetra y pega un zurdazo hermoso al primer palo para mecer las redes. Roto el melón, quizás caigan más goles.
Perú apenas resistió unos tres minutos tras iniciar la segunda mitad. Falta al borde del área. Cuadrado se fija en la mala colocación de la barrera; hay un espacio entre dos hombres y en esa dirección dispara. El agujero se hace aún mayor con el tiro. Gallese apenas tiene tiempo de reaccionar. Sube el empate. Nueva paridad. Partido nuevo.
La selección de Gareca tiene muchas virtudes, y entre ellas no destaca su defensa. Un balón largo del portero colombiano superó a uno de los zagueros y dejó a Luis Díaz solo con el esférico y muchos metros por delante. Carrerón y definición perfecta. El nivel mostrado por Díaz en el torneo es un tema serio.
El partido bien pudo terminar con este resultado. ¿Quién podía imaginar que a la salida de un córner Lapadula remataría de cabeza al fondo de las redes? Absurdo. A diez minutos del final, a la salida de un córner, Lapadula remataba de cabeza, sin marca, al fondo de las redes. Nueva paridad y los penales en el horizonte. Faltando un minuto o menos. Rueda dio entrada a Muriel para que cobrase alguno de los penales. Por suerte o por desgracia, los planes se trastocaron; Muriel combinó con Luis Díaz, quien recorrió todo el exterior del área rival y se sacó un disparo imposible para Gallese. Un gol en los últimos segundos. Un gol en la última jugada daba la victoria a Colombia. El árbitro, menos dramático que yo, le regaló par de minutos a Perú para ver si ocurría un milagro. Por suerte no hubo penales (Colombia 3 – Perú 2).
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