Conozca a la cubana que se encuentra entre los 100 mejores autores vivos de la música clásica

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Tania León. Foto tomada de Opera Cultura Magazine.

Cuando se haga un listado con los músicos cubanos más reconocidos de la historia, es posible que aparezcan en la relación varios nombres que resulten completamente “nuevos” para la gran mayoría. Resulta que, más allá de artistas bastante internacionales, como pueden ser Chucho Valdés, Ernesto Lecuona, Rita Montaner o Benny Moré, también existe una larga fila de creadores nuestros, menos populares, pero dueños de un talento similar que les ha permitido ganarse la admiración del mundo entero.

Entre esos últimos se halla Tania León, una mujer que, a sus más de 80 años, poco o nada necesita para ser considerada entre las compositoras y directoras de orquesta más importantes que ha parido esta Isla y toda Latinoamérica .

A finales de 2023 León volvió a ser noticia por haber recibido, gracias a su trabajo de producción compositiva, el XIX premio de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria, el cual otorga cada dos años la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y la Fundación SGAE.

Visto así, suena solo como un premio importante, pero la dimensión del mismo crece cuando uno se entera de que entonces Tania se convirtió en nada menos que la primera mujer y la tercera cubana -después de Harold Gramatges (1996) y Leo Brouwer (2010)- en obtener este galardón, considerado como el más importante que puede recibir un compositor iberoamericano vivo.

Al enterarse de la gran noticia, la mujer expresó su agradecimiento y sorpresa. Asimismo, destacó la gran variedad de géneros que reconoce cada convocatoria y tuvo presente el recuerdo de sus familiares que, si bien ya no están, siempre la apoyaron en el pasado.

Según publicó la SGAE en su web oficial, la elección de Tania estuvo fundamentada en “su experiencia artística que se proyecta como paradigma de comprensión y diálogo intercultural, junto a los exilios externo e interno que, como cubana en los Estados Unidos, han marcado su producción compositiva de alto reconocimiento internacional, así como a su posición como ser humano ante las coordenadas vitales por las que ha discurrido su trayectoria”.

Tania y la rutina de lo extraordinario 

Aunque el Tomás Luis de Victoria fue algo de escala masiva, por supuesto que no supuso el primer gran reconocimiento en la vida de León, quien en 2023 fue colocada en el puesto 47 del top 100 de compositores vivos más programados del año, por el sitio web especializado Bachtrack, dedicado a la difusión de música clásica en directo y bajo demanda.

Un poco antes, en 2021, la habanera había confirmado por enésima vez su extraordinario don para el arte, cuando ganó el Premio Pulitzer de Música por su obra orquestal Stride, encargada por la Filarmónica de Nueva York para celebrar el centenario de la 19na Enmienda. En ese momento se unió al argentino Mario Davidovsky en la selecta lista de los únicos compositores iberoamericanos en merecer tal galardón. “Yo estaba en el dentista y después lo llamé (al colega que le dio la noticia) y le dije ‘congratulation de qué’. Me senté y le dije ‘repíteme eso’”, reveló en 2021 a Diario de Cuba.

Como si no fuera suficiente, un año después del Pulitzer fue nombrada entre las destinatarias en la 45ta. edición anual de los Honores del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas. Esa vez compartió el agasajo a una vida de logros artísticos, con otros grandes como el actor y director George Clooney; la cantante de R&B, Gladys Knight; los miembros de la banda de rock irlandesa U2 y la cantautora de música cristiana, Amy Grant.

Entre otras condecoraciones, la antillana tiene en su historial el Premio Michael Ludwig Nemmers de Composición Musical de la Universidad Northwestern, el Victor Herbert de la ASCAP (2013), el de la trayectoria del Consejo de la Ciudad de Nueva York (2007), el MadWomen de Música del MadWomen Fest de Madrid (2017) y el Richard J. Bogomolny National Service Award 2022, de parte de la Chamber Music America.

Miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y a la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, en 2012, su pieza Inura para voces, cuerdas y percusión fue nominada a los Grammy y a la Mejor composición clásica contemporánea de los Latin Grammy.

Su currículum incluye composiciones para óperas, ballets, teatro musical, bandas sonoras, solos de piano y más de 40 piezas de cámara, tanto vocales como orquestales. Su forma de componer ha sido descrita por los especialistas como “un estilo moderno de carácter cosmopolita, a la vez complejo y sumamente expresivo, basado en la incorporación de prácticas rítmicas derivadas de la diáspora latinoamericana fusionadas con técnicas europeas en el Caribe”.

Su ópera, Scourge of Hyacinths, creada por encargo de Hans Werner Henze para la Bienal de Múnich 1994, se alzó con el BMW Musiktheaterpreis a la mejor puesta en escena del evento. El espectáculo, basado en una obra de Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura en 1986, posteriormente sería presentada más de 20 veces en teatros de Suiza, Austria, Francia y México.

En su haber cuenta con doctorados honorarios de la Universidad Colgate, Oberlin, SUNY Purchase College y el Curtis Institute of Music, y se desempeñó como embajadora artística de la cultura estadounidense en Madrid, España.

Ha sido directora invitada de las filarmónicas de Marsella, Francia; Bogotá, Colombia y la sudafricana KwaZulu; la Gewandhausorchester de Leipzig y la Beethovenhalle de Bonn, ambas de Alemania; la Orquesta Santa Cecilia de Roma, Italia; la Orquesta Sadler’s Wells del Reino Unido; así como las orquestas sinfónicas de Guanajuato (México), San Salvador (El Salvador) y Johannesburgo (Sudáfrica).

Ha compuesto piezas por encargo de diversas instituciones y agrupaciones y ha creado una larga lista de obras exclusivas como Ser (Filarmónica de Los Ángeles), Pasajes (Orquestas Sinfónicas de Detroit y Arkansas), Rítmicas (Grossman Ensemble), Anima (Proyecto Alone Together, de Jennifer Koh), Mujer, Define Mujer (Coro Juvenil de Brooklyn), Pa’lante (International Contemporary Ensemble) y YOLA (Orquesta Juvenil de Los Ángeles).

También dentro de su résumé se cuenta su posición como directora de la Filarmónica de Brooklyn, puesto en el cual se mantuvo desde 1976 hasta su desaparición en 1990. Igualmente, fundó la serie de conciertos Sampler, presentada por el Museo Whitney de Arte Estadounidense en Atria, y fue asesora de música nueva para la Filarmónica de Nueva York y Kurt Musur.

En su rol como educadora, ha ofrecido conferencias en universidades como la de Chicago, Harvard y la Humboldt de Berlín; ha sido profesora visitante en las instituciones de Yale, Michigan, Kansas, el Purchase College y la Musikschule de Hamburgo, centro este último en donde también compuso y dirigió, al igual que hiciera en el Conservatorio Central de Música de Beijing, China. Igualmente se ha desempeñado como mentora de creadores.

París, Nueva York y de vuelta a casa

Tania León nació en Cuba en 1943 y empezó desde muy pequeña sus estudios de música, algo en lo que contó con el apoyo incondicional de sus abuelos: una española y un cubano de ascendencia china. Este último fue quien le compró su primer piano cuando ella tenía cinco años.

“Pues yo comencé en el mundo de la música inesperadamente. Mi abuelita se dio cuenta de que siendo niña, yo tendría cuatro años de edad, me gustaba mucho ir a la radio y cambiar las emisoras y, al cambiarlas, si había música, bailaba al compás de la música, cosa que a ella le llamó mucho la atención. También había oportunidades donde habían cantos y yo repetía los cantos tal y como los escuchaba. O sea que no cambiaba nada, sino que lo repetía en el mismo tono que lo cantaban y todo. Pues eso la inspiró mucho a ella y pensó que a mí me gustaba la música y me llevó a un conservatorio”, comentó a Radio Televisión Martí en 2021.

La niña inició sus estudios como alumna del prestigioso Conservatorio Peyrellade, pese a que al principio no querían aceptarla debido a su corta edad. No obstante, la insistencia de la abuela consiguió que fuera admitida. Entre los maestros que tuvo en la Isla se contaron Gramatges, Alfredo Díez Nieto, Zenaida Manfugás y Edmundo López .

Más adelante, ya convertida en jovencita, cursaría la licenciatura en educación musical en el Conservatorio Hubert de Blanck en La Habana, la cual alternó con lecciones de contabilidad que más adelante le permitirían ganarse la vida cuando a los 24 años decidió irse de Cuba hacia Estados Unidos, mediante los entonces llamados Vuelos de la Libertad.

Aunque su sueño era ir a formarse a París, fue en Nueva York en donde encontró su lugar. Allí, a la altura de 1968, junto al coreógrafo Arthur Mitchell, fundó el Teatro de Danza de Harlem, compañía en donde estaría una década de forma ininterrumpida, y a la que continuaría vinculada durante el resto de su vida.

“Era una época de mucha tensión en el país, fue la primera vez que vi por la televisión las marchas de Martin Luther King. Yo no hablaba inglés, todo era visual. Cuando entré en la universidad, había muchas protestas por la guerra de Vietnam y nos cancelaban las clases para ir a las huelgas en Washington Square Park. Mis amigos eran puertorriqueños y ellos me decían lo que yo tenía que gritar en inglés en esas manifestaciones. Ellos me explicaban lo que estaba pasando”, dijo al referirse a sus primeros tiempos en la Gran Manzana.

Cuatro años más tarde de su partida, falleció su abuela, quien a pesar de no estar físicamente, nunca dejaría de ser sería luz e inspiración para llevar su carrera hasta cimas inimaginables.

Forjada en los tiempos de cambio de los años 70, el compromiso político se convirtió en leitmotiv fundamental de su arte. Su presencia en varios proyectos para impulsar la cultura afroamericana y su capacidad para combinarla con otras han dado como resultado obras como Batey, junto a Michel Camilo, y Drummin’ (1997), pieza en la que unió a virtuosos percusionistas de diferentes idiosincrasias para darle forma a una obra multimedia que contó con acompañamiento de voces y cuerdas.

“Siempre he sido fiel a mi filosofía. Me crié en una familia que tenía orígenes muy diferentes, crecí en una especie de pequeñita Naciones Unidas y me desarrollé leal a esa idea. Tengo esa semilla mental de que el mundo debería ser igual para todos y no enfatizar tanto las diferencias”, dijo en una oportunidad.

A pesar de haber conducido grandes conciertos y recibir un sinnúmero de reconocimientos, uno de los momentos más especiales de su carrera sucedió en 2016, cuando regresó a Cuba y aquí pudo dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional, a propósito del Festival de Música Contemporánea de la UNEAC.

Varios años después, en 2022, volvió a la Isla invitada por Leo Brouwer para el festival que organiza. En esta ocasión fue homenajeada con una presentación de varias de sus obras en el marco del tributo llamado Cubanas de otras tierras.

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