Desde la primera vez que puse mis garras sobre Sunless Sea (Failbetter Games, 2015) caí enamorado. Una rara mezcla entre RPG con elementos de roguelike y ficción interactiva, dos conceptos que a priori pudieran ubicarse en las antípodas, se dan la mano para construir uno de mis videojuegos favoritos. Y más adelante salió el DLC Sunless Sea: Zubmarine, que incluía la posibilidad de sumergirse en las tenebrosas aguas de este universo tan hermoso y macabro. Me es difícil calcular cuántas horas he empleado en navegar the zee, su forma particular de referirse al mar.
Para hablar de este sitio lleno de criaturas monstruosas e islas cargadas de historias y secretos, debemos primero acercarnos a Fallen London (Failbetter Games, 2010), un videojuego de navegador basado en texto, cuya gran fortaleza es la ficción interactiva con numerosos elementos de RPG de mundo abierto. Miles de historias en una ciudad que cayó al infierno, literalmente, durante una época victoriana. Con algunas pinceladas de steampunk, numerosas criaturas se dieron cita en este Londres donde el temor y la oscuridad están presentes en cada esquina. De más está decir que la luz solar no existe; de hecho, es un bien muy valioso. Con este lienzo, el estudio se dio a la tarea de construir un universo espectacular, apoyado en una narrativa barroca que intenta imitar un tono decimonónico. La obra está pensada para que los usuarios la consuman de forma gratuita, pero si deciden pagar, pueden obtener la moneda de cambio para acceder a otras historias, hilos narrativos a los que sería casi imposible llegar de otra forma. Tal fue el éxito del estudio, que cinco años después publicaron un spin-off para PC: Sunless Sea, una historia centrada en el mar donde la ciudad tiene un puerto.
Al inicio de cada partida decidimos cuál es nuestra meta en la vida y nuestro pasado (este nos da un plus de puntos para determinadas características: hierro, corazones, páginas, velos y espejos, cada una relacionada con una habilidad). Estas estadísticas aumentan nuestras posibilidades a la hora de tomar decisiones relacionadas con la narrativa y el rumbo que deseamos tomar. Así, los velos nos ayudan a ser más sigilosos, el hierro a emplear la fuerza bruta, las páginas están relacionadas con el intelecto, los espejos con nuestra percepción, y los corazones con la moral y la habilidad de sanar. Antes de tomar cada decisión, el juego nos informa qué posibilidad tenemos de salir triunfantes; a veces los fracasos solo nos cierran una línea narrativa, y en otras ocasiones pueden costarnos la vida.
En esencia, somos un capitán que se lanza al mar en busca de fortuna, o quizás solo sean ansias de explorar. Nuestra embarcación es de lo peor, lenta como ella sola, el combustible no abunda, y tenemos muy poco dinero para decidir si lo gastamos en comida para la tripulación o en más combustible. Mientras navegamos, el terror aumenta. Es lógico, la oscuridad es extrema y los eventos y criaturas que enfrentamos pondrían la piel de gallina al más bravo. De hecho, si el terror llega al máximo, las consecuencias pueden ser nefastas, e incluso si es demasiado alto el miedo, podemos llegar a perder la noción de la realidad: ¿un tentáculo se ha llevado a unos de tus hombres o has sido tú quien lo ha lanzado por la borda?
Al llegar a los puertos de un mapa que se genera de forma aleatoria, encontramos diferentes historias y misiones que harán crecer nuestra fortuna y nuestras habilidades, siempre y cuando no muramos en el intento.
Morir es muy sencillo en Sunless sea: Zubmarine:lo mismo nos hunde un cangrejo gigante que somos atacados por alguna de las criaturas abisales; eso, por no mencionar a la maldita araña que aparece de la nada cuando el terror aumenta y nos persigue sin piedad mientras estamos en el fondo marino. El enfrentamiento no es la única forma de muerte, también podemos sufrir un motín o tomar una mala decisión mientras exploramos una historia: quizás no teníamos suficiente fuerza o intelecto para enfrentar el reto. Una vez muertos, todo comienza de nuevo, el mapa vuelve a generarse y le toca a un descendiente o conocido continuar con el fatídico destino. Por suerte, hay formas de transmitir nuestro legado, y es aquí donde el juego se pone interesante: con un testamento, podemos dejar en herencia la mitad de nuestro capital, la casa donde vivimos y algunos tesoros. Además, tenemos la opción de escoger quiénes seremos con respecto al fallecido y obtener un arma que este tuviese, o un oficial a su mando, o la mitad de su dinero, o el mapa descubierto por el muerto. Y por supuesto, la mitad de alguna de las estadísticas, un bono muy útil si antes de fallecer logramos elevar alguna. Esta posibilidad de dejar un legado no solo da una esperanza ante la dificultad del juego, sino que pone a pensar en cómo dejamos la mayor cantidad de dinero al próximo capitán.
Si bien el peso del videojuego está en el texto, el apartado artístico influye muchísimo en su capacidad de inmersión. El mapa donde navegamos, la vista cenital de cada una de las islas, las pequeñas imágenes que acompañan las páginas de historias, la paleta cromática utilizada y la caracterización de islas y personajes con determinados colores… todo esto nos sugiere muchísimo a la hora de leer e imaginar cada una de las historias. La música también juega un papel fundamental; los diferentes temas empleados mientras navegamos, los relacionados con las diferentes facciones, dioses o escenarios, o el Wolstack Docks (nombre del puerto en Londres), nos transmiten estados de ánimo y casi siempre nos anuncian cada una de las aventuras.
Es llamativa la presencia de Meg Jayanth entre los escritores de Sunless Sea, quien también escribió la mayor parte de 80 Days (Inkle, 2014), otra aventura cuyo mayor peso está en el texto, y Horizon Zero Down (Guerrilla Games 2017).
Soy consciente de que este no es un videojuego para todos los públicos. Lidiar con el concepto de la muerte permanente es difícil, y leer grandes cantidades de texto tampoco es algo que guste a todas las personas. Pero quienes disfruten de grandes historias, descubrir el lore de un universo ficticio y fascinante, y asumir con naturalidad grandes retos en los que casi siempre se fallará, en Sunless Sea: Zubmarine encontrarán la experiencia completa. Además, ¿quién no se ha sentido atraído por la idea de ser un explorador y descubrir nuevas tierras? O quizás sienta amor por el mar gracias a la romantización de la piratería o a la sensación de estar surcando un mundo inabarcable. Créanme, todo esto lo podemos encontrar en este oscuro y terrorífico zee.
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