Cuando Netflix anunció el lanzamiento de la serie Blockbuster, inspirada en la otrora conocida cadena de videoclubes, muchos recibimos la noticia con altas expectativas, teniendo en cuenta que, a priori, se trataba de una propuesta interesante y, a la vez, un guiño de la empresa de streaming al rival que destronó hace años.
Además del tema, el hecho de que la creadora del show fuera Vanessa Ramos, guionista de la exitosa y entrañable Brooklyn Nine-Nine (B99), nos hizo pensar que disfrutaríamos de una nueva historia repleta de humor tonto y con alma, tal y como ocurrió con aquella serie de policías neoyorquinos.
El elenco, encabezado por Randall Park (Wandavision, Always Be My Maybe) y Melissa Fumero, a quien ya conocimos como la detective Amy Santiago en B99, más la presencia del comediante J. B. Smoove (Saturday Night Live), fue otro factor que, antes del estreno, nos atrevimos a calificar como un acierto y nos hizo pensar que podríamos estar ante una serie, cuando menos, divertida. Sin embargo, pasó que nos equivocamos. Totalmente.
Luego de ver los diez episodios que componen esta primera (y ojalá única) temporada, que llegó a Netflix el pasado 3 de noviembre, Blockbuster entró en el poblado club de las “buenas ideas que terminan yéndose a bolina” por culpa de un guion sin chispa, actuaciones penosas y fallos imperdonables en la ejecución de su concepto.
En primer lugar, se estrella su premisa. Lo que pudo haber sido una crítica al modelo de la empresa que absorbe mucho y deja en quiebra a los negocios pequeños, al final se quedó en poco más que un “arañazo en la pintura” en torno a un tema con mucha sustancia. Está claro que Netflix contando chistes de Blockbuster es una ironía enorme porque ambas hicieron lo mismo en su momento, pero todo ello podía haberse narrado mejor y, además, de una forma que realmente nos hiciera reír.
La historia, que gira en torno a Timmy Yoon (Park), el administrador del último local de Blockbuster que queda abierto en la Tierra, es, para no caer en ensañamientos, un bodrio infumable. No se trata de que la fórmula de sitcom laboral esté agotada, sino que en este caso se ve desaprovechada por la guionista principal y su equipo.
Imaginen una sitcom sobre un sitio donde se atiende a un montón de clientes, pero estos últimos apenas son figurantes con dos parlamentos por episodio. El valor de esta posible contraparte es uno de los que menos se explota aquí, y eso hace que tengamos un argumento descompensado y cansino, en el que solo importa (apenas) un lado de la historia.
Si bien pudo haber sido un paseo nostálgico y hasta tierno, gracias al recuerdo de un tiempo en que las cosas eran más simples, Ramos se regodea demasiado en estereotipos y tropos vetustos que evitan que su obra despegue. La falta de matices en sus libretos es palpable todo el tiempo y hace que el resultado se vea desprovisto del encanto “guanajo” que tenían sus trabajos previos.
El centro, que es el humor, resulta más rancio, obvio y predecible que una de esas comedias de los 80 o 90, que hoy nos da pena admitir que vimos alguna vez (Friends y Seinfeld, ustedes no, que son intocables).
Luego tenemos a personajes, a quienes no hay por dónde agarrar. Normalmente, siempre hay una razón para que los caracteres encajen en la trama y destaquen por sí mismos, pero aquí, al parecer, se olvidaron de redactar esos motivos y al final nos dieron un grupo de gente, con la cual es casi imposible sentirse identificado e implicado en sus respectivos relatos.
Los actores de reparto, entre los que se hallan Tyler Herrera (Carlos), Madeleine Arthur (Hannah), Olga Merediz (Connie) o el mismo Smoove (Percy), tampoco son gran cosa. Si por un lado sus parlamentos y conflictos están muy poco desarrollados, sus interpretaciones encartonadas y caricaturescas hacen que uno quiera pedir prestada la máquina de Eternal Sunshine of the Spotless Mind para borrarse de la memoria semejante sensación de vergüenza ajena.
Si usted valora su tiempo, disfruta de televisión de calidad y con un mínimo de inteligencia, le recomendamos seguir hacia otro sitio, pues no hay manera de que Blockbuster le enganche seriamente. Será preferible dedicarle su vida a algo mejor. Créanos, nos lo agradecerá.
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