A finales de octubre de 2018, algunos medios de prensa nicaragüenses celebraron con bombos y platillos el anuncio de que el estelar campocorto cubano Erisbel Arruebarruena Escalante jugaría con los Indios del Bóer en la Liga de Béisbol Profesional de ese país, en lo que sería su primera temporada en ese circuito. En 2017 tuvo intenciones de jugar allí, pero los Dodgers de Los Ángeles no lo autorizaron. En aquel entonces, la llegada del Grillo fue considerada por algunos como la más importante entre los jugadores que estarían en ese torneo.
Llegó a Nicaragua por segunda vez —estuvo en junio de 2012 en un tope con la selección nacional cubana— gracias a que el joven receptor Álvaro Rubí, ex integrante de los Dodgers, facilitó el teléfono del cienfueguero a un directivo del club y las negociaciones comenzaron a andar. Arruebarruena entrenó antes del inicio de la liga, pero cogió un vuelo de vuelta a casa sin siquiera jugar un partido, por discrepancias con el club.
Según declaraciones del manager Julio Sánchez en aquel momento, el torpedero “abandonó el hotel y no dijo nada. Los motivos los ignoro”. Luego trascendió que, aparentemente, se desvinculó del equipo al mostrar descontento con el hotel donde se alojaba, una versión infundada pero que pudiera ser cierta, al tratarse de un atleta con buen nivel de vida mientras jugó en Estados Unidos.
Después de eso, el cubano se reincorporó a la Serie Nacional en 2019 luego de seis años, jugó por Matanzas y no por Cienfuegos, retornó a la selección nacional y se tituló en enero con los Cocodrilos. Debió acudir a la Serie del Caribe en Puerto Rico, pero por razones conocidas nuestro país no asistió a ese evento. En poco tiempo apareció un viaje al exterior para el equipo campeón: un tope de cuatro partidos el fin de semana pasado en Nicaragua, en el brillante estadio Dennis Martínez de Managua.
Al bate, allí Arruebarrena fue el mejor efectivo por el conjunto yumurino, al promediar .667 (ocho hits en 12 oportunidades), con un doble, cuatro jonrones y once impulsadas y decidió el último encuentro con cuadrangular por la banda contraria. La ofensiva del antillano impactó durante su breve estancia en suelo pinolero y ofreció una entrevista al diario La Prensa, donde manifestó que si le hacían una buena oferta, jugaba allí.
En el material se habla de que en 2018 Erisbel se fue sin un turno al bate en la liga profesional por no sentirse a gusto con las condiciones que les ofrecieron los Indios del Bóer. El propio jugador dijo que siempre ha querido probarse en ese campeonato, pero hace dos años existió un inconveniente. “Uno viene a jugar como profesional y necesita las condiciones mínimas, pero si me dan de nuevo la oportunidad, lo hago. Si me hacen una buena oferta yo vuelvo”, afirmó el atleta que en poco más de un mes cumplirá 30 años.
Por cierto, según un reporte del reputado periodista Carlos Alfaro, citado en el artículo aparecido en La Prensa, aparentemente los Gigantes de Rivas —elenco dirigido por Germán Mesa en la pasada contienda— aprovecharon la visita del cubano para conversar respecto a un posible contrato, que perfectamente pudiera concretarse en la próxima temporada, a iniciarse en noviembre, de existir pleno consenso entre las partes.
“No pienso en las Grandes Ligas porque desde que me diagnosticaron diabetes, hay días que no me siento bien”, aclaró y explicó que se preparó sicológicamente para el tope, porque era su oportunidad de rendir después de no haber estado en plenitud de facultades en la final de la Serie Nacional. Añadió que está luchando por un puesto en la selección cubana que estará en el Preolímpico de Arizona en marzo.
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