Santiago Antúnez fue una de las personas a las que Aliuska López Pedroso dijo que después de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 se retiraría. En ese entonces su pareja era un español, por lo que hacia aquel país fue para continuar su vida. Ella repite por enésima vez que no se quedó durante ninguna competencia, salió de Cuba casada. La aclaración la hace porque pasó 16 años sin poder regresar a la Isla, después de aparecer en una lista negra que impedía su retorno. Los motivos reales que la privaron de entrar a su país entre 2000 y 2016, todavía hoy no los conoce.
Varias veces llamó y su nombre permanecía en la lista. Dice que era una suerte de “quiero, pero no puedo”. Tenía que resignarse y vivir así. Veinte años después, la vallista corta habanera dice que entiende de alguna manera la posición de las autoridades antillanas, toda vez que ella salió con un pasaporte oficial. Al regresar de Sidney habló con Humberto Rodríguez, otrora presidente del Inder, y le consultó si podía viajar a España con ese documento, pues no estaban haciendo pasaportes ordinarios.
Actualmente ella reconoce que su gran error fue salir con el pasaporte oficial. Luego de eso empezó una fase nueva en su trayectoria: con 31 años comenzó a competir en España y después por ese país, aunque sus mejores momentos habían pasado.
En 2002 recibió la nacionalidad sin muchas dificultades, pues ya estaba casada. 2006 fue su último año representando a la nación ibérica y poco tiempo después dejó de intervenir en eventos de clubes. Entendió que era hora del retiro definitivo.
Aliuska defendió la causa cubana en tres Juegos Olímpicos (dos finales) y seis Mundiales consecutivos al aire libre (cuarto puesto en Stuttgart 1993), además fue titular y medallista de bronce en lides del orbe de pista cubierta y conquistó tres coronas en Juegos Panamericanos. Todos esos desempeños los firmó en su prueba fuerte.
Por España intervino en diversos certámenes, incluso en la edición olímpica de Atenas 2004, pero afirma que no sintió los mismos sentimientos cuando competía por su bandera. “No sé, era otra cosa, no se corre igual. Hay atletas que dicen que sienten por otro pabellón, pero en mi caso no es así. Ganar una medalla por mi país triplica las emociones, hombre, eso ni se diga”.
Después de decir adiós, apareció un capítulo desconocido en su vida. Primero nació Javier, pocos años después Víctor. También comenzó a trabajar por primera vez, en Oviedo, la ciudad asturiana donde ha vivido siempre desde su marcha. Ha laborado como monitora de varias mujeres que se dedican al spinning.
Tus hijos los tuviste a partir de los 40 años, una edad que, según los expertos, es de alto riesgo para dar a luz, ¿qué les aconsejas a las mujeres que todavía no son madres?
“Les diría que esperen a los 35 más o menos. Yo tuve mis hijos a los 40 y de verdad que disfruté mi vida a tope, no me faltó nada por hacer. Ahora los tengo y dedico mi vida a ellos”.
Desde que marchas en 2000 hasta la actualidad, has venido a la Isla dos veces, ¿se extraña tanto Cuba como dicen casi todos los emigrados?
“Sí, la primera vez fue en 2016 y estuve menos de dos semanas. La segunda fue en 2019, llegué el 26 de junio y me fui el 6 de septiembre con mis hijos, quienes nunca habían venido. Ellos la pasaron súper fenomenal, disfrutaron de las playas, los museos y el más pequeño me decía «mira, mamá, ando descalzo, ya soy un cubano más»”.
“Las dos veces que he viajado a Cuba he intentado irme sin que me queden grandes cosas por hacer. En 2016, afortunadamente, pude disfrutar de la compañía de mi padre todos los días. No sabes lo importante que eso fue para mí. Siempre me he ido contenta y a partir del 2019 me propuse estar cada año en mi país, porque Cuba te obliga a añorar. Es tan especial, desde su gente hasta sus bondades naturales e históricas. Imagínate cuánto la eché de menos esos 16 años alejada de ella”.
Casi una década y media como integrante de la selección nacional te permitió escalar a podios o incluirte en finales de eventos internacionales de primer nivel. Sin embargo, dos veces me has dicho que tu oro de La Habana 1991 lo disfrutaste a tope, más que ningún otro.
“Los Juegos Panamericanos de 1991 me permitieron ganar un título delante del pueblo de Cuba, de mi familia. No olvido las caras de mis padres gritándome hasta el final. Algo muy bonito. Mi padre fue a casi todas las carreras mías allá y creo que disfrutaba las competencias más que yo, corría él más que yo. Ojalá y esa final panamericana de 1991 se repitiera nuevamente”.
Duro es enterarte de la muerte de tu padre desde la distancia, ¿cómo recuerdas aquel 20 de febrero de 2017 en Oviedo, España?
“Prefiero no hablar de la muerte de mi padre. Sería destapar muchos sentimientos, mucha nostalgia, porque fue un día muy difícil para mí, a pesar de que yo conocía sobre su delicado estado de salud”.
Alguien que tú misma consideras como un segundo padre es Santiago Antúnez. Los años pasan y lo de ustedes todavía parece ese vínculo tan estrecho de cuando ambos coincidieron en la selección nacional.
“A pesar de la distancia, sí te puedo decir que todavía existen esos sentimientos propios de padre e hijo. Aunque él no fue quien me descubrió, sí fue quien me inició por el camino de los grandes resultados. Un entrenador brillante, como te dije una vez; él era mis ojos, pues me conocía desde los 14 años. La verdad que es una relación eterna”.
Es cierto que el atletismo cubano hoy tiene alrededor de tres o cuatros figuras con opciones reales de obtener medallas en Campeonatos Mundiales y Juegos Olímpicos, pero en tu época el abanico de posibles medallistas a esos niveles era más amplio.
“No te voy a mentir, el atletismo cubano del presente ha mermado mucho su calidad y existen pocos atletas de gran nivel. Antes íbamos a las competencias casi con equipo completo y en muchas pruebas acudían dos o tres exponentes. Ahora es una pena ver especialidades sin figuras destacadas y que antes eran garantías de podios. Me causa mucha tristeza esa situación porque son deportistas con más recursos que los que tuvimos nosotros”.
La nostalgia te invade al ver que no existe una representante de 100 m/v en nuestro país que se proyecte para un podio en una justa de las más prestigiosas del mundo.
“Creo que va a pasar mucho tiempo para que haya una vallista corta en Cuba de primer nivel. No sé qué pasa, porque antes salían numerosos vallistas en diferentes provincias, tanto mujeres como hombres. No sé cuál es la metodología para la captación de talentos, pero es una realidad preocupante”.
¿Mejor vallista corta cubana de todas las épocas?
“Aliuska López”.
Nota: esta entrevista fue publicada en mayo de 2020
👉Si quieres recibir nuestros artículos sobre deportes en tu WhatsApp, únete a uno de los grupos de Cubalite Deportes:
Grupo 1 (Pincha aquí para unirte)
Grupo 2 (Pincha aquí para unirte)
Grupo 3 (Pincha aquí para unirte)
La mejor vallista de Cuba de todos los tiempos por mucho tiempo y además una persona maravillosa en todos los sentidos, mucha realidad en todas sus palabras Gracias Aliuska por existir