Luego de concluir su última temporada en la Liga Superior de baloncesto con Capitalinos, Alexis “El Chino” Lavastida viajó miles de kilómetros hasta Finlandia y allí jugó un año. Por cuestiones burocráticas no se mantuvo en ese torneo y regresó a Cuba para entrenar categorías pequeñas en su municipio La Lisa. Casi dos décadas como atleta de alto rendimiento le impidieron visitar a varios de sus familiares en Estados Unidos, Rusia y Finlandia, y a eso se dedicó durante cinco años después de sus funciones como preparador.
Lavastida explica que a Finlandia viajó mediante una invitación hecha por su hermana y a su llegada surgió la oportunidad de jugar en un circuito de ese país. Después de entrenar con varios clubes, un equipo de segunda división, perteneciente a la capital, Helsinki, se apropió de sus servicios. Allí se involucró con un básquet no tan rápido, pero sí táctico, con una defensa más férrea que en Cuba y un marcado juego colectivo.
Entró a la preselección nacional en 1997, en una época en la que el equipo antillano permanecía varios meses en bases de entrenamiento en Argentina. En aquel entonces tenía casi 20 años. Hoy, a sus 43 almanaques, dice sentirse contento por lo hecho en el baloncesto cubano, tanto en la Liga Superior como en el conjunto de las cuatro letras, aunque tal vez pudo conseguir un poco más de resultados individuales o colectivos.
“Cuando miras a través del tiempo, te fijas que llevo ocho años retirado y todavía hay personas que en la calle me saludan o me piden fotos o autógrafos. Eso quiere decir que mis actuaciones se recuerdan. Es más, te digo que algunos me han pedido que vuelva a la cancha, pero ya eso es casi imposible, porque físicamente no estoy en condiciones y tengo una rodilla operada hace algún tiempo”, declara el liseño.
“Estuve en el torneo élite de la Isla desde 1994 hasta 2012 y fui afortunado al vivir esa época dorada del baloncesto capitalino en la década del 90, una experiencia única que me permitió poner en práctica más adelante toda una serie de conocimientos valiosos adquiridos de excelentes jugadores como mi compañero Roberto Carlos Herrera, uno de los mejores defensas de aquel momento en Cuba, o el villaclareño Lázaro Borrell, entre los mejores de todos los tiempos. Aprendí mucha táctica y defensa, realmente fue una escuela esa etapa”, asegura quien representó a nuestro país en diversos certámenes internacionales.
Hablabas con razón sobre esa era dorada del básquet habanero que fueron los años noventa, pero después de 2001 la calidad de este deporte en la capital se apagó un poco.
“Sí, es cierto, en ello tuvo que ver el éxodo de jugadores importantes, no solo a nivel de provincia sino también de país. Aunque te digo algo: muchos de los atletas que se mantuvieron jugando en Cuba tenían buen nivel”.
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¿Muchos recuerdos de un equipo como Capitalinos, escuela para tu desarrollo como atleta?
“Numerosos recuerdos, pero los que más me marcan son los títulos logrados en los noventa y en 2010. El primer puesto alcanzado hace una década lo tengo en un lugar privilegiado, porque a diferencia de los otros títulos, en ese jugué regular, tuve mucho protagonismo y quedé como el MVP. Además, ese oro fue bajo la dirección de Miguelito Calderón, un entrenador brillante, con una filosofía de baloncesto internacional. Otros técnicos enseñaban cómo jugar al básquet en Cuba, pero él enseñaba eso y cómo desenvolverte en escenarios foráneos por si algún día integrabas la selección nacional.
“Toda una vida en mi segunda casa, la Polivalente Ramón Fonst, donde viví recuerdos emocionantes y a la vez tristes. Esa instalación se llenaba de público, lo disfrutábamos muchísimo. En los últimos años eso ha cambiado, ya no viene tanta gente, sobre todo porque varias de las principales figuras de Capitalinos están insertadas en ligas extranjeras.
“Aunque también ha influido la poca divulgación que recibe el torneo. En los noventa te enterabas un mes antes del inicio de la Liga, ahora no es así. Sin ánimos de comparar épocas, pero el hecho de que 25 años atrás ningún jugador estuviera contratado mediante la Federación Cubana favorecía a que los aficionados asistieran frecuentemente a las instalaciones y muchas veces las llenaran”.
¿Qué ocurrió para que 2012 fuera tu último año en las duelas cubanas?
“En esa temporada Capitalinos ganó 18 partidos consecutivos, avanzamos a los play off y derrotamos 3-0 a Santiago de Cuba. Después vencemos en La Habana a Ciego de Ávila en el primer choque y en el segundo partido se lesiona Orestes Torres una rodilla. A eso agrégale que Eliecer Lima se dislocó un hombro el primer día. Sin nuestros dos principales hombres bajo las tablas y con Haití, pívot del equipo Cuba en el conjunto contrario, fue imposible llevarse el duelo.
“Entonces decidí no jugar más, ya la motivación no era la misma. Pasaba de los 30 años y ya no era convocado a la selección nacional por una lógica renovación. Pero no he perdido la motivación para seguir el baloncesto cubano y visitar de vez en cuando la Fonst para aconsejar a los jugadores más jóvenes. Desde afuera muchas veces se aprecian errores claves que se cometen, les aconsejo fortalecer el trabajo de dos para dos o el pase atrás sin parar el dribling”.
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