Entre finales de septiembre y principios de octubre del pasado año, el deporte cubano vivió un increíble récord. La Copa Mundial Sub-23 de béisbol, celebrada en México, fue la oportunidad perfecta para que 12 de los 24 peloteros antillanos, bajo la disciplina del director espirituano Eriel Sánchez, decidieran no tomar el vuelo de retorno a la isla. Por primera vez en su tan amplia historia en competiciones en el extranjero, la pelota cubana sufrió el abandono de esa cantidad de jugadores, equivalente a la mitad del equipo.
Dentro de dicha docena hay un atleta con dos récords que no tienen ninguno de sus 11 compañeros. Uno es positivo: haber sido el primero en firmar con una organización profesional, cuando en la quincena inicial de mayo acordó con Sussex County Miners, club de la independiente Frontier League, en territorio norteamericano. El otro es negativo, pues se convirtió en el primero que despidieron, suceso que ocurrió el 7 de junio.
El pitcher pinareño Dariel Fernández, que realizó su primera demostración el 13 de mayo frente a Schaumburg Bommers, con un inning y un boleto como relevista, apenas compiló cinco salidas que le alcanzaron para trabajar en 8.2 innings. No tuvo decisiones, ponchó siete veces, regaló par de boletos, le conectaron 13 hits (incluido un jonrón) y las ocho carreras permitidas fueron limpias, lo que disparó su efectividad hasta 8.31.
El zurdo, que estuvo diez choques sin lanzar después de su tercera presentación, se apuntó la quinta y última actuación el 4 de junio, y tres fechas más tarde hicieron pública su baja. Su estancia con la organización de Sussex County no completó el mes, por lo que el vueltabajero desaprobó su primer examen en la pelota profesional.
No obstante, la edad es un factor a su favor, pues con 25 años tiene tiempo todavía para intentar conseguir un contrato con alguna franquicia de las Mayores o en otro circuito rentado.
En el pasado Mundial Sub-23 en México, el joven solo tuvo labor en un encuentro, ante el equipo anfitrión, en el que relevó y permitió dos incogibles y tres carreras (dos limpias) en un tercio.
Dos meses antes de intervenir en ese certamen fue convocado al plantel de la isla que compitió en la tercera edición de la Copa del Caribe, con sede en Curazao. Su experiencia en la Serie Nacional se resumió en tres temporadas, con 56 juegos lanzados, balance de 4-3 y promedio de carreras de limpias de 3,64.
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