A finales de los 90 y a inicios del nuevo milenio, puede que mantener viva a una mascota haya sido tu única preocupación. Quizás la respuesta a muchas de las carencias afectivas de los niños sin perros ni gatos, era un juguete en forma de huevo -el Tamagotchi-, que consistía en un «ser vivo» digital al cual había que alimentar y cuidar.
Hace unos meses se anunció que el juguete lanzado en 1996 contará con una reedición y, más de 20 años después, según la BBC, se “podrá hacer algo más que comer, dormir, emitir pitidos y morir”.
El aparato electrónico creado por Aki Maita y comercializado por la marca Bandai mostraba a un ser virtual (se podía escoger entre animales –conejo, gato, pato, oso-, chica agradable, chica ninja o robot) con necesidades primarias a las cuales se debían atender e incluso educar y regañar. El nombre no tiene mucha complejidad, ni esconde un secreto muy grande. Es una combinación de la palabra japonesa «tamago» (huevo) y la sílaba –chi- que se asocia con afecto.
Ha tenido varias versiones y ediciones especiales y se dice que la de próximo lanzamiento saldrá a color y la mascota podrá habitar distintos países y formar familia.
Aunque en los últimos tiempos ha habido un aumento del interés por los juguetes vintages, hay una realidad: los niños de ahora no son los de la década del 90. En época de redes sociales y teléfonos inteligentes, quizás esas ventas anticipadas que ya tiene el producto, solo vayan a parar a fanáticos nostálgicos.
En Cuba también se vivió la fiebre Tamagotchi, aunque tal vez no con tanto furor por todo aquello que ya sabemos. Si fuiste de los que cuidó de su mascota virtual hasta que murió, nos gustaría conocer tus experiencias. Si lo llevabas escondido a la escuela, para alimentarlo a la hora del receso, háznoslo saber.
Si como parte del castigo, te quitaban el aparato, cuéntanos en qué condiciones encontrabas a tu “amigo” después de tiempo sin verlo. Si lo compartías con primos y compañeros, también anímate a rememorar aquellos días de infancia.
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