
Desde mediados de los 90 hasta 2010, Gilberto Reyes y Miguel González fueron dos de las figuras más relevantes del mundillo del espectáculo en Miami. El primero, un actor profesional, y su colega, humorista de vocación, forjaron una sociedad conocida como Los Fonomemecos, gracias a la cual consiguieron un reconocimiento enorme entre los cubanos de Florida, a la par de grandes beneficios económicos.
Para Gilberto, formado en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y con un recorrido notable en el teatro, la televisión y el cine durante sus años en Cuba, aquello significó salir de su zona de confort y probar algo diferente. Sin embargo, lo mismo durante que luego de terminar ese ciclo tan importante de su vida, este hombre nacido en Camagüey el 6 de junio de 1955 nunca dejó del todo su pasión más grande.
En paralelo a su fructífera etapa con Los Fonomemecos, desde su llegada a Estados Unidos en 1993, Gilberto ha forjado una carrera dramática de respeto. Entre las obras de teatro en que ha participado, se cuentan Palabras encadenadas, Felicidad for sale y Crónicas desquiciadas.
Recientemente estuvo en Huevos, comedia de Alexis Valdés en donde también compartió escena con Felito Lahera, Dianelys Brito, Yaniel Castillo y Claudia Valdés.
A partir del 7 de septiembre venidero, regresará junto a Beatriz Valdés y Héctor Medina para la nueva temporada de Manteca¸ pieza original del ya desaparecido Alberto Pedro que estará disponible en el Teatro Tower de Miami.
Más allá de las tablas, Reyes actuó en las películas Cercanía (2008) El pelotudo (2014), Plantados (2021) y Plantadas (2023). Igualmente, participó en series como El cartel de los sapos (Caracol Televisión), Tómame o déjame (Vip 2000 TV), Demente criminal (Univision PR), Eva la trailera (Telemundo), Sangre en el diván (Venevisión/Univision) y Lejos del mismo sol, de la plataforma de streaming Pronyr TV.
Una parte que pocos saben, es que también ha incursionado en el mundo de los audiolibros, con el volumen Muerte en el Palmetto y otros cuentos (2020), de Miguel Grillo Morales.
Actualmente, Gilberto simultanea su trabajo escénico con el rol de empresario. Junto a su esposa, Carmen Franchi de Alfaro, es dueño de la tienda de antigüedades Twice Vintage, abierta de miércoles a domingo en la Cauley Square Historic Village.
Un niño provinciano convertido en Mikimbín
“Mi padre era soldador y era un tipo muy ‘hecho al tiempo’, como él mismo decía. Por otra parte, mi mamá sí era artista y era todo un personaje que se casó 18 veces. Yo tenía muchas ganas de irme de mi casa y me daba lo mismo ser marino mercante que cualquier otra cosa. Finalmente, decidí becarme en la ENA y, cuando le conté a mi papá, con tremendas reservas, me sorprendió al decirme ‘coño, al fin un artista en la familia’”, reveló Reyes en el programa La Casa de Maka.
Gilberto se graduó de la ENA en el ’76. Acto seguido, se marchó hacia el Escambray a trabajar, aunque fue en Teatro Estudio donde alcanzó el reconocimiento de colegas y de la audiencia.
Eventualmente, en televisión nacional, intervino en Las honradas (1990) y la miniserie cubano-española Me alquilo para soñar (1992), además de participar regularmente en el programa infantil Dando vueltas y el policíaco Día y noche.
Para cine, hizo el corto Un cielo lánguido y oxidado (1991) y su mejor momento sucedió al interpretar uno de los roles principales en la comedia De tal Pedro tal astilla (1986), cinta en donde compartió escena con grandes como Reynaldo Miravalles, Ana Viña, Nancy González, Thais Valdés y Orlando Casín.
En 1993 se fue a México para actuar en un festival de teatro y allá decidió quedarse y seguir rumbo a Estados Unidos, donde vivía parte de su familia. “Fue duro porque mi hija Gabriela (hija suya con la actriz Mabel Roch) tenía solo dos años. Creo que no lo volvería a hacer. (…) Mi idea nunca fue llegar y trabajar como actor; lo mío era traer a mi hija para acá”, confesó el año pasado.
Dos años después de llegar al país norteño, en el cual siguió haciendo teatro esporádicamente y trabajó en lugares como una factoría, Reyes conoció a Miguel González, “El flaco”. Ambos coincidieron en el programa radial El Vacilón de la Mañana y más adelante comenzarían su propio show, La Fonomanía, que a lo largo del tiempo pasó por las emisoras El Zol 95.7 FM y Clásica 92.3 FM.
Gracias a su ingenio y capacidad para hacer reír con sus sketches y bromas telefónicas, además de su compromiso social con la comunidad, este dueto formado por dos hombres muy diferentes consiguió convertirse en un fenómeno de enorme popularidad entre los residentes en el sur de Florida.
El éxito de Miguel y Gilberto fue tal, que en 1998 la televisión local les ofreció protagonizar su propio show humorístico: El Mikimbín de Miami. El espacio, estuvo al aire hasta 2005 y fue tan influyente que, según el actor y comediante Alexis Valdés, pudiera ser catalogado como el primer programa de ese formato que representó a la comunidad cubana de Florida.
La “pegada” de Los Fonomemecos permitió que durante varios años sus integrantes facturaran hasta 1.5 millones anuales. Esta confesión la hizo El flaco en su aparición en el podcast Qué Desastre, presentado por Alexis Valdés.
Dineros aparte, el tándem logró tener tanta “palanca” en la urbe floridana, que en una ocasión pararon la express way con tal de permitir la entrada al país de unos compatriotas. Aquel día, las autoridades intentaban prohibir la llegada de los viajeros por Miami Beach, noticia que los artistas dieron en vivo en su segmento radial. La respuesta de sus seguidores fue inmediata y contundente: un grupo de camioneros bloquearon la vía rápida y la mantuvieron cerrada hasta que Los Fonomemecos reportaron que los balseros habían sido recibidos finalmente.
“En Mikimbín… descubrimos que podíamos usar nuestra influencia para decir lo que la gente de aquí no tenía dónde ni cómo decirlo”, contó Gilberto en 2024.
El vínculo artístico de Reyes con González empezó a resquebrajarse cuando al flaco le renovaron el contrato en Mikimbín y Fonomanía —que había dado el salto a MegaTV— y a su compañero no. Tras esa desafortunada decisión de los empleadores, ambos decidieron terminar sus programas tras más de una década.
“El 30 de junio me botaron de la radio porque se me venció el contrato y no me renovaron. El 30 de septiembre me botaron de la televisión, y en abril del año siguiente, Mabel dijo que me había bajado la autoestima y también me botó”, declaró Gilberto al referirse a la dura etapa que vivió cuando terminó su asociación con Miguel y Los Fonomemecos.
“Estoy seguro de que ninguno de nosotros solos nunca hubiera logrado lo que hicimos juntos. Lo mejor de todo es que nunca nos lo propusimos, ni nada parecido. Nosotros teatralizamos y representamos el chiste en la radio, y eso fue algo que hasta entonces la gente no había oído”, declaró Gilberto en una entrevista de 2021.
👉Si quieres recibir en tu WhatsApp los artículos que publicamos habitualmente sobre temas cubanos o la actualidad de personalidades dentro y fuera del país, únete a nuestro grupo:
0 Comentarios