
En febrero pasado nuestra revista se hizo eco del estreno de Buena Vista Social Club, obra teatral musical, inspirada en la historia del popular grupo cubano que alcanzó la fama desde mediados de los años 90 del siglo XX.
La producción de Broadway, dirigida por Saheem Ali y escrita por Marco Ramirez, relata el renacimiento artístico de figuras como Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Omara Portuondo y Eliades Ochoa, quienes consiguieron convertirse en un fenómeno mundial cuando parecía que sus vidas artísticas pasaban por un ocaso irremediable.
Aunque las primeras funciones sucedieron desde el 21 de febrero, la temporada oficial del show comenzó el 19 de marzo en el Gerald Schoenfeld Theatre, en donde muy pronto se convirtió en un éxito entre el público y la crítica, razón esta última que, como contamos aquí, lo llevó a ser nominado a diez Premios Tony, considerados como el Oscar del teatro estadounidense.
De esta forma, Buena Vista Social Club se convirtió, junto a Death Becomes Her y Maybe Happy Ending, también con diez nominaciones, en la candidata más importante rumbo a la 78va. gala de los Tony, programada para el 8 de junio próximo en el Radio City Music Hall de Nueva York.
Como parte del elenco de la obra aparecen los cubanos Leonardo Reyna (Rubén González, joven), Renesito Avich (Eliades Ochoa) y Melkisedeq “Mel” Semé, quien interpreta el rol de Ibrahim Ferrer en su etapa adulta.
“Recibí un correo electrónico de una compañía de casting de Nueva York donde me hablaron de este proyecto para el musical de Buena Vista… cuando lo estaban preparando para presentarse en el Atlantic Theater. Al principio les dije: ‘Oigan, esto es muy interesante, crecí en Cuba y sería genial interpretar la música que escuché de niño. Pero estoy muy ocupado, estoy de gira todo el tiempo, no tengo formación actoral y vivo en España’. Les envié mi agenda de giras y me dijeron: ‘Si le interesa, con gusto lo contrataremos’. Tenía algunas dudas sobre que una compañía estadounidense produjera la música de Buena Vista Social Club en Nueva York. (…) Había un taller y vine a ver de qué se trataba. Y me quedé impresionado.
“Unos meses después, me llamaron para participar en la producción de Broadway. Al principio no iba a hacerlo, porque significaba mudarme a Estados Unidos, a Nueva York. Tuve que dejar de girar con mi banda, Gone Gone Beyond.
“Y les dije a mis compañeros: ‘Se me presentó esta oportunidad y no sé si quiero parar por al menos un año’. Y mis compañeros me dijeron: ‘Estás loco, tienes que hacerlo. Es algo único en la vida’.
“No crecí en Estados Unidos, así que había oído hablar de Broadway y había visto imágenes de los teatros desde fuera, pero nunca había ido a un espectáculo de Broadway y nunca había pensado realmente en lo que significaba estar en Broadway. Así que era un poco ignorante. Ahora lo entiendo”, relató Mel al recordar cómo había sido el proceso que lo llevó a ser parte del reparto de Buena Vista Social Club.
En la página oficial de la obra en Instagram, Ibrahim Ferrer es descrito como “el hombre con una voz como la miel, mientras que Mel se refirió a él como “un personaje bellamente elaborado. En la vida real, pasó por un momento en su vida en el que tuvo una gran vida en el escenario y luego sucedieron algunos eventos en Cuba y descendió a la escena callejera y a lustrar zapatos. Luego, 40 años después, fue redescubierto. En la obra se pueden ver algunas de esas transiciones, la metáfora de su vida entrando en la oscuridad y de regreso a la luz. Así que siento que es un personaje muy especial”.
“Si tuviera que escoger una canción de la obra, sería Silencio, que es una canción que de manera metafórica explica cómo se siente un corazón que se rompe, en comparación con la naturaleza”, declaró Semé durante la noche de estreno de la obra.
Curiosamente, la historia de vida de Ferrer tiene muchos paralelismos con la de Mel, quien hace más de dos décadas vivió una etapa extremadamente difícil cuando se quedó sin trabajo mientras vivía en Barcelona y por ello debió dedicarse a tocar en las calles para ganarse el sustento.
“Si miro mi vida y la de Ibrahim, hay un paralelismo. Tuvo una carrera brillante de joven, y luego atravesó un momento muy difícil, y finalmente alcanzó ese éxito en la madurez (…).
“Aún no tengo 70 años, pero pronto cumpliré 50 y siento que estoy alcanzando el éxito en la madurez. He tenido altibajos. Pero ahora mismo me siento como si estuviera en el escenario más grande posible, rindiendo homenaje a este gran artista. Actuar no tiene por qué ser una imitación, puede ser conectarme con el guion. Y eso se siente realmente bien”, expresó al explicar el vínculo que lo une al personaje que comparte con Wesley Wray, encargado de darle vida a la versión más joven de Ferrer.
La estrella de la docena
Melkisedeq, hijo número 12 de una pareja de haitianos, nació en 1975 pero se dio a conocer a gran escala por primera vez en 2019, cuando participó en el concurso de talentos La Voz, en donde captó la atención de los coaches Pablo López, Paulina Rubio, Antonio Orozco y Luis Fonsi gracias a su poderoso filin.
En ese célebre programa de la televisión española, Mel cautivó a todos con su interpretación de Iron Sky, original de Paolo Nutini, con la cual se ganó el boleto de entrada al equipo de Luis Fonsi durante la ronda de Audiciones a ciegas.
“Cantaste freedom… paz, libertad. Eso fue lo que yo escuché. Una voz con mucha lágrima, con mucho dolor, con mucho sentimiento y mucha honestidad. Y para mí eso es lo más importante, algunas veces más que afinar o desafinar”, le dijo Fonsi en aquel momento.
Más adelante, el cubano pasaría la ronda de los Asaltos, en donde cantó Three Little Birds, de Bob Marley, y quedaría eliminado en la llamada Batalla Final luego de hacer un cover de Havana, de Camila Cabello, junto a su compañero Lion Armas, quien sí terminaría avanzando a las galas en directo.
El antillano describió así su paso por La Voz: “ha sido una experiencia tremenda, muy interesante porque el escenario en el plató de televisión tenía como una sección bastante diferente de un escenario donde se toca en vivo. Está como la connotación de hacer algo que lo verán o escucharán muchas personas, millones de personas. Hay un punto de emoción añadido en eso y luego por la característica del concurso… Aunque yo sea un músico que tiene mucha experiencia, siempre tiene un punto de emoción el hecho de estar en un entorno ‘competitivo’”.
En la página web oficial del artista, aparece que nació en la provincia de Camagüey y que se interesó en el arte gracias a la iglesia bautista de su pueblo, lugar en donde se nutrió del góspel latino que llegaba mediante los misioneros que hasta allí viajaban desde el sur de Estados Unidos.
Con el tiempo, Mel aprendió lo básico del piano, la guitarra, el acordeón y el canto. Más adelante se fue a La Habana para estudiar percusión clásica en el Instituto Superior de Arte y tras su graduación tocó en la sinfónica de su provincia y también en la Orquesta Sinfónica Nacional.
El siguiente paso en su aventura lo llevó a Liechtenstein y Suiza, adonde fue a impartir clases de percusión e interpretación. A continuación estuvo de gira junto a los proyectos de Jane Bunnet, David Virelles y Master Fatman, entre otros, y viajó por países de como Alemania, Austria, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Suecia y Dinamarca, en donde se estableció durante un tiempo.
De la nación danesa se fue a Barcelona, en donde vive desde 2003. Allí nacieron sus hijas Nara y Asaí, y también su primer disco, Cielo 360 (2014), totalmente compuesto, producido, mezclado y arreglado por él mismo.
Su segundo álbum, Kalamazoo Sunset, llegó en 2023 y fue calificado por la revista AM:PM como uno que “restaura, en cierto modo, el culto al atardecer, al crepúsculo tropical. Un placard de armonías que esconde vibraciones cargadas de tranquilidad y sensaciones casi oceánicas, entre el sentimiento veraniego y la nostalgia otoñal”.
En 2016, Mel tuvo un gran éxito publicitario cuando compuso el tema para el comercial de La Grossa de Cap d’Any (El Gordo de Fin de Año), modalidad de la lotería catalana cuyo ganador es anunciado cada 31 de diciembre.
Tras su participación en La Voz, lideró el grupo Black Gandhi, con el cual ha colaborado con proyectos como Man Ex Maqina, Barcelona Sessions o Skyland y Barcelona Percussion Project.
Eventualmente, también empezó a alternar su trabajo con una nueva banda nombrada Gone Gone Beyond, al frente de la que ha tocado en diferentes plazas de la comunidad de Cataluña. En paralelo, también hace parte de su vida y obra en California, Estados Unidos, y toca la batería con el Bardia Charaf Quartet.
En su carrera, Semé ha podido pararse en el mismo escenario junto a músicos de renombre como el percusionista boricua Giovanni Hidalgo; el cantautor argentino Fito Páez; los estadounidenses Steve Coleman (saxofonista), Nicholas Payton (trompetista) y Steward Copeland, ex baterista de The Police; el senegalés Youssou Ndour; el irlandés Damien Rice y también Kymani, hijo de Bob Marley.
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