Estelar actriz Flora Lauten reaparece en el teatro fuera de Cuba (aquí detalles)

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Sentadas, de izquierda a derecha: Ivanessa Rodríguez, Lilliam Vega y Flora Lauten. De pie, de izquierda a derecha: Dianet Conde, Kirenia Vega, Fanny Tachin y Simone Balmaseda. Foto tomada de El Nuevo Herald.

A sus 83 años, Flora Lauten continúa siendo una fuerza imparable sobre las tablas. Su reciente participación en el Festival Internacional de Teatro Casandra, celebrado en marzo, además de reafirmar su vigencia como artista, concedió a nuevas generaciones el privilegio de disfrutar de quien ha sido una de las grandes del teatro cubano de todos los tiempos.

Durante el festival, organizado por El Ingenio Teatro, Lauten compartió el escenario del Sandrell Rivers Theater en la obra Eva, donde junto a Lilliam Vega -su hija y directora del festival- encarnó a una de las «Evas primigenias». La pieza, que explora la vida de varias generaciones de mujeres cubanas, resultó particularmente significativa al reunir a madre e hija, «dos mujeres de teatro que han plantado árboles de sal contra la desmemoria y por la vida», como señaló El Nuevo Herald.

Igualmente en la mesa dedicada al teatro comunitario, la maestra Lauten deleitó a los presentes al compartir sus experiencias como directora del proyecto La Yaya, en el corazón del Escambray cubano. Sus anécdotas sobre el trabajo creativo con los campesinos en los años setenta revelaron la esencia de una artista que siempre ha entendido el teatro como herramienta de transformación social.

La trayectoria de Flora Lauten es tan fascinante como diversa. Nacida el 12 de febrero de 1942, sus primeros pasos en el arte fueron casi un juego infantil, representando obras improvisadas junto a su hermana en la sala familiar. Sin embargo, fue su ingreso a Teatro Estudio, en los años 50, lo que marcó el inicio de su carrera profesional.

Un capítulo poco conocido de su vida fue el que la llevó a ser coronada Miss Cuba en 1960, representando al país en Miami en un momento de alta tensión política. El jurado que la seleccionó incluía figuras de la talla de Rita Longa, René Portocarrero y Alberto Díaz (Korda). A su regreso, por consejo del crítico teatral Rine Leal, se dedicó por completo a la actuación, convirtiéndose en una de las actrices más destacadas de Cuba.

Su labor pedagógica en el Instituto Superior de Arte (ISA) y la fundación del Grupo Teatro Buendía en 1986 consolidaron su papel como formadora de nuevas generaciones. Entre sus alumnos destacan nombres como Antonia Fernández, Orisel Gaspar, José Antonio Alonso y la propia Lilliam Vega, actual directora del Festival Casandra.

Merecedora del Premio Nacional de Teatro 2005, Lauten ha dejado una huella imborrable en la dramaturgia cubana con obras como Los hermanos, El secreto de la mano y ¿Dónde está Marta?. Su participación en el reciente Festival Casandra demuestra que, lejos de retirarse, sigue siendo una voz activa y necesaria en el panorama teatral latinoamericano.

La fundadora de grupos emblemáticos como Los Doce, el Grupo Teatro Escambray, La Yaya, Teatro Buendía y la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y El Caribe, continúa siendo un puente entre generaciones, tradiciones y nuevas maneras de hacer dentro de las artes escénicas.

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