Uno de los países con mayor tradición dentro del género de las telenovelas es Brasil, las cuales tienen enorme popularidad dentro de la nación y muchas de ellas han reunido gran éxito en diversos países, debido a su calidad en cuanto a factura técnica, a los libretos que aluden a temáticas universales muy manidas dentro de esos audiovisuales (venganzas, traiciones, amores imposibles…), pero no por ello bien desarrolladas, y a las actuaciones de eternas camadas de intérpretes que han trascendido las fronteras del llamado «Gigante sudamericano».
¿Pero sabías que una cubana fue fundamental durante los primeros años de la producción de ese tipo de dramatizados en Brasil? María Magdalena Iturrioz y Placencia llegó a dicho territorio en 1964 y allí adoptó el nombre con el que sería conocida durante el resto de su carrera: Gloria Magadán.
Había nacido en 1920 en la capital cubana y a mediados de los años 40 firmó su primera radionovela, titulada Cuando se quiere un enemigo. Tiempo después se unió al departamento encargado de publicidad en la compañía Colgate-Palmolive, centrada en productos para el hogar y de higiene, y en 1961 dejó Cuba y partió hacia el exilio en Miami, donde, según la web Memória Globo, dirigió operaciones de la multinacional para América Latina y Canadá.
La empresa para la que trabajaba era una de las principales patrocinadoras de las telenovelas brasileñas y, una vez en Sao Paulo, la conocida ya como Gloria fue colocada al frente de la producción de las series que eran transmitidas por Rede Tupi, la primera cadena televisiva fundada en aquel país.
Pronto empezó a ser conocida por su trabajo tras bambalinas en obras como Gutierritos, el drama de los humildes (1964), La sonrisa de Helena (1964), El color de tu piel (1965) y El otro (1965).
Tiempo después comenzó en la cadena Globo, que con los años se convertiría en la líder en audiencias. Según el portal anteriormente citado, Magadán llegó luego de un acuerdo entre el canal y la empresa para la cual ella trabajaba: la estación ofrecería tiempo de emisión, mientras que la compañía estaría detrás de las tramas y asumiría el financiamiento de las novelas. Al poco tiempo le ofrecieron un puesto para comandar el departamento de telenovelas de Globo.
Para ese medio de comunicación, Glória Magadan escribió nueve dramas, entre ellos Pasión de otoño, Compro a esta mujer, El jeque de Agadir, La sombra de Rebeca y El último vals. La que llegó a ser conocida como «la reina de las telenovelas» fue criticada en muchos casos porque la esencia de sus textos no supo captar la realidad social de aquel entonces en Brasil, pues, según Memória Globo, «tenía un estilo melodramático, privilegiando las tramas de capa y espada, románticamente fantasiosas y, en general, ambientadas en escenarios lejanos».
El sitio Observatorio da TV insiste en que la cubana no mostraba «ningún compromiso con la realidad brasileña», debido a que tenía «su propia receta del éxito», basada en historias «extremadamente románticas», cuyos «villanos eran malvados hasta el extremo; las jóvenes, sufrientes e indefensas; y sus héroes, valientes y de carácter perfecto».
Esa propia web reconoce como parte del legado de la antillana el hecho de haberse convertido en una de las que organizó la producción de telenovelas de acuerdo con un proceso industrial: empleó encuestas de opinión, las cuales le permitieron deshacerse de determinados personajes y crear nuevas historias a partir de los argumentos ofrecidos por parte del público.
En relación con esto último, en una ocasión reveló que en una de las ficciones de su autoría, a los televidentes no les gustó el romance entre una mujer, rechazada por su marido, y otro hombre, por lo que debió modificar el libreto. «El público pensaba que una mujer casada no podía involucrarse con nadie. La moral pública es muy fuerte. Terminé haciendo que el marido volviera a interesarse por su esposa y ambos se enamoraron nuevamente”.
Luego sobrevino en la TV brasileña una avalancha de piezas que ponían en el centro de su argumento cuestiones más orientadas hacia el ámbito nacional y las historias de Gloria fueron perdiendo terreno. Ello, unido a fricciones con la directiva del canal, provocaron su regreso a Rede Tupi, donde firmó el guion de Y nosotros, ¿hacia dónde vamos?, la última telenovela que llevó su nombre en dicho país.
En la década de los setenta volvió a Estados Unidos y desde allí escribió nuevos dramas para Televisa y para la venezolana RCTV, e igualmente incursionó en el periodismo. Falleció el 27 de junio de 2001 en Miami. Tenía 81 años.
Como dato curioso, Gloria contó en una ocasión que hablaba portugués pero escribía sus novelas en español y estas eran traducidas por su secretaria.
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