Los humoristas cubanos que ganaban más de un millón de dólares al año y hoy están desaparecidos

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Gilberto Reyes y Miguel González, integrantes de Los Fonomemecos. Foto tomada de Spotify.

Miguel González, alias Miguelito el flaco, nació el 30 de noviembre de 1963 en La Habana. Gilberto Reyes vino al mundo en Camagüey, el 6 de junio de 1955. A mediados de los 90 del siglo pasado, ambos se juntaron y dieron comienzo a la etapa más exitosa de sus vidas.

González, formado en clubes nocturnos y sitios similares, había llegado a Estados Unidos en 1991, y Reyes, graduado de actuación en la Escuela Nacional de Arte, lo hizo un par de años después. En 1995 ambos colaboraban con varios programas de la emisora radial El Zol 95.7 FM, mientras trabajaban en su propio material humorístico.

Sus esfuerzos rindieron frutos al año siguiente, cuando la cadena les ofreció su propio espacio, que duraría hasta 2010 y tuvo su última etapa en la Clásica 92.3 FM 5.

Gracias a los aciertos de su primer programa, Miguelito y Gilberto consiguieron otra oportunidad cuando lanzaron El Mikimbín de Miami, show que estaría en emisión desde 1998 hasta 2005 en la televisión local miamense. En la opinión del actor y comediante Alexis Valdés, este fue el primer espacio televisivo que representó a la comunidad cubana de Florida.

A partir del 98, en una época de internet “en pañales”, este par alcanzó una popularidad equiparable a la del gran Guillermo Álvarez Guedes, gracias a su “pegada” tanto en radio como en televisión, los dos medios de mayor alcance y posicionamiento de la época. Según declaró recientemente González en una entrevista para el podcast Qué Desastre, presentado por Valdés, en su momento de mayor relevancia Los Fonomemecos llegaron a tener un salario aproximado de 1.5 millones de dólares anuales.

Además de sus ingresos básicos, la dupla contó con importantes entradas de dinero provenientes de la publicidad, campo en donde destacaron como rostros de marcas como la automotriz Toyota y las cervezas Presidente y Budweiser.

“En una etapa sí fui botarate en el sentido de los carros. Me gustaban mucho y yo cada tres meses lo cambiaba. Luego empecé a hacer más negocios y compré propiedades”, confesó Miguel.

“Nos levantábamos a las 4:00 am, íbamos para la radio, a las 10 terminábamos, preparábamos producción y estábamos ahí hasta las cinco grabando sketches. Luego me iba a la casa, me bañaba y regresaba para salir en vivo. Dormíamos pocas horas y muchas veces me tapaba con una colcha y me tiraba en el estudio. Incluso puedo decir que dormía entre semáforo y semáforo: yo bajaba un poco el cristal y vigilaba la luz amarilla, paraba y cerraba los ojos hasta que volvía la verde y me empezaban a pitar los carros de atrás”, contó Miguel para explicar el sacrificio personal que significó estar en la cresta de la ola durante esos años.

El Mikimbín… llegó a tener tanta influencia que los productores y mánagers decían que “si no pasas por el programa, no has estado en Miami”. En el estudio de grabaciones estuvieron artistas consolidados de la talla de Celia Cruz, Roberto Carlos, Boney M o Elvis Crespo, y otros que entonces estaban despuntando como Shakira, David Bisbal o Daddy Yankee.

El “poder” de Miguel y Gilberto en Miami llegó a tal punto que, cuando en una oportunidad no dejaban acceder al país a varios balseros cubanos que intentaban entrar por Miami Beach, ambos artistas dieron esa noticia en vivo en su segmento y, como consecuencia, unos camioneros bloquearon el express way y no permitieron nuevamente el paso de otros vehículos hasta que Los Fonomemecos reportaron la llegada exitosa de sus compatriotas.

Posiblemente la influencia del tándem dentro de la población haya sido el factor que provocó su separación. En cierto punto, a Miguel le renovaron el contrato en ambos espacios y a su compañero no. En ese momento, ambos no solo dejaron de trabajar juntos, sino que también terminaron Mikimbín y Fonomanía —que también tuvo su versión televisiva en MegaTV—, dos shows que durante más de una década hicieron reír y cultivaron una relación muy sólida con los cubanos de Miami.

“Estoy seguro de que ninguno de nosotros solos nunca hubiera logrado lo que hicimos juntos. Lo mejor de todo es que nunca nos lo propusimos ni nada parecido. Nosotros teatralizamos y representamos el chiste en la radio, y eso fue algo que hasta entonces la gente no había oído”, dijo Gilberto en 2021.

De forma independiente, Miguel estuvo hasta 18 años haciendo la sección de comedia de Sábado Gigante, junto a Don Francisco. Más adelante tendría su propio espacio, titulado Handyman y emitido por MegaTV.

En 2007 fue reconocido con el galardón por el Mejor Talento/Conducción en Cámara (On Camera Talent – Program Host/Moderator) en la categoría de los premios individuales de transmisión por cable y radiodifusión (Broadcast/Cablecast Individual Achievement Winners), correspondientes a los Suncoast Regional Emmy Awards.

“Siempre estuve acostumbrado a trabajar en pareja. En Cuba éramos tres y aquí fuimos dos mucho tiempo. Ya luego sí trabajé como solista, pero nunca me sentí cómodo en ese formato. Tal vez con un buen escritor detrás, sí lo haría. Creo que también luego cambió mucho el mercado y empezaron a pagar menos, así que dije ‘para salir de mi casa por 100 pesos, mejor me quedo’”, confesó Miguel cuando le preguntaron por qué ya no se presentaba.

Actualmente, este último se dedica a hacer publicidad para diferentes marcas y no tiene ningún programa, aunque confesó que muchas personas cercanas le han sugerido que empiece su propio podcast, un formato muy de moda en estos tiempos.

Por su parte, Gilberto se ha centrado en la actuación, con roles de corte dramáticos, sus favoritos. En teatro se le ha visto en obras como Palabras encadenadas, Felicidad for sale y Crónicas desquiciadas, mientras que en televisión participó en Sangre en el diván e incluso hizo cine, cuando intervino en las cintas El pelotudo (2014) y Plantados (2021).

En paralelo a su trayectoria artística, también ha desarrollado un trabajo como empresario y es dueño, junto a su esposa Carmen Franchi, de la tienda de antigüedades de Twice Vintage, localizada en Sunset Place, Miami.

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