Esta es una versión breve de la historia de un cubano nacido el 27 de febrero de 1976 en la barriada Los Ángeles, del municipio habanero de Marianao. Cuando era niño probó deportes como el boxeo y el béisbol, mientras era criado por una familia humilde. Su madre, una de las mayores motivaciones que ha tenido en su vida, practicó lanzamiento de jabalina. Fue el béisbol la disciplina que más le apasionó, aunque sus resultados fueron discretos.
Al salir de Cuba en el año 2002, con 25 años, Oney Tapia tenía varias cosas claras y una era que lucharía por seguir entregándose a la pelota en Italia, país que le abrió sus puertas luego de contraer nupcias con una ciudadana de ese territorio. Al poco tiempo de su arribo, el lanzador se incorporó a las filas de la sociedad Baseball Old Rags Lodi, cuyo equipo principal militaba en la Serie A2, segundo nivel del béisbol bambino.
Tapia también fue contratado por el club de Montorio Veronese.
De la pelota el habanero no podía vivir, por ello comenzó a trabajar como jardinero para mejorar su economía y la de su familia. Un día de 2011, mientras podaba un árbol, un enorme tronco le golpeó el rostro y fue trasladado a un hospital, donde le realizaron varias pruebas. Desgraciadamente le informaron que, como resultado del accidente, había perdido la visión.
Miedo, incertidumbre y frustración sintió los primeros días, pero una semana más tarde de haber recibido el alta médica, sacó su espíritu de guerrero y se incorporó al conjunto de Omero Runners Bergamo para practicar torball y goalball, según la web Ability Channel.
Fortuitamente encontró el paratletismo en 2013 y se especializó en lanzamiento del disco e impulsión de la bala. Su evolución en estas modalidades fue bastante rápida y logró posicionarse como el mejor de Italia. Debutó con la selección nacional en el Mundial de Doha 2015, donde finalizó en el puesto 13 del disco.
Luego de ese certamen, Tapia ha conseguido valiosas actuaciones en otras competiciones: tres títulos en los Campeonatos Europeos de su deporte de Grosseto 2016 y Berlín 2018; un oro y una plata en disco en los Mundiales de Kobe 2024 y Dubai 2019, y un segundo lugar y dos medallas de bronce en las ediciones de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.
El desempeño más prestigioso de su carrera lo disfrutó este jueves, con 48 años, luego de conquistar la corona en lanzamiento del disco en los Juegos Paralímpicos de París. A la cúspide en la categoría T11 (atletas con una discapacidad visual casi total) llegó con envío de 41.92 metros, mejor que el iraní Hassan Bajoulvand (plata, 41.75) y el español Álvaro del Amo (bronce, 39.60).
Oney Tapia, quien es también un excelente bailador (ganó la duodécima edición del programa televisivo Ballando con le stelle, en 2017), tiene tres hijas y vive en Sotto il Monte, en la provincia de Bérgamo.
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