En 2004, Mabel Fonseca Ramírez estaba entre las principales posibilidades de medallas de Puerto Rico de cara a los Juegos Olímpicos de Atenas. La oriunda de Guantánamo y nacionalizada boricua en los años 90, había obtenido un bronce en el Campeonato Mundial de Calcis, Grecia (2002), y aunque había bajado de los 59 a los 55 kilogramos, llegó a sus primeras olimpiadas con etiqueta de concursante a tener en cuenta.
La competencia fue tan dura como cabría esperar, y finalmente la chica nacida el 8 de mayo de 1972 ancló en el quinto puesto de la cita ateniense, con lo cual se quedó a un solo paso de escalar al podio. Sin embargo, este hecho no fue la peor noticia que recibió ella durante esa lid.
El asunto fue que, luego de la competencia, el COI publicó los resultados de controles antidopaje, mediante los cuales se conoció que Mabel había dado positivo al esteroide anabolizante llamado estanozolol y, en consecuencia, resultó descalificada y despojada de su diploma olímpico, premio que se le otorga a los atletas que finalizan en los primeros ocho lugares de cada modalidad.
Junto con la representante puertorriqueña, también sería sancionado esa vez el pesista húngaro Ferenc Gyurkovics, ganador de la plata en la categoría de los 105 kilos, a quien le fue detectada la presencia de oxandrolone, otro esteroide anabolizante incluido dentro de la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje.
Luego de aquel triste momento, Fonseca intentó regresar a la cita estival infructuosamente. En 2008, sus últimas presencias en el deporte activo con los colores boricuas tuvieron lugar durante las justas clasificatorias rumbo al evento que se celebraría en Beijing. Para cumplir su objetivo de obtener un boleto hacia la urbe china, la cubana asistió a dos competiciones en el mes de mayo de ese año, pero ancló en los lugares 11 y 30, pobres ubicaciones que la privaron de asistir a su segunda olimpiada.
Del tatami a los colchones
Mabel Fonseca empezó a practicar el judo en su provincia y, como otras tantas, fue ascendiendo en la pirámide de alto rendimiento hasta ser captada para integrar el equipo nacional.
Debutó en la primera categoría en 1989, año en el que se coronó en la división de 45 kilos. Más adelante alargó su dominio hasta 1993, gracias a una cadena de cuatro cetros de forma consecutiva.
También a nivel doméstico compitió en varias ocasiones en el torneo Judoguis Dorados, de donde sacó tres subtítulos en los 48 kilos (1989, 1992 y 1993), además de un par de bronces (1990 y 1991).
Internacionalmente, en la misma división se coronó sobre los tatamis de los Juegos Panamericanos de La Habana 1991, y también en el Campeonato Panamericano de la disciplina efectuado en Caracas, Venezuela, un año antes.
Gracias a su rendimiento, Mabel fue elegida para representar a la Mayor de las Antillas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que sucederían en Ponce, Puerto Rico, durante el verano de 1993. Pero la muchacha tenía su plan y, una vez en suelo boricua, abandonó la delegación y se quedó en ese país.
Tras aquella decisión, eventualmente se nacionalizó como puertorriqueña y en 1995 había dejado el judo para dedicarse a la práctica de la lucha libre, un deporte en donde alcanzaría sus resultados más notables dentro del alto rendimiento.
Una vez convertida en gladiadora, la nacida en el extremo este de Cuba logró sumar el valioso bronce mundial en la división de 59 kilogramos que mencionamos al inicio de este texto.
Al año siguiente de su podio en la ciudad europea, quedó quinta en la edición planetaria de Nueva York 2003. En sus demás participaciones dentro de los eventos mundiales, en Sofía 2001 y Bakú 2007, cerró en los puestos 13 (62 kg) y 30 (63 kg), respectivamente.
Sobre los colchones de los Juegos Panamericanos, Fonseca fue doble medallista de bronce, siempre en la división de 63 kilogramos. Su primera presea la conquistó en 2003 en Santo Domingo, República Dominicana, y cuatro años después volvió a repetir resultado en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro.
Dentro del circuito continental reinó en los campeonatos del deporte de Santo Domingo 2001 (62 kg) y Maracaibo 2002 (59 kg); ganó la plata en en Cali 2000 (56 kg) y los bronces en Ciudad de Guatemala 2003 y San Salvador 2007, esas dos veces en 63 kilogramos.
Luego del desastre olímpico de 2004, Fonseca sumó una nueva presea a su amplio palmarés, al conseguir el segundo lugar en los 59 kilos de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena 2006.
Mabel aparece mencionada junto a otros destacados deportistas puertorriqueños en el libro De Sparta a Londres: Historias de Éxito y Superación. Este volumen, redactado a cuatro manos por el periodista Marvin Fonseca y el exluchador José Betancourt, recoge la historia de los llamados Hijos de Sparta, o sea, atletas que pertenecieron al club de lucha más importante de esa nación caribeña.
Tras su retiro se ha desempeñado como entrenadora de lucha olímpica y ha trabajado en esa función en la Universidad del Este.
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