El primer salto de fe de Leydisvel Freire sucedió a los 17 años, cuando vino de Camagüey a La Habana para estudiar en una academia de artes. Ese camino no solo la llevó a conocer la danza y los géneros tradicionales, además de la música clásica, sino también a integrarse con otros ritmos que llegaron a calarle incluso más hondo.
“Tenía 18 cuando conocí a esta gente que amaba el hip hop. Ver eso en mi país fue un gran asombro y en ese entonces me sentí orgullosa de mis raíces africanas y fui libre por primera vez en mi vida”, contó al programa radial Sounds, de BBC.
Fue en el club La Pampa, en el municipio Centro Habana, donde conectó con una parte de su identidad que jamás ha vuelto a abandonar.
“Nunca había visto tantas personas sintiéndose orgullosas de ser negras, usando ropas que solamente yo veía en películas… Escuché por primera vez un DJ poner música americana, con tanta firmeza, moviendo tanta gente con un ritmo diferente, que no era ni la timba, ni la música latina que estábamos acostumbrados a oír”, expresó en otra entrevista en marzo de 2022.
Leidys, que había renunciado a la idea del pelo lacio y lo llevaba a la usanza de sus antepasados, relató a la cadena británica que durante su juventud empezó a “pinchar” en algunos sitios, hasta que fue invitada a un gran festival en donde tendría la oportunidad de desplegar su arte a una escala mayor.
Se vinculó a grupos notorios como Obsesión, Anónimo Consejo y Grandes Ligas, empezó a meterse en el mundo de la poesía hablada, hizo promociones y se dedicó al activismo para colocar al hip hop y la herencia africana más cerca del pueblo.
“Me di cuenta de que, en ese tiempo, aquella era música como de hombres, por lo cual el acceso para nosotras era un poco limitado. Sin embargo, me involucré con todas mis fuerzas y así me convertí en la primera mujer DJ de hip hop de Cuba”, reveló en un diálogo en 2020.
Durante esa época inicial, la agramontina recuerda haber usado antenas de gran tamaño para captar las emisoras de la Florida. Asimismo, ha declarado servirse de dos reproductores de discos digitales para sustituir a los tocadiscos de toda la vida, así como un mezclador para desplazarse entre pistas.
Junto a DJ Yari lanzó en 2004 su mixtape debut independiente, Platos rotos, el primero de una fémina disc jockey nacida en la mayor de las Antillas. Más adelante, en 2005, cofundó con la propia Yari, Danay Suárez y Las Krudas el colectivo de hip hop llamado Omega Kilay, en donde no solo se hacía música y producción, sino también grafiti y otras manifestaciones afines a ese ambiente.
Antes de cumplir los 21 años, Freire quedó embarazada. No estaba en los planes enamorarse de otro DJ, pero sucedió y ambos decidieron tener a su primer hijo, que sería una niña. “Aunque en ese momento me preocupé mucho porque era joven y vivía lejos de mi familia, cuando noté que una vida estaba creciendo dentro de mí, viví un tiempo muy lindo”, reveló.
Leidys nombró a su primogénita en honor a su cantante favorita, la estadounidense Erykah Badu. Cuatro años después de su nacimiento, tomó una de las decisiones más difíciles de su vida y en 2006 se fue de Cuba por vía marítima, persiguiendo el sueño de tocar algo más grande que todo lo que conocía hasta entonces.
“Dejé a mi hija atrás y partí de noche en un pequeño bote con otras 17 personas. Siento que estuvimos en el océano durante mucho tiempo, sin agua, comida, con mucho calor. Y de noche todo negro, no veías ni siquiera a la persona al lado tuyo. Empecé a rezar y abrí mis ojos para ver el cielo estrellado”, narró en 2014.
Según explicó a Telemundo, después de las vicisitudes que duraron aproximadamente 29 horas, llegaron a una pequeña isla, que luego les dijeron que era Tortuga. Allí fueron recogidos por los guardacostas estadounidenses, quienes los trasladaron hacia Cayo Hueso (Key West) y desde allí hasta Miami.
Esta última urbe no fue lo que ella esperaba. Tras vivir durante unos meses con su tía, recibió la invitación de un amigo que conoció a través de la música, para irse a vivir en la zona de la bahía de San Francisco, un sitio desde donde sintió que podría dedicar su vida a la música nuevamente. “Esta ciudad cambió mi vida. Fue todo lo que ansiaba en mis sueños”, contó en otro intercambio más reciente.
Un día de 2011 recibió una llamada de Fist Productions y ANKH Marketing, quienes habían escuchado sobre su trabajo y quisieron ofrecerle la posibilidad de abrir una presentación de la mismísima Erykah Badu en San Francisco.
“Cuando abres para alguien tan grande, siempre tienes que llegar temprano. Llegué y fue todo perfecto, así que tuve tiempo para respirar, tomar agua y prepararme. Ese fue mi primer concierto ante una gran multitud y además pude conocer a Erykah y contarle sobre mi admiración por ella. Creo que vio la pasión en mis ojos y por eso me abrazó y me hizo sentir enorme al introducirme ante aquel auditorio”, diría Leidys a la BBC luego de dicho encuentro.
En un lapso de dos años, la asociación de Leidys con esos promotores le permitió, además hacer de telonera para el rapero Mos Def, compartir escena con el multifacético DJ productor Questlove y hacer una gira con el dueto bilingüe Los Rakas, oriundos de la ciudad de Oakland.
Sin embargo, la separación familiar dolía. Entre otras cosas, durante ese tiempo perdió a su padre en un accidente automovilístico y el papeleo —aparentemente sencillo— para reclamar a su hija se complicó tanto que debieron pasar casi siete años hasta que Leidys y Erykah se reencontraran, y otros diez para que la DJ pudiera volver a ver al resto de su gente que vivía en la Isla.
Sobre su regreso en 2016, luego de tres intentos frustrados de viajar al país, contó a la revista Huck: “hace diez años que mi cuerpo, mi físico están fuera de Cuba. Pero en mi mente, mi espíritu, mi energía, mi cultura y en todo lo que hacía, Cuba siempre estuvo presente. Estoy orgullosa de ser cubana. He estado fuera de Cuba todo este tiempo, pero ahora quiero volver, quiero traer mi arte”.
En 2013, Erykah viajó a Estados Unidos para reunirse con su madre y así relató Leidys esos instantes: “cuando finalmente tuve todo arreglado, fui a esperar a mi hija a Miami. Me preparé para todas las emociones posibles y estuve esperando horas hasta que llegó. Cuando la tuve delante me asombró verla tan grande, pero a la vez me dolió ver en sus ojos la tristeza de haber tenido que abandonar a Cuba, porque ese es un sentimiento que conocía. Eventualmente, todo encajó y fue como si nunca hubiéramos estado separadas, pero si tuviera la oportunidad de volver atrás, nunca más haría eso. Nunca más dejaría a mi hija lejos de mí”.
Su música, que originalmente estaba más relacionada con el estilo de artistas norteamericanos como Mos Def, Busta Rhymes o Queen Latifah, comenzó a nutrirse de sonoridades latinas y fue ganando mucha más atención, tanta, que el 12 de octubre de 2016 estuvo en la Casa Blanca como invitada del presidente Barack Obama, quien la incluyó en la gala de clausura del Mes de la Herencia Hispana.
Entre sus proyectos se cuenta La Rumba Q’Tumba, un espacio fijo en la zona de New Parish, en el centro de Oakland, hasta donde llevó el sabor de la rumba y la timba. También ha sido parte de We have Iré, conjunto de teatro que propone una mezcla de baile y de géneros como el jazz y algunos ritmos africanos.
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