Desapareció de su hogar en La Habana campeón olímpico cubano

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Captura de pantalla de una publicación en Facebook de Emilio Correa Bayeux.

 

El pasado 29 de septiembre, uno de los primeros días tras el paso del huracán Ian por el occidente del país, Emilio Correa Bayeux, subcampeón olímpico en Beijing 2008, colocó en su perfil en la red social Facebook una publicación en la que pedía ayuda.

En ella se ve una imagen de él junto a su padre, Emilio Correa Vaillant, gloria del boxeo cubano, campeón mundial y monarca bajo los cinco aros en la cita de Múnich 1972. Otra instantánea indicó que el nacido en 1952 se había perdido en días recientes, razón por la cual su hijo decidió pedir auxilio.

Tiempo después, en uno de los comentarios del post, la usuaria nombrada Miskki Simi Iyambae, al parecer, cercana a la familia, explicó que ella se comunicó con el medallista dorado en los Panamericanos de 2007 y 2011 y que este le dijo que su progenitor ya había aparecido. «Él [se refiere a Emilio Jr] no ha podido avisar debido a los problemas de conexión de internet», agregó.

El expúgil santiaguero de 70 años sumó su primer resultado de importancia en 1971, cuando se alzó con el título en la cita multideportiva continental de Cali, luego de doblegar al estadounidense Larry Carlisle en la final, pero el punto más álgido de su carrera llegó un año más tarde en la ciudad bávara que acogería los Juegos de la XX Olimpiada.

Allí, en la división de 67 kg, venció primero al representante de Italia, Damiano Lassandro (5-0), después su víctima fue el local Manfred Wolke (KO) y, tras este, cayeron el también alemán Gunter Meier (3-2), el norteamericano Jessie Valdez (3-2) y el húngaro Janos Kadji (5-0), quien se llevó la plata.

En los Juegos de Montreal 1976 no pudo repetir la hazaña. Derrotó en su primer pleito al búlgaro Plamen Yankov, pero cedió por RSC ante el venezolano Pedro Gamarro.

Dos años atrás se había convertido en campeón mundial en el primer certamen de ese tipo en la historia, celebrado en la capital cubana. No obstante, tras el magno evento en la ciudad canadiense, su carrera no volvió a ser la misma en la arena internacional y, luego de varias preseas de oro en torneos nacionales Playa Girón, decidió colgar los guantes en 1979.

Tras su retiro se mantuvo varios años como parte del grupo de entrenadores de la preselección nacional y prestó ayuda técnica en Bolivia.

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