Se acaba de estrenar en España la décima edición de MasterChef, el talent show más exigente del mundo tras los fogones y ya estamos cruzando los dedos para que esta nueva entrega sea mejor que la anterior. Por suerte, han comenzado las sorpresas: no es la primera vez, pero nos llena de orgullo como si lo fuera, el hecho de que haya un cubano entre los aspirantes a llevarse el título.
Sobre la vida de este antillano te contaremos hoy en Cubalite.
Giraldo Carales, para su primera presentación ante el trío de jueces de Masterchef, preparó una merluza en salsa verde, plato representativo de la cocina vasca, zona donde reside él desde hace algunos años. Su plato se llamó Chamari Legatza, por la combinación de nombres de las personas que lo enseñaron a cocinar, Charot y Jose Mari, mientras que legatza significa «merluza» en euskera.
Su debut, no convenció del todo, pero Pepe y Jordi, aunque con debate, le dieron dos “sí”. Por su parte, Samantha encontró su elaboración muy simple y le dio un “no”. Sin embargo, si bien su plato no fue relevante dentro del programa, le permitió colarse entre los 16 aspirantes. Varios medios, como el Diario de Navarra, coinciden en que el instante más emotivo fue, sin dudas, cuando su hija Ainhoa le entregó el delantal blanco que lo acreditaba como uno de los participantes oficiales. Minutos antes había estado en peligro de no clasificar.
En los momentos de intercambio con el jurado, el cubano les comentó cómo siguen desde su isla natal ese famoso programa y cuánto quieren y admiran a sus anfitriones. Pepe, que ha estado en La Habana, añadió que Cuba es un gran país.
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Giraldo al clasificar, llegó a la prueba por equipos en el team rojo. En la valoración final, tuvo algunas palabras con Jordi, quien consideró que el caribeño había estado “lento”. Su elenco resultó ser el perdedor y él se enfrentó a su primera prueba de eliminación, donde llegó a quedar entre los tres posibles removidos, pero se salvó. Lo veremos, al menos, una semana más.
Pero la historia del nacido en Camagüey en 1988 comenzó bien alejada de la cocina como profesión. De hecho, antes de llegar a los platós de MasterChef, ejercía como modelo, gracias a sus 1.89 m de estatura y su buen porte.
De acuerdo con una entrevista publicada en Carales WP, el antillano de 34 años se inició en el kárate y luego practicó boxeo, lucha libre, béisbol, atletismo y natación antes de empezar en el polo acuático.
Confesó que sus ídolos eran el español Manuel Estiarte, considerado como uno de los mejores de la historia en ese país, y el habanero Ernesto Cisneros, una de las grandes figuras dentro de la disciplina en Cuba.
Giraldo llegó a la selección nacional de mayores en 2005 y pronto se colocó entre los efectivos más importantes en la ofensiva del elenco. Con dicha escuadra obtuvo varias preseas en torneos efectuados en el área.
Entre sus principales rendimientos individuales se cuentan los lideratos de goleo en los Panamericanos de Lima (2019), así como en el Pro Classics, celebrado en el propio año. Por otro lado, en disímiles justas nacionales también concluyó como puntero en la tabla de máximos artilleros.
Además de representar al equipo de su provincia y a otros combinados regionales en campeonatos cubanos, tuvo una incursión en el principal circuito venezolano, cuando defendió a Anguilas del Distrito Capital en 2013.
Seis años más tarde recibió una oferta de contrato por parte del club CW Navarra, que disputa la División de Honor de España, una de las ligas más prestigiosas del orbe. Según reza en su web, marcó 51 dianas a lo largo de dos campañas, lo cual lo convirtió en un puntal en ataque del cuadro pamplonés.
Al finalizar su vínculo con esa entidad el pasado año, decidió dejar temporalmente el deporte para centrarse en su carrera dentro del mundo de la moda. Pese a ello, aclaró que su pausa significa un «hasta luego, no un adiós», pues tiene interés en regresar, en algún momento, como entrenador-jugador.
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