Miguel Abrahantes, el cubano que llegó a EEUU buscando suerte y hoy diseña robots para la NASA

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Miguel Abrahantes. Foto tomada de MLive.com.

La NASA es una agencia norteamericana, cuyas siglas significan, en español, Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, por lo tanto, es responsable de todo lo que tiene que ver con programas de investigaciones dentro de esos sectores en el país. Para el desarrollo de varias de sus misiones, utiliza robots exploradores que poseen diferentes funciones como captar y transmitir imágenes con novedosas tecnologías que soporten las condiciones más allá de la atmósfera terrestre.

Toda la explicación anterior nos permitirá entender la importancia de Miguel Abrahantes, un cubano que llegó a trabajar en la NASA. Los robots que él esbozó, sentarían bases para futuras aplicaciones en las exploraciones en Marte.

La vida de este hombre es una historia de superación en toda regla. Nació en 1970, en Cumanayagua, Cienfuegos, un pueblo en el centro de Cuba. Para estudiar tuvo que salir de la zona que lo vio crecer. Se desplazó hacia Villa Clara para poder culminar su formación. La ciudad de Santa Clara lo acogió en el preuniversitario, en la Escuela Vocacional Ernesto Che Guevara, y luego en la Universidad Central de las Villas Marta Abreu, donde cursó una ingeniería. Al graduarse lo ubicaron en el Centro de Cálculos del municipio donde dio sus primeros pasos.

Miguel contó a la revista MLive sobre sus días de alumno: “cuando tenía once años fui a una escuela de 4500 estudiantes y compartía dormitorio con 60 niños. Solo iba a casa los fines de semana”.

En algún momento, Miguel solo fue el hijo de un taxista que luego se hizo ingeniero, pero su vida empezaría a cambiar. En 1996 su afán de superación lo llevó a otro país, durante algunos años, con el objetivo de desarrollar un doctorado sobre Ingeniería de Sistemas y Control en la Universidad Nacional del Sur de Argentina.

En esta historia, también hay un tanto de suerte. Quiso el azar que en el 2000 su nombre saliera entre los seleccionados en la lotería de visas, mediante la cual los cubanos podían emigrar a Estados Unidos.

Dejó atrás a su familia y se fue a un territorio cuyo idioma no dominaba. Este fue un obstáculo, pero gracias a su tenacidad lo pudo superar. Ha contado que al llegar le pusieron una pegatina que decía “I don’t speak English, help me” (No hablo inglés, ayúdame).

Estuvo un tiempo en la Florida, luego se fue a Michigan gracias a la ayuda de una iglesia.

Más tarde, en Wyoming, consiguió un trabajo, en la línea de montaje nocturno, en Lackss Enterprises INC, empresa dedicada a la fabricación de componentes para el mercado automotriz, y mientras, aprovechaba sus jornadas diurnas para aprender inglés.

En 2001 ocupó un puesto como investigador de postgrado en la especialidad de modelado de sistemas matemáticos en la Universidad de Indiana, y en 2004 era profesor de Ingeniería Electrónica en el Hope College de Grand Rapids. Allí, comenzó a llevar adelante estudios, junto a sus estudiantes, sobre robótica.

En 2007, esa teoría se materializó y creó el robot TetWalker. El proyecto de Abrahantes para la NASA, con apoyo del Goddard Space Flight Center, en Maryland, es un rover (vehículo de exploración espacial) tetraédrico (compuesto por cuatro lados). Sus ruedas se adaptan automáticamente al terreno, no se atascan.

La idea fue explicada por el mismo Miguel Abrahantes, quien adelantó que “el eje del proyecto radica en cómo controlarlo”.

Es considerado el padre de los TetWalker, que ya hoy son una idea-base para futuras creaciones de este tipo. El cubano se convirtió en un referente dentro de esas investigaciones.

Hay otros datos curiosos sobre la vida de Miguel: lo primero que “inventó” fue un arbolito de navidad con luces, cerca de 1990. Cuando conoció la nieve, le sorprendió mucho y decidió practicar esquí con niños de preescolar, para aprender desde cero. Tiene sembrados en el patio de su casa árboles frutales, como aquellos que había en su Cumanayagua natal; gallinas y otros animales también corren por esa parte de su hogar.

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