La insólita historia del contrato ilegal ofrecido a dos peloteros cubanos por los Dodgers

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A la derecha, Josué Pérez y en el centro, Juan Carlos Díaz durante una conferencia de prensa en la que dieron a conocer su situación. Foto: Mike Nelson/ AFP/ Getty Images.

El 29 de junio de 1999, The New York Times publicaba el siguiente titular en su página deportiva: «Cubanos liberados de contratos». Que a un jugador lo liberen de su vínculo con uno de los equipos es un suceso bastante común en Grandes Ligas y no necesariamente llega a las hojas del célebre periódico, pero en estos casos hubo circunstancias singulares.

Resulta que la oficina del comisionado declaró como agentes libres a dos peloteros nacidos en la mayor de las Antillas porque estos argumentaron que los Dodgers los habían firmado ilegalmente.

El inicialista Juan Carlos Díaz y el jardinero Josué Pérez solicitaron su liberación debido a que, según dijeron, la organización les prohibió buscar contratos justos, reseñó el Times.

Ambos narraron que la entidad del oeste de la Liga Nacional les había hecho tryouts secretos en su país de nacimiento y los habían ayudado a salir para poder llevar a término un pacto con ellos en República Dominicana.

En ese momento, Ralph Avila, vicepresidente de los Dodgers, dijo al Boston Globe: «entiendo que nadie debería ir a Cuba. Yo no trabajo en inmigración. No trabajo para el Departamento de Estado. No trabajo para la policía. Si alguien fue a Cuba, no es mi problema».

Según normas de la Gran Carpa, los equipos que pertenecen a los dos circuitos tienen prohibido hacerles pruebas a jugadores en Cuba y, mucho menos, arreglar su marcha del país.

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Díaz, quien tenía 23 años en aquel entonces, estaba en su cuarta campaña en las menores con el elenco de Los Ángeles. Pérez, de 21, jugaba su segundo año. El scout Pablo Peguero fue quien se encargó de firmar a Juan Carlos en 1996 y a Josué en 1998. Ambos peloteros comunicaron a la oficina del comisionado que, en su momento, les habían aclarado que si alguien les preguntaba, tenían que decir que llegaron a República Dominicana por sus propios medios.

Cuando fue entrevistado, Peguero alegó que no había estado en Cuba desde hacía diez años, pero Díaz, según recoge Los Angeles Times, comentó que este se acercó a él en 1995 después de un partido en La Habana y le ofreció la posibilidad de presentarse en un tryout al próximo día. Pablo le explicó que los Dodgers querían llevarlo a Dominicana. Dos meses más tarde, el scout regresó con una mujer, quien aseguró que era su prima.

Díaz, entonces, recibió una visa luego de que la mujer dijera a las autoridades que la familia de Juan Carlos la ayudó a encontrar un doctor para una cirugía que ella necesitaba. Como muestra de gratitud, invitó al jugador a tierras quisqueyanas y pagó todos sus gastos.

Allí, este se dirigió a la academia de entrenamiento en Campo Las Palmas, a las afueras de Santo Domingo, donde Avila selló el pacto por un bono de 65 mil dólares. «No sé si le pagaron a alguna persona o qué, pero inmediatamente tuve mis papeles de residencia temporal que me permitieron firmar», sentenció Díaz.

Josué Pérez contó algo similar. Después de una prueba en 1996 fue acompañado a República Dominicana por una joven mujer que nunca volvió a ver. Recibió por su contrato un bono de 40 mil dólares y le pidieron que mintiera sobre su escape de Cuba, algo que también le solicitaron a Díaz.

Ambos dijeron que avanzaron en su denuncia al darse cuenta de que sus bonos por las firmas eran demasiado bajos. Luego quedaron libres y se les prohibió a los Dodgers volver a ofrecerles un contrato.

Juan Carlos Díaz, nacido en 1974, luego de aquella situación pactó con los Red Sox y ahí logró debutar en MLB, donde acumuló siete turnos con dos hits (un doble y un jonrón), se ponchó en dos ocasiones y recibió un boleto. No volvió a jugar en el Big Show, pero se mantuvo en el sistema de ligas menores con Orioles, Twins y Cardinals. También disputó temporadas en ligas independientes y en los torneos invernales de Dominicana, Venezuela y México.

Por su parte, Pérez (1977), después de aparecer como agente libre llegó a los Phillies a cambio de 850 mil dólares. En 2003 avanzó hasta el nivel de AAA con esa organización y en 2005 arribó a los Rangers, con quienes terminaría su carrera en el béisbol activo en esa misma campaña. Luego se desempeñó como manager y coach.

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