La primera gran creación de Jordi Roca, quien ha sido reconocido por varios especialistas como el mejor repostero del mundo, está inspirada en la capital de Cuba. Viaje a La Habana es uno de los postres emblemáticos de El Celler de Can Roca, negocio familiar con tres estrellas Michelin, catalogado como mejor restaurante del mundo en 2015, según la revista Restaurante y número 1 de The World’s 50 Best en 2013 y 2015.
Con Viaje a La Habana empezó a ganar prestigio y, más importante aún, respeto dentro de la comunidad repostera a nivel internacional, pero Jordi no solo alcanzó fama mundial, sino también el reconocimiento de sus hermanos mayores, algo que persiguió siempre, según dijo en una ocasión en la serie televisiva Chef’s Table. “Comprendimos que detrás de nuestro hermano pequeño se escondía un genio”, confesó en esa oportunidad Josep Roca, el hermano del medio del clan Roca y destacado maitre sumiller.
“Ese plato de Jordi es una de las cosas bellas que hay en el mundo. Una cosa es encontrar un camino, un trabajo, y otra es cuando sorprendes”, decía Josep en el audiovisual, mientras pasaban imágenes de la elaboración, proceso en el que podíamos ver al menor de los hermanos Roca incorporando el humo de tabaco a una mezcla de color blanco.
Las creaciones de Jordi Roca pueden dividirse en antes y después de su Viaje a La Habana. Su hermano mayor lo definió así en Chef’s Table: “había cariño, acompañamiento, fraternidad, pero no la admiración profesional”. Este punto de giro lo alcanzó con esa “obra” que, de acuerdo con Gastronomía & Cía, empezó a elaborarse en el año 2000 y aún se mantiene en la carta.
Luego de tanta presentación, ¿cómo es un Viaje a La Habana? Ya te habíamos adelantado que es un postre y, al ver una imagen, saltan a la vista un tabaco y un vaso con lo que parece ser una bebida.
Para Jordi, la esencia de La Habana es un puro, ron, miel, caña de azúcar y otros aromas refrescantes como la menta y el limón. La capital de Cuba y sus sabores tropicales lo llevaron a ofrecer algo de un nivel nunca antes visto.
El tabaco, en ese caso, es descrito en El Omnívoro como “un cilindro de chocolate oscuro brillante, relleno de helado de puro que se presenta servido en un cenicero para puros y con ceniza comestible”; mientras que el trago evoca a un mojito a base de “bizcocho de ron con sopa de lima, granizado de menta y miel de azúcar de caña”.
Después de veinte años todavía permanece en la preferencia del público y su receta ha dejado de ser exclusiva de Jordi Roca, y se encuentra disponible en varios sitios en internet.
El que fuera definido como “plato intocable” en Diario de Gastronomía, se prepara así:
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