De la primera incursión del béisbol en citas olímpicas como deporte oficial en el calendario, muchos recuerdan la gran actuación cubana. Nombres como los de Víctor Mesa (líder en promedio ofensivo con .545), Omar Linares (primero en hits con 16), Ermidelio Urrutia (encabezó el apartado de dobles con 5), Osvaldo Fernández (mejor P.C.L. con 0.00) y otros, quedaron para siempre como las figuras que dieron a la mayor de las Antillas el primer título bajo los cinco aros en el pasatiempo nacional.
A la hora de hacer un “Todos estrellas” del béisbol posterior a 1959, muchos de los integrantes de aquel plantel podrían estar entre los nominados por varios aficionados, pero, en cambio, hubo un jugador que, probablemente, muy pocos fanáticos recuerden. Hablamos de Juan Carlos Pérez Rondón, lanzador derecho, tunero, integrante de aquel cuerpo de pitcheo en el que destacaron Giorge Díaz, Osvaldo Fernández, Rolando Arrojo, Omar Ajete.
Pérez, quien nació en Puerto Padre en 1969, fue, durante finales de los ochenta e inicios de la década del noventa, uno de los serpentineros más ponchadores del país. Consiguió tres lideratos consecutivos en ese apartado durante aquellos años.
Comenzó en el balonmano, según declaró en una entrevista, y luego pasó al béisbol casi de casualidad. Por azar también fueron sus inicios como pitcher. La típica historia infanto-juvenil: un día necesitaban un lanzador y lo probaron. Mostró gran velocidad y ahí continuó.
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Debutó en las Series Nacionales en 1987, y hasta 1991 acumulaba balance de 26-25, con 382 bateadores eliminados por la vía de los tres strikes (7,63 por cada nueve innings), una cifra nada despreciable para una época en la que se enfrentó a grandes bateadores. En aquella etapa, el equipo tunero tenía un buen staff de pitcheo, pero carecía de ofensiva y de defensa.
Con una combinación a base de recta, tenedor y curva, se convirtió en uno de los monticulistas más temidos de su generación. A ello hay que sumarle la inteligencia a la hora de quitarles o ponerles velocidad a sus envíos.
En la temporada que terminó meses antes de la Olimpiada de Barcelona, finalizó con ¡134 estrucados!, número que hoy sería la envidia de muchos. Mientras, en la Selectiva de 1992, con el elenco de Mineros, sacó out de esa misma manera a 45 rivales.
En predios catalanes, fue utilizado en tres oportunidades. Abrió contra Italia y transitó durante cinco entradas, permitió una carrera y ponchó a ocho; se apuntó la victoria. Frente a Puerto Rico actuó durante dos innings y contra Taipei, uno y dos tercios; en ambas salidas no concedió anotaciones.
Una prometedora carrera por delante tenía el joven supersónico de 23 años, pero…
“Al regresar del equipo Cuba nos dieron una semana de estímulo en Guardalavaca. Allí, jugando voleibol me lastimé el hombro de lanzar. Me operaron, pero no volvió a ser igual. Los resultados no fueron los mismos porque lancé varios años con molestias”, explicó en el diálogo citado anteriormente.
Decidió, entonces, probarse como bateador en las series provinciales. Más penas que glorias salieron de todo eso. Nunca nada volvería a ser igual para él.
Cinco campeonatos disputó Juan Carlos luego de aquel fatal incidente. En tres de ellos no llegó a seis juegos lanzados, cuando en años anteriores superaba fácilmente la docena de aperturas. En una serie completa (1994-1995) llegaron a utilizarlo solo como relevista y se encaramó al box en muy pocas ocasiones. Perdió velocidad. Perdió confianza. Los contrarios empezaron a conectarle como no habían podido hacerlo antes (.448; .298; .307).
Su último evento de primer nivel fue la Nacional 96-97 en la que inició cinco choques, ganó dos y perdió uno. Poco quedaba ya del veloz diestro que enamoró a una provincia y a un país entero.
Hasta hace dos años, entrenaba a niños de las categorías 9-10 y 11-12 años en su territorio. Ha lanzado en juegos de estrellas de veteranos. En la edición de 2014 se apuntó el triunfo de los Orientales. El derrotado fue Lázaro de la Torre, con quien también llegó a coincidir en su etapa en activo.
El 8 de agosto de 2019 reapareció en el lanzamiento de la primera bola de la 59 Serie Nacional de Béisbol, en el estadio Julio Antonio Mella de su provincia natal.
En este breve video puedes verlo en acción
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