Uno de los casos más curiosos alguna vez registrados en la historia de las Series Nacionales de Béisbol (SNB) aconteció el 7 de diciembre de 1996, en un choque correspondiente a la temporada regular de la 35ta. edición del principal torneo de la pelota cubana.
Según refiere el colega Osvaldo Rojas Garay en la más reciente edición de su texto Casos y cosas de la pelota (2018), ese día, Cienfuegos recibió en sus predios del estadio 5 de Septiembre al elenco de Matanzas, en cuyas filas estaba un tal Michel Abreu, joven talento que destacaba por su descomunal fuerza con el madero.
El partido cerró su novena entrada empatado y, a continuación, en la alta de la décima, los locales se irían “en blanco” durante su turno ofensivo. En la próxima oportunidad al bate de los yumurinos, ocurrió el insólito suceso.
En el 10mo. compareció junto al home plate el susodicho Michel Abreu Martínez, defendiendo la camiseta de los Cocodrilos, mientras que sobre la lomita estaba también un Michel Abreu —López, de segundo apellido—, en representación de los Elefantes. Resulta que el matancero le pegó un cuadrangular a su tocayo sureño, convirtiéndose así en un pelotero que en las SS. NN. (no tenemos constancia de que sea el único, les dejamos la tarea de encontrar otro) logró conectarle bambinazo a un jugador con su mismo nombre y apellido.
Ese «cuatroesquinazo» del oriundo de la Atenas de Cuba no fue un caso aislado, pues el poderoso inicialista (y jardinero) diestro dio hasta 115 de esos a lo largo de las ocho SNB que disputó en su carrera. En par de campañas, incluso, llegó a sacar más de veinte pelotas del parque, siendo la del 2003 la mejor de ambas, pues con 23 bambinazos logró convertirse ese año en el rey de los jonroneros del país.
Por cosas de la vida, esa misma temporada llena de éxitos en lo individual, fue la última que Michel jugó en nuestro archipiélago. La desmotivación provocada por la falta de convocatorias a la selección nacional le hizo buscar un futuro en otra latitud.
Al cerrar su paso por las SNB, Abreu acumulaba, en 2194 veces al bate, un total de 691 hits, 105 dobletes, 3 triples, 432 carreras impulsadas, 386 anotadas, un promedio ofensivo de .315, y un slugging de .519. Asimismo, fue transferido en 399 ocasiones y se tomó, como muchos sluggers, la alta cifra de 418 ponches (uno por cada cinco turnos oficiales).
El recorrido foráneo del dotado inicialista lo llevó a Estados Unidos, en donde logró en 2006 un contrato con los New York Mets (NYM), club que lo envió a jugar en la categoría A+ con su equipo filial de St. Lucie, Florida, aunque ahí duró sólo un par de juegos en abril, pues fue transferido la AA para integrarse a la sucursal de Binghamton.
Con esa novena, radicada en el mismo estado neoyorquino, se mantuvo hasta septiembre del 2006 y lo hizo muy bien, al lograr un average de .332 (132 en 398), 17 jonrones, 26 dobles y un triple, además de traer 70 compañeros para el plato y acumular un slugging de .530.
Tras concluir esa campaña, se marchó a la liga otoñal de Arizona y estuvo al servicio de los Mesa Solar Sox desde octubre hasta noviembre.
En 2007 no vio acción, aunque regresó a AAA en 2008, con los New Orleans Zephyrs, también filial de los NYM. Allí participó en 120 encuentros, y obtuvo un promedio de .285 (121 en 425), dio 15 jonrones y envió a 66 compañeros rumbo a la “caja registradora”.
A continuación, entre 2008 y 2010 pasó por los Tiburones de La Guaira (Liga Venezolana de Béisbol Profesional; LVBP) y los Azucareros del Este (Liga Dominicana; LIDOM). Luego estuvo, por ese orden, en los Buffalo Bisons (AAA, NYM), los Lobos de Arecibo (Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, Puerto Rico), los Olmecas de Tabasco (Liga Mexicana de Béisbol; LMB) y los Toros del Este (LIDOM).
Para la temporada siguiente volvió a la disciplina de los Olmecas y después defendió la camiseta de los Yaquis de Obregón (Liga Mexicana del Pacífico; LMP). La conclusión de su largo periplo americano tuvo lugar en 2012, primero comenzó con los Sultanes de Monterrey (LMB), pasando por una escala en los Tigres del Licey (LIDOM) y de regreso a México, para vestir los colores de las Águilas de Mexicali (LMP)
Ya con 34 años “en las costillas”, en 2013 Michel Abreu cruzó el orbe para irse hasta Japón, en cuyo máximo circuito profesional se sumó a los Hokkaido Nippon-Ham Fighters, integrantes de la Liga del Pacífico. Allí se mantuvo por dos temporadas, en las cuales salió al diamante en 144 ocasiones, y consiguió estadísticas notables, entre las que podemos citar una efectividad de .281 al bate (147 en 523), 32 vuelacercas, 19 dobletes, 61 anotadas, 96 remolcadas, 60 transferencias y un slugging de .501.
Actualmente, el otrora temible toletero integra el colectivo técnico de los Toronto Blue Jays, equipo de Grandes Ligas que decidió aprovechar la experiencia del hijo de Matanzas para entrenar tanto a sus bateadores como a sus outfielders.
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