Estar lejos de la tierra donde uno nació y creció viene acompañado de nostalgia en diferentes medidas. Siempre habrá quienes podrán -y quiénes no- lidiar con el gorrión. Durante varios años viajé a muchos lugares y, de algún modo, siempre me preparé mentalmente para regresar.
Desde hace cuatro años resido en Vermont, un estado rural colindante con New Hampshire por el este, New York por el Oeste, Massachusetts por el sur y la provincia de Quebec por el norte. No es un sitio que aparezca a menudo en las películas de Hollywood y, por tanto, es común que otros cubanos me pregunten “¿en qué parte de Canadá queda eso?”
Tampoco es una región caracterizada por su diversidad cultural: más del 90% de su población es blanca, angloparlante. En invierno las temperaturas pueden llegar a los menos 30 grados, punto en que las escalas de Celsius y Fahrenheit no se diferencian. En fin, el lugar ideal para engorrionarse.
Sin embargo, me ha ocurrido algo curioso, una especie de déjà vu con las geografías de Pinar del Río (mi tierra natal) y La Habana (ciudad donde viví durante muchos años). El Camel’s Hump me trajo inmediatamente a la memoria al Cerro de Cabras, elevación que escalé en más de una ocasión; los carros tirados por caballos, las grandes casas de madera dedicadas a alguna actividad de la agricultura y la ganadería o los puentes de hierro me han hecho sentir como de regreso a la escuela al campo; y ¿qué decir de la semejanza de los escudos o de las cúpulas de los capitolios de Montpelier y La Habana? Por eso, cuando me preguntan «¿cómo es eso por ahi?», respondo rápidamente “Pinar del Río con nieve.”
P.D: ¿Estás segur@ de que en TODAS las imágenes que siguen podrás diferenciar a Pinar del Río de Vermont?
Las fotos que vienen a continuación no son de Pinar del Río, pero seguro les suenan de alguna parte….
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