En 2003, el australiano Eric Banadinović, rebautizado como Eric Bana para “vender” mejor su imagen en Hollywood, se convirtió en una sensación mundial cuando interpretó al científico Bruce Banner, quien, luego de recibir altas dosis de radiación, quedaba “maldecido” y pasaba a convertirse en el peligroso Hulk, personaje de Marvel cuya cinta homónima fue dirigida por Ang Lee.
Un año más tarde, Bana continuó en la cresta de la ola cuando llegó a los cines Troya (Wolfgang Petersen), aventura épica que pretendió adaptar la historia de La Ilíada de Homero. En aquel largometraje, el oriundo de Melbourne dio vida al mítico príncipe Héctor, y compartió cartel con nada menos que Brad Pitt y Orlando Bloom, encargados con los roles de Aquiles y Paris, respectivamente.
Tras ese par de blockbusters, en 2005 el bueno de Eric se asoció con el mismísimo Steven Spielberg para estelarizar Múnich, drama basado en hechos reales que recrea los terribles sucesos perpetrados por terroristas palestinos durante las olimpiadas de 1972, como consecuencia de los cuales murieron 11 atletas israelíes.
En lo adelante, Bana tendría un recorrido de altibajos en la meca del cine, con algunos chispazos de notoriedad gracias a sus roles en el reboot de Star Trek (J. J. Abrams, 2009), en donde encarnó al villano romulano Nero, y luego en Lone Survivor (Peter Berg, 2013), drama bélico inspirado en la novela de no ficción de Marcus Luttrell y Patrick Robinson, en el cual se colocó sobre la piel del teniente Erik S. Kristensen.
Desde entonces, había seguido trabajando en cine y televisión, pero sin demasiados hits, hasta que el pasado 17 de julio, Netflix estrenó Untamed, miniserie de misterio y asesinatos en donde Eric interpreta a Kyle Turner, un agente especial de la Rama de Servicios de Investigación (ISB, por sus siglas en inglés) del Servicio de Parques Nacionales, que debe investigar la muerte de una joven en el Parque Nacional de Yosemite.
Aún afectado por la muerte de su hijo de seis años, Turner deberá encontrar la solución al críptico caso en una extensa área que abarca más de 3000 kilómetros cuadrados. Para ello, contará con la ayuda de Naya Vasquez (Lily Santiago), una guardabosques recién mudada de Los Ángeles; Paul Souter (Sam Neill), jefe de los guardabosques de Yosemite y mentor suyo; y hasta su ex esposa, Jill (Rosemarie DeWitt), una agente de bienes raíces y antigua profesora en una primaria de la zona.
Completan el elenco principal Wilson Bethel como Shane Maguire, un oficial de Control de la Vida Silvestre y ex Ranger, y Jay Stewart, colega indígena de Turner, quien colabora con él para aportarle una mirada a los orígenes de ciertas tradiciones ancestrales del lugar.
En principio, es demasiado obvio que el show está repleto de tópicos como el del agente hosco, atormentado por la pérdida de un ser querido; el de su mentor/jefe que lo sobrelleva porque lo considera como su familia; el de la brillante recién llegada al departamento y, cómo no, el del policía prejuicioso y de poca sesera, entre otros.
En principio, todos menos Kyle y Vasquez prejuzgan a la víctima y la tachan de niña mimada que se aventuró en el entorno del parque nacional y halló su final como consecuencia de su inexperiencia e irresponsabilidad.
Pero los giros del guion, todos certeramente colocados a lo largo de las aproximadamente seis horas de metraje que tiene la producción, nos llevan hacia un recorrido lleno de momentos inesperados y cuyo cierre satisfactorio pudiera no ser la última vez que veamos al personaje de Turner.
Desde una engañosa imagen de simpleza, los escritores Elle y Mark L. Smith elaboran un argumento que, sin llegar a ser un rompecabezas inextricable, funciona como “divertimento con sustancia” para ese público promedio, que acude a este tipo de propuestas en busca de un menú gustoso que no ofrezca riesgo alguno de “indigestión”.
En medio de este contexto, es el desempeño de Bana lo que eleva a Untamed hasta el siguiente nivel y le da un caché que, con una estrella de menor calibre, jamás hubiera tenido. Su representación de un tipo dañado que se mueve con resolución entre las áreas grises del deber, deja atrás aquella cara de buenazo que le vimos como Banner o Héctor, y sin dudas supera la impresión de aquel antagonista olvidable que pretendió acabar con el capitán Kirk y la tripulación de la nave Enterprise.
Junto con el trabajo del elenco, al que no se le pueden poner pegas de ningún tipo, hay que destacar el valor de ese personaje sin rostro que representan Yosemite y los suntuosos ambientes de la Sierra Nevada californiana. La funcional cinematografía planteada por Michael McDonough y Brendan Kuroki Uegama, pone en valor las maravillas naturales de este lugar y sirven como alivio visual en medio de la tensión generada por el creciente suspense de la trama.
Untamed representa todo lo que debería ser una buena historia de misterio. Con actuaciones fenomenales, una ambientación de 10 y un libreto fiable, representa una nueva adición exitosa al catálogo de Netflix y, a la vez, nos complace trayendo de vuelta a Eric Bana, un actor con un rango tremendo al que quisiéramos ver más seguido en producciones de alta exposición. Su éxito de audiencias (llegó a ser la serie más vista de Netflix tras su estreno) le ha hecho ganarse volver para una segunda temporada.
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