Quizá son contadas las ocasiones en las que ha sucedido, pero reconocer a un actor por la frase de un personaje específico, luego de haber tenido una larga trayectoria artística, es bastante difícil. Ese ha sido el caso de Armando Tomey y su “¡Oh, Charito, oh!”, que decía cuando se ponía sobre la piel de Antonio Fresneda en la telenovela cubana Sol de Batey, transmitida por primera vez en 1985.
Gracias a las repeticiones y a cuanto caló en el imaginario popular, 37 años después todavía lo identificamos de esa manera.
Lo que ocurrió en la vida de este actor, ya te lo hemos contado por acá:
Armando Tomey: de alcanzar la fama a distanciarse de los medios y volver a actuar
… pero hoy queremos anunciarte que vuelve a una de sus pasiones, esta vez sobre las tablas.
A partir de mañana, bajo la dirección de José Eduardo Pardo, podrá verse en el Westchester Cultural Arts Center, de Miami, como parte del elenco de la obra Las lloronas. Esta ha sido caracterizada como teatro de inmersión y es una mezcla de drama con algunos momentos de humor negro.
De su trama pudiera decirse que es una actualización del oficio de las plañideras, personas a quienes se les pagaba por llorar en velorios y funerales. Todavía siguen ejerciendo tal oficio en algunos territorios.
“Hiperrealista e impactante” son algunas de las palabras que usan para describirla. Apela a la nostalgia, a momentos cruciales de la historia de Cuba y Estados Unidos. “La obra mostrará cómo la práctica de contratar dolientes profesionales comenzó como una profesión noble, diseñada para ayudar a las familias en duelo, y cómo una llorona distorsionó la práctica en un acto criminal para ganar dinero recurriendo a la extorsión y a otras cosas peores”, han reseñado.
Sobre las tablas estarán interactuando 16 actores, entre ellos, Zully Montero, Lili y Mauricio Rentería, Armando Tomey, Héctor Medina, Catherine Núñez, Fabián Brando, Jorge Melo, Laura Alemán, Boris Roa, Ana Collado, Ariadna González, Agostina Alarcón, Paloma Piedrahita, Yelus Ballestas e Isairis Rodríguez.
La idea original y producción corren a cargo Miguel Maspons, quien, además de ser un abogado formado en la Universidad de Harvard, es también miembro de una familia con generaciones de propietarios de funerarias en Cuba y el sur de la Florida. Debido a lo anterior, este aclaró que “no es un espectáculo autobiográfico, pero definitivamente tiene mucho de mis memorias de muchacho, de mi crianza en una funeraria, mis vivencias con mi abuelo, mi abuela, sus grandes consejos”.
Según ha descrito El Nuevo Herald, en ella se perciben influencias de series de televisión como Six Feet Under y ¿Qué pasa, USA?.
De Armando Tomey habíamos conocido que en su tiempo libre se dedica al arte. Tiene una página web donde exhibe su obra y se presenta como miembro orgulloso de la primera graduación del Instituto Superior de Arte en Cuba, con formación en varias ramas de ese ámbito. En su tienda online hay pinturas, tallas de madera, esculturas y otras artesanías en las cuales emplea elementos naturales y reciclados.
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