Hollywood nos ha hecho creer con frecuencia que los desastres tienen que ver, casi exclusivamente, con ciudades que colapsan ante la intensidad de un terremoto, barcos que naufragan tras chocar con icebergs o aviones que son derribados por la fuerza de algún huracán. No obstante, más allá del cine y su inherente interés en la taquilla, la realidad indica que el desastre no siempre es espectacular, y que sí puede venir del lugar menos esperado para terminar causando un caos total.
La historia que estamos por contarle es un ejemplo de lo anterior. En ella, el principio del fin comienza, más o menos, con un hombre molesto porque un jefe cabezota decidió jugar con su salario.
En enero de 2013, Porter Fisher, ex cliente de una clínica de rejuvenecimiento localizada en Coral Gables, Florida, denunció a sus antiguos proveedores por dedicarse a vender a varios atletas de élite drogas que aumentaban el rendimiento deportivo.
Algunas fuentes dicen que el origen de la “venganza” viene desde el otoño de 2012, cuando los directivos de Biogenesis of America -nombre completo de la clínica-, se negaron a pagar una deuda que tenían con Fisher, quien se dedicaba al fisiculturismo. Tras este suceso, él decidió ir a la policía con los registros que exponían claramente el vínculo de ese centro de salud con jugadores que en ese momento formaban parte de varias organizaciones de Grandes Ligas (MLB, por sus siglas en inglés).
Hasta entonces, Biogenesis —fundada en 2012— había existido con la tapadera de dedicarse a ayudar a sus pacientes a perder peso y proporcionarles tratamientos de reemplazo de hormonas. Luego del inicio de las investigaciones, se supo que, realmente, la entidad se dedicaba a “darle un impulso” a más de una docena de peloteros que pertenecían a la prestigiosa MLB.
Dentro de la lista de “tramposos”, a la cual debemos sumar a los previamente sancionados Bartolo Colón y Melky Cabrera, estaban incluidas otras estrellas como Alex Rodríguez (A-Rod para el resto del planeta), Ryan Braun, Nelson Cruz, Everth Cabrera y Johnny Peralta, más otros ocho colegas de profesión que se desempeñaban en diferentes categorías del béisbol estadounidense.
Y usted dirá, ¿a qué viene todo esto? Pues le explicamos que lo anterior resulta una introducción prudente para conocer al verdadero protagonista de esta estafa deportiva, comparable solamente con aquella ocasión en que ocho miembros de los Medias Blancas de Chicago se “vendieron” a los apostadores durante la Serie Mundial de 1919.
Pedro Publio Bosch nació en Jatibonico, actual provincia de Sancti Spíritus, allá por 1937. Como no le gustó el cariz que tomaban las cosas en Cuba después del 59, par de años después decidió marcharse a Miami junto a su esposa Estela. En el ’63 nació su hijo Anthony, a quien todos conocieron después como Tony.
Este último siempre fue un gran fanático del béisbol, un deporte que, tanto en la tierra de sus padres como en su país natal, era el preferido de millones de personas. No obstante, al parecer no tenía demasiadas condiciones para dedicarse a ello, pues nada más terminar el high school fue directo a seguir los pasos del padre e intentó entrar en la escuela de medicina… en Belice, donde obtuvo su grado.
El menor de los chicos Bosch, entonces, pensó en algo para ganar dinero y mantener unidas sus dos pasiones. Por esos años fue que comenzó con su aventura “antienvejecimiento”.
Para 2009 explotó la primera bomba. Manny Ramírez, por aquella época jardinero de los Dodgers y otrora estrella de los Boston Red Sox, dio positivo por el consumo de gonadotropina coriónica humana (hCG, en inglés), hormona que suele utilizarse para que el cuerpo masculino continúe su producción de testosterona, tras finalizar un ciclo de esteroides.
Según declaró posteriormente el propio Tony Bosch, él mismo suministraba los esteroides al bueno de Manny, junto al cual compartió, incluso, habitaciones de hotel, espacio en donde el poderoso bateador dominicano solía pedirle que le contara algún cuento antes de irse a dormir.
En aquel momento, el inculpado por una corte federal fue Pedro, quien supuestamente también estaba acusado, junto a otros 40 doctores de Florida, de aceptar sobornos de laboratorios de ensayos médicos en ese Estado del sur norteamericano. Al final, el padre de familia quedó absuelto, aunque ahí no terminarían los problemas.
Un año más tarde, el propio Mr. Bosch tuvo que soportar que le fuera retirada la licencia médica a la instalación de rehabilitación conocida como CompRehab Wellness Services, centro que, además de ser “dirigido” por una señora sin asideros legales para ejercer la medicina (se dice que Bosch era la cabeza pensante que aparecía una vez al mes a firmar los papeles), fue declarado como «no operacional» por la autoridades.
Entretanto, Tony puso en marcha Biogenesis, con la enorme suerte de que obtuvo como cliente estelar a A-Rod, archifamoso pelotero que pagaba alrededor de 12 mil dólares mensuales para recibir la crème de la crème en materia de sustancias ilegales.
De esa época data la adicción creciente de Tony a la cocaína, la misma que le hacía gastar aproximadamente seis “grandes” por mes. Presionado por sus ganas de consumir, un día tuvo la necesidad de “tomar” prestados 4 mil dólares de Porter Fischer, a quien luego se negaría a pagar, alegando que aquello había sido una donación. Como consecuencia, Porter se robó unos documentos confidenciales de Biogenesis que reflejaban las actividades ilícitas del centro y, posteriormente, puso todo en manos de las autoridades.
El problema concluyó en 2014, con Bosch Jr. aceptando su culpabilidad en lo que las leyes americanas denominaron “conspiración para distribuir testosterona”. Como pena, le tocó cumplir cuatro años en una prisión federal. Además, se le prohibió poseer, operar, actuar como consultante, estar empleado o participar de manera alguna en cualquier cosa relacionada con la medicina hasta octubre de 2019.
A pesar de todo, los Bosch no parecen haber aprendido la lección. En marzo del propio 2019 fue noticia que Nuceria Nutrition Inc., nueva clínica antienvejecimiento establecida por Tony y dirigida por Pedro, había sido aparentemente vinculada con Antonio Brown, estrella del fútbol americano, quien supuestamente se había convertido en cliente suyo.
Resulta que en el Instagram de Nuceria fue publicado un video en el que Brown aparecía entrenando junto a Mike Junco, asistente de salud de esa entidad. Al salir a la luz las imágenes, Robert Santini, portavoz del estelar wide receiver de los Pittsburgh Steelers y Oakland Raiders, negó cualquier vínculo del jugador con los Bosch y solicitó que el video fuera borrado de las redes.
Por su parte, al ser cuestionado, Pedro Bosch se negó a decir si había tratado o no a Anthony Brown. Esperemos que al final sea verdad, antes de que la carrera de Brown, probable miembro del Salón de la Fama de la NFL, se tuerza igual que la de A-Rod.
P.D: El documental Screwball (disponible en Netflix) detalla el escándalo de dopaje y la relación de Bosch con estos atletas. Acá te dejamos con el trailer:
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