Ya las historias de gente rica con un montón de esqueletos en su clóset no asombran a nadie. Lo maravilloso que tienen es que, a pesar de ser más predecibles que el peinado de Donald Trump, se las arreglan para “enganchar” gente con la misma facilidad que las drogas duras.
Que Nicole Kidman aparezca en una serie de televisión es cosa notable, y si además viene acompañada de Hugh Grant, el actor que odia actuar, pues están garantizadas las expectativas para buena parte de la audiencia que esperaba ver The Undoing, adaptación que hizo David E. Kelley de You Should Have Known, la novela de Jean Hanff Korelitz
La miniserie de seis episodios nos presenta el cliché máximo de este tipo de relatos repletos de drama y suspenso: Grace Fraser (la Kidman, quien también produce) es una mujer de la alta sociedad, en este caso neoyorquina, que vive idílicamente junto a su cuasi perfecto esposo Jonathan (Grant), pediatra que trata a niños con cáncer, y su hijo adolescente, Henry (Noah Jupe), quien asiste al colegio privado Reardon.
En cuestión de días, la misteriosa muerte de Elena Alves (Matilda De Angelis), nueva integrante del comité de padres de Reardon, se conjuga con la desaparición de Jonathan, y ambos sucesos marcan el comienzo del fin para el castillo de cartas que la propia Grace ha ido armando durante años.
A partir del punto de quiebre, se suceden disímiles giros en el guion, unas cuantas verdades a medias, varias revelaciones inesperadas y muchas críticas al estilo de vida de los vecinos del Upper East Side, todos elementos colocados y recreados por Kelley y la directora Susanne Bier con precisión de cirujanos.
Lo más destacable de The Undoing es que, aunque en ocasiones los televidentes más avezados podrán leer entre líneas y anticiparse al curso de los acontecimientos, la producción está tan bien construida que tendrá a muchos al filo del asiento, preguntándose qué será de la sufrida señora Kelly y su muchacho, a quien ella intenta proteger de la avalancha al precio que sea necesario.
Al fin y al cabo, que los ingredientes sean comunes no quiere decir que la receta deje de ser sabrosa.
Si algo da particularmente en el clavo es la elección del elenco. La Kidman está inmaculada en su interpretación de la siquiatra contrariada por las circunstancias, rol en el que que ha terminado por hacer una suerte de doctorado, a fuerza de repetirlo tantas veces.
Su personaje, que trabaja ayudando a otros a resolver sus problemas de pareja, curiosamente es incapaz de lidiar con los suyos propios y eso le da más matices a su clásica representación de una mujer blanca de estatus acomodado. Así, Nicole se las arregla para, por detrás del primer plano, mostrar fisuras en su personalidad, que van desde la influencia de su poderoso padre (Donald Sutherland) en diferentes asuntos vitales, hasta la forma en que lidia con la infidelidad y su absorbente vínculo con Reardon.
El personaje que se le ha dado a Grant parece construido a la medida para el actor inglés, pues el protagonista de Four Weddings and a Funeral resulta encajar como nadie en ese retrato del caballero sonriente pero con intenciones ocultas.
Además, Jupe, a quien ya vimos en la fantástica The Night Manager, Edgar Ramírez (Wasp Network) como el detective Joe Mendoza, Lily Rabe (American Horror Story) en el papel de Sylvia Steineitz y la aparición especial de Mr. Sutherland como Franklin Reinhard, el papá de Grace, complementan a la “feliz” pareja de una manera inmejorable.
Tanto el show como el texto original van de cómo solemos idealizar el amor y convertirlo en algo que no es en realidad. Por ese camino se mueve The Undoing, una propuesta que ha sido etiquetada por unos como aburrida y predecible, mientras que otros reconocen su capacidad para conectar con el público y mantenerlo en vilo durante las aproximadamente seis horas que dura el metraje total.
El veredicto de Cubalite es que la miniserie vale la pena fundamentalmente por la forma de contar, que, si bien es un copy+paste de otras tantas cosas que hemos visto, no deja de funcionar como uno espera y puede hacerle pasar un rato entretenido frente a la pantalla. Además, hay que romper una lanza por las actuaciones de Grant y Kidman, quienes aquí, igual que sus alter egos, estuvieron en la élite.
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