Recuerdan trágica muerte de Enriquito Almirante: El prometedor actor que falleció sobre el escenario

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Enriquito Almirante. Foto tomada de una publicación en Facebook del usuario Rey González.

Pocas historias resultan tan conmovedoras y desconocidas a la misma vez, como la de Enrique Almirante hijo, un joven actor que heredó no solo el nombre de su famoso padre, sino también su talento y pasión por el mundo del entretenimiento. Su trágica muerte a los 17 años, durante una función teatral, sigue siendo recordada como una dolorosa pérdida para quienes lo conocieron y disfrutaron de su trabajo.

Nació en el seno de una familia donde el arte era más que una profesión: era una vocación. Su padre había establecido un nombre respetado la actuación, y desde temprana edad, el pequeño mostró que había heredado ese don especial para la interpretación.

Quienes pertenecieron a su generación, lo recuerdan vívidamente en varios programas de la televisión cubana de los años 60. Como señaló recientemente el usuario Rey González en una publicación de Facebook dedicada a recordar a actores cubanos: «Era muy popular (…), siguió los pasos de su padre y, a sus 17 años, ya actuaba con talento y entrega sobre los escenarios».

La versatilidad de Enriquito se manifestó tanto en teatro como en televisión. Carlos Lino Castellón recordó, en la propia red social, que el jovencito interpretó a Marcialito Alvarado en la serie de aventuras Los Bucaneros, que se televisó entre 1965 y 1966, convirtiéndose en uno de los programas más populares de la época. Además, participó en otros shows infantiles, donde su carisma natural y su talento lo convirtieron en una figura querida por los televidentes.

Su presencia en pantalla era notable, y muchos veían en él a un miembro destacado de la nueva generación de actores cubanos. La combinación de su herencia artística y sus dotes auguraban un futuro brillante en el mundo del espectáculo.

Sin embargo, detrás del éxito y la popularidad, Enriquito luchaba contra una condición que marcaría trágicamente su destino: el asma. Según relató su medio hermano, Carlos Enrique Almirante, en una entrevista para La hora de Carlos, programa presentado por Carlos Otero, el joven actor «era muy asmático» y esta condición afectaba significativamente su vida cotidiana.

La familia vivía inicialmente en Fontanar, Boyeros, pero el microclima de esa zona agravaba la condición respiratoria de Enriquito, por lo que se vieron obligados a mudarse al Vedado en busca de un ambiente más favorable para su salud. A pesar de estas precauciones, el asma siguió siendo una constante preocupación.

El 2 de junio pasado, Rey González recordó en redes sociales los detalles de aquella noche en que perdió la vida Almirante. Durante una función de la obra La Panadería, en el Teatro Mella, el histrión sufrió un ataque de asma en pleno desarrollo de la representación.

La obra, presentada por el Teatro Político Bertolt Brecht y dirigida por Mario Balmaseda, contaba con un elenco estelar que incluía al propio Balmaseda, René de la Cruz y Luis Alberto García, entre otros. El grupo artístico estaba bajo la dirección general de René de la Cruz, indicó González.

Lo que ocurrió revela el carácter y la dedicación profesional de Enriquito. Según el relato de su medio hermano, cuando le dio el ataque de asma en mitad de la obra, siendo él el protagonista, le sugirieron detener la función. Sin embargo, el adolescente, con una determinación que honraba la tradición teatral, insistió en continuar: «Le dijeron que lo mejor era detener la función, pero él dijo que quería seguir».

«Mi papá creo que estaba en el público, sentado ahí, y terminando la obra le dio un paro respiratorio y creo que no llegó ni al hospital», recordó Carlos Enrique con dolor.

La muerte de Enriquito representó una pérdida irreparable para sus familiares y seguidores. Como señaló Rey González: «Murió haciendo lo que amaba, sobre las tablas. Una gran pérdida para el arte cubano, y un recuerdo que todavía duele entre quienes lo conocieron o lo vieron crecer.»

Carlos Enrique Almirante, quien nunca llegó a conocer a su medio hermano por haber nacido después de su muerte, lo describió con admiración: «Era un actor espectacular de teatro y tenía un futuro increíble.» Esta valoración, hecha por alguien que conoció su legado a través de los testimonios familiares, habla del impacto duradero que tuvo aquel adolescente.

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