Muchos artistas hubieran querido comenzar su carrera en la música de la forma en que lo hizo Alberto Polanco. Mientras era todavía un niño, alcanzó la fama gracias a su interpretación del tema Como un príncipe enano, el cual grabó junto al Coro Solfa y la Schola Cantorum Coralina y se terminó convirtiendo en parte de la banda sonora de toda una generación. La canción apareció en disímiles actos políticos y culturales y llevó al jovencito hasta millones de cubanos a través de las pantallas.
Según contó en una entrevista en 2018, al ser interrogado sobre las supuestas dificultades de verse en el centro de atención a la edad de 10 años, contestó: “para mí nunca lo fue realmente. Creo que llegué a cantar por intuición. Desde pequeño, en mi barrio de La Habana Vieja, estuve pasando por diferentes proyectos y participé en programas infantiles, gané algunos premios en concursos de aficionados, por eso llegar a ese lugar fue para mí como un juego porque nunca sentí nervios ni miedo de hacerlo”.
“Siempre me interesé por ese mundo, por el baile, la actuación y cosas similares. Sin embargo, el canto sí fue innato. Yo, incluso, era el que le pedía a mi mamá que me llevara a los cursos, conciertos y lugares en donde se hacía música y nunca fue al revés”, confesó.
Durante esa época de gran popularidad, en donde coincidió con otros jóvenes talentos como Jenny Sotolongo, Polanco visitó el programa 23 y M, en donde contó que su “seño” del círculo fue una de las artífices a la hora de encaminar su pasión. Lo curioso es que, a diferencia de otros tantos casos, en la familia de Alberto nadie más se había dedicado antes al arte.
El nacido el 19 de abril de 1989 estudió en el Conservatorio Amadeo Roldán el nivel medio de fagot y a la altura de 2008 entró a cursar sus estudios superiores en el ISA, centro de donde se graduó en 2012 como fagotista. Este título vino a complementar un currículum que ya incluía el paso por todos los niveles de enseñanza artística en la Isla, en donde se formó también como cantante.
Además de ser instrumentista certificado, Polanko (nombre artístico que eligió) desarrolló interés por el teatro musical. Por eso, luego de terminar el ISA, pasó un curso de danza contemporánea con Isabel Bustos en la Compañía Retazos e hizo uno de actuación, impartido por el ya desaparecido maestro José Antonio Rodríguez.
Gracias a las nuevas oportunidades que se le abrieron después de ello, llegó al espectáculo Bésame Mucho, de la compañía Yoldance, con el cual viajó por varios países como actor, bailarín, saxofonista y fagotista.
Otra de las grandes experiencias que vivió por entonces fue la de protagonizar la versión inicial del musical Carmen, la cubana (originalmente llamada Carmen, el amor cubano) junto Luna Manzanares, Miriam Socarrás, Joaquín García, Maikel Lirio, Yordano Cárdenas, Laritza Pulido, Emán Xor Oña y Jazz Vilá.
Hasta noviembre de 2013, él había trabajado en solitario con su propia banda, vinculada a la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos “Antonio María Romeu”. Sin embargo, en esa época, por pura casualidad, le llegó el chance de ser parte de algo más grande.
“Por aquel tiempo me contactó Maylán Ávila, quien había cantado conmigo el tema del príncipe enano, para que participara en la celebración por los 20 años del Coro Solfa. Durante la gala cerramos con aquel tema, el cual hice con dos niños de la agrupación y el resultado fue muy bonito. Curiosamente, en el público estaba Yuly, la directora de Havana C, quien tenía a su hijo en el coro. Ella me vio allí y dos días después me llamó para decirme que andaba buscando a alguien como yo para sumarlo al grupo”.
En 2018, Alberto fue invitado por un amigo para participar en la XI edición del Concurso Internacional de Música Popular para Vocalistas y Bailarines, Aprila Pilieni (Gotas de Abril), realizado en la ciudad de Bauskas, Letonia. Contra todo pronóstico, se llevó el primer premio de la justa, gracias a su interpretación del tema Vivir mi vida, popularizado por Marc Anthony.
“Para mí fue una sorpresa, porque sinceramente no fui con ninguna intención de salir con un premio ni nada parecido, pero a veces, cuando vas sin expectativas, suceden cosas que no esperas. Fui allí con la idea de tener un reto más en mi carrera. Fue muy gracioso cuando recibí el premio, porque en mi cara se notaba que no esperé nunca aquello”.
A pesar de mantenerse como vocalista de Yuly y Havana C, en ningún momento descuidó su proyecto personal, Clave Tropical, con el que tuvo la posibilidad de hacer una gira de poco más de 10 días por Venezuela en 2016.
Lo de probar con nuevos empleos nunca ha sido un impedimento para este joven, pues, de acuerdo con su perfil en la red social LinkedIn, mientras estuvo en Cuba trabajó como asesor en gestión comercial y marketing en Musicuba (2016-2018), también fue profesor en el Instituto Cubano de la Música (2009-2011) e incluso se desempeñó como camarero en el restaurante La Catedral durante unos meses de 2010.
Por esa razón, desde que se mudó a España en noviembre de 2019, rápidamente comenzó a aprender cosas nuevas para tener más oportunidades. Luego de su llegada a la nación ibérica completó un curso de operador de maquinaria en Burgos, y dos en la Asociación Tutelar Asistencial de Discapacitados Intelectuales (ATADES): uno de control de almacén y otro de atención al cliente en la venta.
Si bien tiene nuevos roles y responsabilidades del otro lado del Atlántico, Alberto, quien es padre de dos niños, ha logrado mantenerse muy cerca de la música, como podemos ver sobre todo en su perfil de Instagram. Entre sus principales actuaciones en ese territorio europeo se cuenta el haber compartido escenario con Cimafunk en el club nocturno La Riviera, de Madrid, urbe en donde actualmente vive.
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